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Ocio y entretenimientoBiografía

Corzo Andaluz, Manuel, o "Corcito" (ca. 1880-1910).

Matador de toros español, nacido en Sevilla en el último cuarto del siglo XIX, y fallecido en San Luis de Potosí (México) el 27 de octubre de 1910. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de "Corcito".

Nacido en el popular barrio hispalense de Triana, que tantos y tan bueno toreros ha visto crecer entre sus calles, Manuel Corzo Andaluz se sintió atraído por la profesión de torero desde que era un chaval. Hacia mediados de la década de los años noventa ya andaba presentándose en cuantas tientas y capeas iban saliendo a su paso, en el curso de un caótico aprendizaje que -como era habitual en aquellos tiempos- solía servir más para consolidar vicios y defectos que para dotar de un cierto oficio a los jóvenes aprendices del Arte de Cúchares. Finalmente, tras varias pruebas de escasa importancia, en 1897 consiguió llamar la atención de los taurinos de su entorno y fue incluido en el cartel de una novillada anunciada en la plaza de Sevilla, donde el joven Manuel Corzo estoqueó su primer novillo.

Cayó en gracia, a partir de entonces, a su paisano el matador de reses bravas Antonio Fuentes y Zurita, que por aquel entonces andaba colocado en los primeros puestos del escalafón -con permiso, claro está, del número uno indiscutible, el "Califa" cordobés Rafael Guerra Bejarano ("Guerrita")-. Fuentes, que se empeñó en promocionar la carrera del joven Corzo, consiguió que fuera anunciado en un cartel en las arenas madrileñas, a través de las cuales hizo el paseíllo el día 30 de enero de 1898, acompañado del joven novillero José Pascual ("Valenciano"). Se jugaron aquella tarde reses procedentes de los hierros de don Félix Gómez y de Bertólez, frente a las cuales anduvo muy valiente y eficaz Manuel Corzo en el manejo de capa y muleta, si bien falló a la hora de ejecutar la suerte suprema (en un involuntario homenaje a su mentor, ya que Antonio Fuentes también es recordado por su pésima utilización del estoque).

Siguiendo en su papel de mecenas, el día 29 de junio de aquella temporada de 1898 Antonio Fuentes y Zurita contrató al joven Manuel Corzo para que actuara de sobresaliente en un festejo en el que el maestro había de enfrentarse en solitario a seis reses de la ganadería de Biencinto. Cuando se hallaba pasando de capote al tercer toro de la tarde, Fuentes resultó violentamente atropellado por su enemigo, que le propinó un fuerte golpe en el pecho. Ante la imposibilidad de que el maestro continuase sobre la arena, Manuel Corzo Andaluz asumió la responsabilidad de liquidar ese tercer toro y, por supuesto, los tres que aún aguardaban en los corrales. La severa afición de la Villa y Corte valoró en mucho esta prueba de madurez de "Corcito", quien, aunque no brilló a una gran altura artística, supo mantener el tipo y conservar la sangre fría durante la lidia y muerte de cuatro reses bravas, en la plaza de toros de Madrid, sin haber tomado la alternativa.

Pese a esta brava actuación, no recibió apenas ofertas durante la campaña de 1899, por lo que al término de dicha temporada decidió cruzar el Atlántico y establecerse en México, país del que ya no habría de regresar. En Ultramar, amparado también por el renombre de que gozaba allí Antonio Fuentes, consiguió algunos contratos que acabaron permitiéndole tomar la alternativa, en una ceremonia que se verificó el día 4 de febrero de 1900, en la plaza de la capital azteca, donde se jugaron reses criadas en las dehesas de El Cazadero. Feliz por la acogida que le deparó el público de México, contrajo nupcias y se instaló definitivamente allí, para tomar parte en las diferentes ferias del país que se sucedieron durante la primera década del siglo XX.

El día 23 de octubre de 1910, cuando toreaba en las arenas de San Luis de Potosí, acompañado por el diestro charro Manuel Lavín ("Esparterito"), fue gravísimamente corneado por un burel marcado con la señal de Agostadero. El toro, que acababa de saltar al callejón, volvía a entrar en el ruedo cuando reparó en la muleta que le tendía "Corcito" con su mano derecha. Se arrancó bruscamente contra el infortunado espada trianero, lo prendió por el muslo derecho y le infirió una terrorífica cornada que llegó a interesar la cavidad abdominal del herido; el cual, trasladado con urgencia a la enfermería de la plaza, recibió los últimos auxilios espirituales y fue objeto de unas voluntariosas curas que no bastaron para impedir su óbito, acaecido cuatro días más tarde, en un nosocomio de la localidad.

Autor

  • JR.