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Gregorio XIII, Papa (1502-1585).

Papa de origen italiano cuyo nombre original era Hugo Boncompagni, nacido en Bolonia el 1 de enero de 1502 y muerto en Roma el 10 de abril de 1585. Fue Papa desde el 13 de mayo de 1572 hasta su muerte casi trece años después. Aplicó las disposiciones del Concilio de Trento, en especial las referentes a la formación del clero como la apertura de seminarios. También publicó el Corpus Iuris Canonici y reformó el calendario.

Jurista, legado y cardenal

Era hijo del mercader Cristóbal Boncompagni y de Ángela Marescalchi. Así, dotado de medios, pudo estudiar Derecho en la Universidad de Bolonia. Se doctoró en 1530 (tenía 28 años) en Derecho Canónico y Civil. A continuación enseñó en la misma universidad durante ocho años, entre 1531 y 1539, teniendo como alumnos a personajes como San Carlos Borromeo, Alejandro Fanesio, Stanislaus Hosius o Reginald Pole (todos cardenales más tarde). En esta última fecha se trasladó a Roma, solicitado por el cardenal Parisio, ocupando diversos cargos: referendario y abreviador pontificio y juez del Capitalio. En 1545 el papa Paulo III le envió al Concilio de Trento como jurista.

En 1548 tuvo un hijo natural, Giacomo (más adelante castellano de Sant’Angello y militar en los ejércitos veneciano y español), pero a partir de entonces dio muestra de un comportamiento irreprochable. Con Julio III (1550-1555) tuvo varios encargos, entre ellos el de legado en Campania (1555). En 1556 Paulo IV le incluyó en la comisión de reforma de la Iglesia. En la misma fecha marchó, en misión diplomática, a Francia y Flandes (Bruselas) junto con el cardenal Carlos Caraffa. En 1558 fue ordenado obispo de Veste, tomando parte en las últimas sesiones del Concilio de Trento (hasta 1563). Por fin, el 12 de marzo de 1565, el papa Pío IV le nombró cardenal de San Sixto. Legado pontificio en España para investigar el asunto del arzobispo toledano Bartolomé Carranza, se ganó el aprecio del rey Felipe II. Luego, en diciembre de 1565, al ser elegido nuevo papa Pío V, dirigió la Secretaría de breves.

El pontificado de Gregorio XIII

A este papa, Pío V, sucedió el 13 de mayo de 1572, siendo elegido en un cónclave rápido a causa del apoyo del rey español y del cardenal Antonio Granvela, aunque fue bien acogido por los demás países católicos europeos. Tenía setenta años y tomó el nombre de Gregorio XIII como muestra de respeto hacia San Gregorio I Magno. Poco influenciado por sus colaboradores, aunque los tuvo muy capaces (San Carlos Borromeo o el cardenal Gulli, secretario de Estado) aplicó una política pontificia independiente.

Puso intenso empeño en aplicar las disposiciones del Concilio de Trento (residencia de obispos, fin del nepotismo y de los abusos en cargos eclesiásticos, etc.), mediante visitas apostólicas a las provincias eclesiásticas de Italia o a través del envío de nuevas nunciaturas a mayor número de países europeos (para Alemania creó una congregación especial de cardenales). Se sirvió también del empuje de las órdenes religiosas recién creadas, como la Compañía de Jesús, a la que favoreció considerablemente, o la capuchina, a la que dio permiso para extenderse fuera de Italia. Asimismo, reformó o confirmó la reforma de otras existentes ya de antiguo, como en 1580 la de carmelitas descalzas (iniciada por Santa Teresa de Jesús) o la de los trinitarios o premonstratenses (canonizó a su fundador, San Norberto, en 1582). También aprobó el Oratorio fundado por San Felipe Neri en 1575 y la orden barnatiba (1579).

Con el objetivo de mejorar la formación teológica y filosófica del clero, para los lugares donde era difícil la creación de seminarios según disponían los cánones de Trento, creó o sostuvo colegios romanos, gastando importantes cantidades en ello: el colegio jesuita (el origen de la Pontificia Universidad Gregoriana), el colegio germánico (fundado por Julio III en 1573, a él se adscribió más tarde el colegio húngaro), el colegio inglés (1579), el colegio irlandés, o los colegios griego (1577), armenio y maronita (1584), estos tres para sacerdotes de rito oriental, e incluso uno para conversos judíos y musulmanes. Promovió también las misiones, que desde principios de siglo se habían revitalizado enormemente con los descubrimientos de nuevas tierras: de Japón y China encargó a los jesuitas; de Filipinas a los agustinos y franciscanos; de América a los misioneros enviados por la Corona española. Se interesó por la unidad con la Iglesia de Oriente, pero no obtuvo frutos. Otras medidas que aplicó fortalecieron al Papado como institución; dio más competencias a la Congregación cardenalicia de Obispos, una especie de asamblea de examen de las distintas cuestiones religiosas.

Trató de reorganizar, sin éxito, una alianza contra los turcos, que no pudo formar por las rencillas entre los estados cristianos y por los tratados de paz de Turquía con Venecia y España. Tampoco logró hacer retroceder a los protestantes (hugonotes) en Francia, a pesar de la ayuda que dio a Enrique III y a que aquellos que habían sufrido un duro golpe la Noche de San Bartolomé (24 de agosto de 1572; aunque Gregorio XIII celebró la victoria con un Te Deum, no parece seguro que tuviese entonces conocimiento de la matanza, que más adelante reprobó); ni destronar a Isabel I de Inglaterra tras dos fallidos intentos de invasión (Thomas Stukeley en 1578 y James Fitzmaurice en 1579), ni consolidar la inicial conversión del rey luterano sueco Juan III Vasa. No obstante, a la larga consiguió restaurar el catolicismo en Alemania e Inglaterra. Más resultados inmediatos obtuvo en su defensa en los Países Bajos meridionales (Bélgica) y en Polonia (donde reconoció como rey a Esteban Bathory a pesar de la oposición inicial de Iván IV). Llegó a recibir en 1585 una embajada de príncipes japoneses en agradecimiento a los misioneros que enviaba.

Por otra parte, fue un papa con acusados rasgos renacentistas por su papel en las ciencias y en las artes. Tras consultar al jesuita Cristóbal Clavius, y para fijar con exactitud las fechas de la celebración de la Pascua, el 24 de febrero de 1582 (a través de la bula Inter gravissimas) reformó el calendario, llamado en su honor “gregoriano”. El anterior calendario juliano había ido acumulando una inexactitud de diez días de más (once minutos por año), suprimidos entre el 4 y el 15 de octubre de ese año. El nuevo calendario, en el cual el año pasaba a tener 365 días, 5 horas, 49 minutos y doce segundos, se aplicó al principio sólo a los estados católicos, pues los demás lo rechazaron por rivalidad. Sin embargo, por su validez, fue aceptado por los países protestantes en el s. XVIII y por los ortodoxos en el XX.

En su pontificado se encargó el Martyrologium Romanum (‘Martirologio romano’, dirigido por el cardenal César Baronio, sustituiría a los demás martirologios en uso) y se publicó en 1582 el Corpus iuris canonici (recopilación jurídica iniciada por Pío IV, en la que él mismo había trabajado antes de ser papa). Embelleció Roma para el jubileo de 1575, construyendo varias fuentes (Piazza Navona, Piazza del Pòpolo, Piazza del Pantheon), un granero en las termas de Diocleciano (1575) y el palacio del Quirinal (1580); abrió en el Vaticano la Galleria delle Carte geografiche (‘Galería de cartografía’). Aún en vida, le fue erigida una estatua en el Capitolio. Muerto en 1585, tenía entonces ochenta y tres años de edad. Fue enterrado en la capilla Gregoriana de San Pedro, y más tarde se diseño para él un artístico sepulcro barroco. Le sucedió el papa Sixto V.

Enlaces en Internet

http://gallery.euroweb.hu/html/r/rusconi/gregory.html ; Página con información sobre el sepulcro de Gregorio XIII (en inglés).

Bibliografía

  • FLICHE, A. y MARTÍN, V. Historia de la Iglesia. Vol. XIX: “Trento” y vol. XX: “La restauración católica”. (Valencia, Edicep: 1976).

  • JEDIN, H. Manual de Historia de la Iglesia. Vol. 5: “Reforma protestante, reforma católica y contrarreforma”. (Barcelona, Herder: 1986).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez