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LiteraturaBiografía

Grosso, Alfonso (1928-1995).

Narrador español, nacido en Sevilla en 1928 y fallecido en Valencina de la Concepción (Sevilla) en 1995. Autor de una espléndida producción narrativa que parte del realismo social para acabar buscando la renovación de la novela española con la incorporación de diferentes técnicas formales de carácter experimental, está considerado como una de las voces más representativas de la prosa de ficción dentro de la denominada Generación del Medio Siglo, al lado de otros novelistas tan destacados como Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Jesús Fernández Santos, Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio y -entre otros- Juan Goytisolo. Además, la crítica especializada se ha mostrado unánime a la hora de reconocer la importancia de Alfonso Grosso como catalizador (al lado del también sevillano José Luis Ortiz de Lanzagorta) del auge experimentado por la novela entre los escritores andaluces de la segunda mitad del siglo XX, llamado en alguna ocasión "Boom de los narraluces".

Hombre de acusada sensibilidad artística que se manifestó -entre otras muchas virtudes estéticas de su prosa- en una exquisita labor de orfebrería barroca aplicada a la expresión lingüística, Alfonso Grosso se dio a conocer como escritor a mediados de los años cincuenta, cuando entregó a la imprenta Por el río abajo (1956), un libro de viajes escrito en colaboración con el escritor madrileño Armando López Salinas. A partir de entonces, emprendió una fecunda actividad literaria que dio pie, en primer lugar, a una etapa narrativa inicial plenamente inserta en los cauces estéticos y temáticos del realismo social, y caracterizada por las hondas preocupaciones políticas del autor sevillano. Apareció, así, a comienzos de los años sesenta su primera narración extensa, en la que, bajo el título de La zanja (1960), Alfonso Grosso ofrecía al lector una minuciosa relación de los sucesos ocurridos en el plazo de un día en el pequeño pueblo andaluz de Valdehigueras, reconstrucción de un acusado realismo que volvió a hacerse patente en su segunda entrega novelesca, Un cielo difícilmente azul (1961), que narra las peripecias cotidianas en la vida de dos camioneros.

Tocado, en aquel primer lustro de los años sesenta, por una rara fecundidad literaria, al año siguiente el escritor hispalense publicó su primera colección de narraciones breves, Germinal y otros relatos (1962), a la que de inmediato se sumó una nueva novela, Testa de copo (1963), en la que las preocupaciones sociales de Alfonso Grosso tomaban como punto de partida la relación de un desgraciado error judicial. Al cabo de un año, una nueva entrega novelesca, publicada bajo el título de El capirote (1964), vino a clausurar esta fructífera etapa inicial de su obra, en la que no aparece ninguna concesión a cualquier propuesta estética o ideológica ajena a la moda imperante del realismo.

Un segundo período en su producción literaria puede advertirse a raíz de la publicación, a finales de los sesenta, de Inés just coming (1968), novela en la que Alfonso Grosso comenzó a desligarse del realismo social para buscar ciertas innovaciones técnicas que acompañasen, en el plano de la expresión, las novedades temáticas manifiestas en el contenido de esta obra. Los primeros cambios empezaron a ser bien visibles en su estilo, caracterizado a partir de entonces por el empleo de una rica, brillante y elaborada prosa literaria que, a la postre, acabó por convertirse en una de las principales señas de identidad de su quehacer narrativo. Esta notoria evolución fue bien recibida por los lectores y, sobre todo, por la crítica especializada, que a comienzos de los años setenta otorgó su galardón más prestigioso (el "Premio de la Crítica") a la nueva novela presentada por Alfonso Grosso, Guarnición de silla (1970), un espléndido "retrato de familia" de los Caballero, adinerados bodegueros jerezanos.

Consagrado, merced a este reconocimiento unánime de críticos y lectores, como uno de los prosistas más brillantes de las Letras españolas contemporáneas, al cabo de dos años volvió a reafirmar su madurez narrativa con la publicación de Florido mayo (1973), novela distinguida con otro de los principales galardones literarios que entonces se concedían en España, el "Premio Alfaguara". Cada vez más consolidado entre las elocuentes voces narrativas que habían surgido de la "Generación del Medio Siglo", al cabo de dos años quedó finalista en el "Premio Planeta" con su novela titulada La buena muerte (1976), puesto que volvió a alcanzar, dos años después, con su siguiente entrega narrativa, publicada bajo el título de Los invitados (1978). En esta novela, Alfonso Grosso volvió los ojos a su etapa inicial y recuperó su vieja afición a convertir en material literario un suceso real (en este caso, el famoso "crimen de Los Galindos"), aunque sin perder por ello un ápice de esa riqueza estilística que había ido adquiriendo con el paso de los años.

Su producción literaria continuó en los años ochenta con nuevas narraciones como El correo de Estambul (1980), Con flores a María (1981), Toque de queda (1983), Otoño indio (1984), El aborto de María (1985) y El crimen de las estanqueras (1985), obras que, aunque adornadas con el sello inconfundible del gran escritor sevillano, no trajeron grandes aportaciones al conjunto de su prosa de ficción. Es autor también de dos trilogías, A la izquierda del Sol y Giralda (1982, 1983 y 1984); de varios libros de viajes -entre ellos, A poniente desde el Estrecho: Entre dos banderas (1990)-; y de diferentes obras escritas en colaboración con otros autores, como Los días iluminados (1965) -en la que trabajó con Francisco Ontañón- y Circo (1972) -donde colaboró con Manuel Barrios.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.