A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
MúsicaLiteraturaBiografía

Fallon, Diego de J. Vicente (1834-1905).

Poeta, traductor, profesor, compositor e intérprete musical colombiano, nacido en Santa Ana (actualmente Falán, en el departamento de Tolima) en 1834 y fallecido en Bogotá en 1905. Poseedor de una brillante ejecutoria musical que le permitió, entre otros grandes logros, inventar y difundir entre sus paisanos un novedoso sistema de notación musical, fue también autor de una breve pero intensa producción lírica que le configura como uno de los poetas más representativos del movimiento romántico en las Letras colombianas decimonónicas.

Nacido en el seno de una familia de orígenes europeos -era hijo de un emigrante irlandés casado con una colombiana-, pronto tuvo ocasión de desplazarse a Inglaterra para cursar allí estudios superiores de Ingeniería. Sin embargo, a pesar de haber recibido esta formación científico-técnica, el joven Diego Fallon enseguida se dejó arrastrar por su innata vocación humanística, orientada desde el comienzo de su vida profesional hacia el sendero de la docencia. Al mismo tiempo, fue perfeccionando sus extraordinarios conocimientos musicales hasta convertirse en un excelente intérprete de violín, piano y guitarra, y en un audaz compositor que, consciente de las dificultades que arrastraba la enseñanza y práctica de la música entre una población de escasa o nula formación musical, desarrolló una interesante propuesta recogida en su obra Arte de leer, escribir y dictar música, sistema alfabético comparado con la notación conocida. A raíz de la difusión de este texto -que venía a sumarse a su infatigable labor docente y a su reconocido magisterio literario-, Digo Fallon se convirtió en uno de los personajes más destacados de la intelectualidad colombiana de la segunda mitad del siglo XIX, y ejerció una notable influencia entre las jóvenes generaciones de músicos y poetas que habían recibido su legado. Tanto relieve llegó a adquirir su figura en los círculos culturales y sociales de su país natal, que, en 1930, a los veinticinco años de su desaparición, su ciudad natal fue bautizada con el nombre de Falán, en homenaje al apellido de su hijo más ilustre.

Fallon, que había llegado al mundo de la música desde su vivo interés por las ciencias matemáticas, desarrolló a su vez un extraordinario entusiasmo hacia la creación poética merced a la sensibilidad artística que en él despertó y acrecentó el cultivo de la música. Convertido en uno de los principales animadores de la célebre tertulia literaria El Mosaico, dio a conocer allí una serie de composiciones poéticas que inmediatamente hallaron eco entre los congregados en torno a los contertulios, quienes se apresuraron a imprimirlas y difundirlas en veloces hojas volanderas que llevaron los versos de Fallon hasta todos los rincones del país. Especial atención mereció, desde su primera lectura en El Mosaico, el poema titulado "La luna", una extensa composición romántica en la que Diego Fallon centraba su atención sobre el astro nocturno para dar rienda suelta a su intensa religiosidad, que a lo largo de la sólida estructura verbal del poema se manifiesta en una mística aspiración de infinitud y en la celebración del aislamiento y el recogimiento propiciados por la obscuridad. Alentado por la rigurosa perfección formal del verso de Diego Fallon -quien, como autor literario, se mostró más cercano al legado clásico que a las innovaciones propuestas por los jóvenes poetas colombianos-, el lector se siente invitado a ascender por el envolvente edificio verbal del poema hasta experimentar los mismos deseos de eternidad e infinitud que alentaron a su creador.

La suma de la producción poética de Diego Fallon, que no comprende más de una docena de composiciones, fue recogida y publicada por Miguel Antonio Caro en el último cuarto del siglo XIX, en un volumen titulado Poesías de Diego Fallon y José María Roa Bárcena (Bogotá: Librería Americana, 1882). Previamente, sus poemas (entre los que cabe destacar, además de "La luna", otras brillantes composiciones como las tituladas "La palma del desierto" y "Las rocas de Suesca") habían circulado profusamente en papeles sueltos difundidos desde la mencionada tertulia de El Mosaico, e incluso habían sido objeto de una primera edición que, bajo el título genérico de Poesías (Bogotá: M. Rivas, [s.d.]) los presentaba sin demasiada fiabilidad. Casi cien años después, vio la luz la edición definitiva de su breve creación poética, en un libro que, titulado Diego de J. Fallon. Poesía (Bogotá: Biblioteca Banco Popular, 1971), contaba con los enriquecedores estudios de José J. Casas, Luis Mª Mora, Víctor E. Caro y Miguel A. Caro. Sin embargo, el primer gran estudioso de la literatura que se interesó en serio por la obra del poeta colombiano fue el crítico y escritor español Juan Valera, quien celebró los versos de Diego Fallon en sus famosas Cartas americanas.

En su faceta de traductor, Diego Fallon brilló con singular maestría a la hora de verter al castellano algunas de las obras clásicas de la literatura inglesa, divulgada por buena parte de las aulas, librerías y bibliotecas de Colombia merced a estos trabajos del poeta de Santa Ana.

Bibliografía

  • - Diego Fallon. Su obra, juicios sobre ella y estudios sobre su vida ([Ibagüé]: [s.p.i.], [1934]).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • Enciclonet