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HistoriaPolíticaBiografía

Díaz Venero de Leiva, Andrés (1477-1576).

Administrador colonial español nacido en 1477 y muerto en Valladolid en 1576. Doctor en Leyes y primer presidente togado del Nuevo Reino de Granada (1564-1605), institución con la cual se independizó del Perú, se le ordenó suprimir el servicio personal indígena y establecer el sistema de amonedación.

Como la corona deseara terminar con el régimen de las Audiencias gobernadoras, que tan malos resultados había dado a causa de la ineficacia administrativa de los oidores, decidió crear las Presidencias; así, designó unos juristas para que se ocuparan principalmente de las actividades de gobierno y dejó a las Audiencias encargadas únicamente de las funciones jurídicas. Para implantar la Presidencia en el Nuevo Reino de Granada, e independizarlo realmente de virrey del Perú, se eligió en 1564 la persona del doctor Andrés Díaz Venero de Leiva, perteneciente a la nobleza castellana. Era hijo de Pedro Sanz Venero de Leiva, que tuvo casa en Zeladilla de Sotobrín, cerca de Burgos, y de doña María Sanz de Orna y Sandoval, de la casa de Orna, en el lugar de Pontones. Se ignora dónde nació don Andrés, pero pudo ser en Leiva, donde estaba la casa solariega de su linaje. Sus abuelos Pedro Sanz Venero de Leiva y Mencía Sanz de Venero vivieron en el viejo solar de Leiva.

Don Andrés Venero estudió leyes en la Universidad de Valladolid, donde fue colegial de Santa Cruz, y posteriormente catedrático de vísperas de Cánones en 1548. Más tarde fue fiscal y oidor del Consejo y Contaduría Mayor de Castilla hacia 1554. Contrajo matrimonio con doña María de Ondegardo y Zárate (hermana del que luego fue famoso oidor de Lima Polo de Ondegardo y Zárate) y tuvo seis hijos y tres hijas. El mayor, Jerónimo Venero de Leiva nació en Valladolid en 1558 y llegó a ser arzobispo de Monreal, en Sicilia. Venero llegó a Cartagena en 1563 acompañado de algunos parientes (el licenciado Venero y doña Luisa Venero, que se casó con el capitán Gonzalo de León) y emprendió el viaje a Santa Fe, donde fue recibido con todos los honores el 12 de febrero siguiente.

El nuevo mandatario se preocupó principalmente del problema indígena que arrastraba todas las lacras de la conquista. Ordenó que los encomenderos residiesen en sus encomiendas y fijó los resguardos de los indios no encomendados en tierras realengas, además de lo cual señaló que los indios vivieran en poblados donde hubiera cabildos e iglesias. Con objeto de que los naturales pudieran defender sus derechos ante la Audiencia mandó que ésta tuviera unos intérpretes de lengua chibcha. Así mismo designó un oidor para que ejerciera como Protector de Indios, con arreglo a las normas reales. Apoyó además a las ordenes regulares, principalmente dominicos, en sus programas de instrucción pública, tanto para españoles (estudios de gramática, teología y artes), como para los indios (escuelas para el estudio de la religión y la lengua). Mandó aplicar la prohibición real de que no se cargase a los indios con mercancías, como se acostumbraba, lo que le valió la animosidad de muchos vecinos que se quejaron por la falta de animales de carga y de caminos en el reino. Para mejorar esta situación importó ganado mular y caballar y emprendió numerosas obras públicas, como caminos y puentes. Dispuso también medidas sanitarias para atajar la epidemia de viruela que azotó el reino en 1566 y se trasladó a Tunja para evitar los asaltos de los delincuentes, que aprovecharon las circunstancias para atacar las casas de los enfermos.

Mejoró también la administración mediante el establecimiento de penas pecuniarias para la Cámara y el traslado de la Caja Real a un edificio apropiado, independiente del que vivía el tesorero. Finalmente trató de ordenar el régimen minero con la prohibición de comerciar con oro en polvo, lo que se prestaba a toda clase de fraudes. Dio ordenanzas para el trabajo minero en Santa Ana y Mariquita y envió inspectores para las minas de esmeraldas de Muzo.

Tras gobernar diez años, emprendió el regreso a España, donde fue miembro del Consejo de Indias. Murió en Valladolid el 1 de junio de 1576 y fue enterrado en una capilla que había erigido en el monasterio de San Francisco de dicha ciudad.

Bibliografía

  • EUGENIO MARTÍNEZ, María Ángeles. Tributo y trabajo del indio en Nueva Granada. (Sevilla: Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1977).

  • FERNÁNDEZ DE PIEDRAHITA, Lucas. Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada. (Bogotá: Medardo Rivas, 1881).

  • FLÓREZ DE OCÁRIZ, Juan. Genealogías del Nuevo Reino de Granada. [3 vols.], (Bogotá: Publicaciones del Archivo Histórico Nacional, 1943).

  • RODRÍGUEZ FREYLE, Juan. El Carnero. (Bogotá: Biblioteca de Autores Colombianos, 1955).

MLS

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  • 0106 MLS