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HistoriaPolíticaBiografía

Griffenfeld, Peder Schumacher. Conde de (1635-1699).

Político y diplomático danés, nacido en Copenhague en 1635 y fallecido en la misma ciudad, en 1699. Nacido en el seno de una familia de alta burguesía enriquecida por el comercio, estudió en las mejores instituciones académicas de Dinamarca hasta 1655, en que comenzó varias estancias en el extranjero para perfeccionar su formación. De vuelta a su país, en 1664 logró que el rey danés, Federico III, le nombrase bibliotecario y archivero real, un puesto en consonancia con su vasta erudición, pero que no colmaba del todo sus incipientes intereses en la política del reino.

La cercanía de este puesto al entorno regio hizo posible que, en los sucesivos meses, trabara una buena relación con el monarca, hasta el punto de que éste, en 1665, le invistió con el cargo de secretario de cámara. Federico III fue un rey que tuvo que vencer las reticencias de la nobleza danesa antes de subir al trono, y también sufrió las consecuencias del sistema feudal danés, que entregaba a los grandes señores amplias potestades territoriales, además de algunas prerrogativas públicas, como el cobro de impuestos y la administración de justicia. En este contexto, Schumacher, ferviente partidario también del autoritarismo regio en contra de la nobleza, por sus propios intereses clasistas (procedía de la burguesía), se convirtió en el más firme apoyo de la política absolutista de Federico III, un programa en el que también se encontraban medidas para la modernización del aparato de Estado, pero que chocaría no pocas veces con el todavía gran poder de las familias nobles danesas.

El primer paso para la restitución del autoritarismo regio fue la redacción de la Ley Real (1665), un documento no exento de aplicaciones prácticas pero en el que, por encima de ellas, se elaboraba toda una teoría política acerca de la preeminencia de la monarquía por encima de los nobles. Como es lógico suponer, las protestas del estamento privilegiado fueron enormes, pero Federico III, a instancias de su secretario Schumacher, inició una política de ennoblecimiento de los miembros de la alta burguesía, con el objetivo de crear una base social de apoyo a sus reformas. De esta manera, y en un proceso similar al ocurrido en toda Europa durante los siglos XVI y XVII, la nobleza de alcurnia (noblèsse d'epée) pasó a competir en nivel social con la burguesía ennoblecida como nobleza de servicio (noblèsse de robe). El propio Schumacher fue uno de los primeros favorecidos por esta innovación, al recibir, en 1670, el título de conde de Griffenfeld. Poco tiempo después, falleció Federico III, con lo que el verdadero enfrentamiento entre Schumacher y la nobleza se aprestaba a llegar en el siguiente reinado.

El sucesor de Federico III fue su hijo, Christian V, un joven belicoso cuyas ambiciones territoriales harían entrar a su reino en grandes divergencias y contiendas bélicas. A pesar del cambio en el trono, Schumacher no sólo continuó con su puesto de privilegio en la corte danesa, sino que aumentó su presencia en la política del país, especialmente en 1674, cuando fue nombrado Primer Canciller. La relación entre Christian V y Schumacher no fue, ni mucho menos, tan fluida como lo había sido entre su padre y el conde; los principales enfrentamientos, con la aquiescencia y la colaboración de la nobleza de alcurnia, se centraron en la política exterior. Schumacher, un tanto a imagen y semejanza de la obra política del canciller sueco Axel Oxenstierna el siglo anterior, quería una paz duradera y crear una Liga Escandinava a todos los niveles (económico, comercial y militar), para poder competir en igualdad de condiciones con los rivales europeos. Christian V, por el contrario, pretendía reconquistar por la fuerza de las armas varios territorios daneses perdidos en el reinado de su padre, especialmente la Pomerania danesa, en manos de Suecia desde el fin de la Guerra de los Treinta Años (1648).

Las divergencias entre el canciller Schumacher y el rey fueron aprovechadas por la nobleza, especialmente en 1675 cuando el conde, en un desesperado intento de detener la inminente declaración de guerra a Suecia, negoció en secreto con Francia la disuasión del rey Christian V, mediante amenazas de intervención. Los espías nobiliarios interceptaron la comunicación de Schumacher y le llevaron ante el rey, donde fue acusado de traición a la patria. Al año siguiente fue juzgado y declarado culpable, por lo que el patíbulo fue su condena; no obstante, gracias a la presión del grupo de burgueses ennoblecidos por Federico III, en 1676 se logró que, a última hora, cuando Schumacher ya se encontraba ante el verdugo, Christian V conmutase la pena capital por una prisión perpetua. Así fue como el conde de Griffenfeld pasó sus últimos años de vida hasta su fallecimiento, en 1699, curiosamente, año también del fallecimiento de Christian V.

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez