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LiteraturaBiografía

Cortés de Tolosa, Juan (ca. 1590-?).

Escritor español, nacido en Madrid alrededor del año 1590 y fallecido en fecha y lugar desconocidos (pero siempre después de 1620, año en el que salió de la imprenta en Madrid su obra más famosa).

Hijo de Juan Cortés de Solín y Ana de Tolosa, cursó estudios en el seminario de los jesuitas de Tarazona, de donde pasó a incorporarse al aparato burocrático-administrativo de Felipe III, probablemente en calidad de trabajador de las oficinas de la Hacienda. Según anota el bibliógrafo y erudito sevillano Nicolás Antonio en su Bibliotheca hispana nova (Roma, 1696), Juan Cortés de Tolosa era "ex familia regia palatina"; y, en efecto, ello parece confirmarse en las dedicatorias de los dos libros suyos que han llegado hasta nuestros días, dirigidas a altos funcionarios de la Tesorería pública. El primero de ellos, titulado Discursos morales (Zaragoza, 1617), está dedicado "a Martín Francés Menor, Teniente de la Tesorería general de Aragón y Administrador de las Generalidades del dicho Reyno"; el segundo, Lazarillo de Manzanares (Madrid, 1620), a "don Juan Ybáñez de Segovia, caballero del Orden de Calatrava y Tesorero general de su Magestad".

En la Enciclopedia Espasa, bajo la entrada "Cortés de Tolosa, Juan" (t. 15, pág. 1043), se le describe como "Escritor español que vivió a fines del siglo XVI y principios del XVII. Diose a conocer en Chile, donde se distinguió como soldado, alcanzó el grado de maestro de campo y dejó manuscrita la obra intitulada Relaciones de la guerra de Chile desde el año 1557 hasta el de 1613". No obstante, la crítica especializada no ha podido confirmar con datos fidedignos su aventura militar en tierras de ultramar, como tampoco ha hallado testimonio ni referencia alguna sobre el enigmático título que se le atribuye. Sólo se puede afirmar con seguridad, atendiendo a sus propias declaraciones, que era "criado del Rey nuestro señor, natural y vezino de Madrid" (según el frontispicio impreso en los Discursos Morales), y que nació entre 1589 y 1590, ya que, en la mencionada dedicatoria a Martín Francés Menor, fechada a 7 de julio de 1617, el propio Juan Cortés de Tolosa declara tener en ese momento "veynte y ocho años".

Respecto a sus dos únicas obras conocidas y conservadas actualmente, conviene empezar por distinguir la que es específicamente narrativa (Lazarillo de Manzanares, con otras cinco novelas) de la que a duras penas admite esta clasificación genérica (Discurso morales). En efecto, esta última, formada por treinta y una cartas literarias y sus respectivas contestaciones, presenta una estructura indeterminada que puede definirse como un híbrido entre el género epistolar y la narrativa de ficción, por más que toque los temas y motivos predilectos de la denominada "novela cortesana". Dichos temas (entre los que sobresale, desde luego, el amoroso, pero también otros tradicionales como el mitológico y el pastoril, o la especulación filosófica sobre los engaños del mundo), se articulan a través de unas epístolas ficticias encabezadas por títulos como éstos: "Carta de un cavallero, dando parte a un amigo suyo de la muerte de su muger"; "Carta de un hidalgo pobre muy bien nacido, en que da parte a otro de cómo en la corte se ha aplicado a servir de gentilhombre a una señora"; "Carta de un hombre de buen vivir a otro que no lo es, procurando disuadirle de la amistad de una muger"; "Carta del autor a su primo, en que se hace un discurso cerca del engaño del mundo"; "Carta de la pastora Arminda al pastor Tirreno, pidiéndole, enamorada y zelosa, la palabra de ser su marido que le dio"; "Carta de una dama a Apolo, dándole quexas del mal que pretende hazerle"; etc.

Por estos títulos se echa de ver -como acertadamente anota Giuseppe E. Sansone, uno de los editores modernos de Juan Cortés de Tolosa- que "la sustancia efectiva de estas 'cartas' consiste, pues, en la adopción de temas elementales, llenos de arabescos ingeniosamente conceptistas y que oscilan continuamente entre lo sentencioso del precepto y los efectos rebuscados del graciosismo". Se trata, en definitiva, de meros pretextos temáticos para el desarrollo y la exhibición -en medio de algunos conatos de situaciones puramente narrativas- del ingenio sutil, la agudeza crítica y la brillantez verbal del autor.

No cabe sostener lo mismo a la hora de enfocar el estudio de Lazarillo de Manzanares, con otras cinco novelas (Madrid, 1620), volumen que contiene el relato picaresco que le da título, más cinco narraciones cortas (novelle) que acentúan el hibridismo entre los géneros picaresco y cortesano, cuatro de las cuales ya habían visto la luz entre las páginas de los Discurso morales. Tradicionalmente, la crítica siglodorista ha venido calificando con pésimas valoraciones la calidad literaria del Lazarillo de Cortés de Tolosa, debido en parte al error de comparar su texto con el del Lazarillo de Tormes (inducido, bien es verdad, por el título oportunista que Cortés de Tolosa puso a su novela). Pero, teniendo en cuenta que el auténtico motor de todas las acciones del Lazarillo anónimo es el hambre, mientras que el mozo del Manzanares alardea siempre de quedarse, más que satisfecho, ahíto, surge como primer y elemental signo distintivo un rasgo de originalidad -no sólo argumental, sino estructural- que aleja notablemente el texto de Cortés de Tolosa de la calamitosa peripecia de Lázaro de Tormes. En efecto, los modelos del Lazarillo del Manzanares hay que buscarlos, pese a su título, en el Buscón de Quevedo y en el Marcos de Obregón de Vicente Espinel, obras a las que tampoco alcanza en calidad literaria, pero que marcan una clara estela por la que, a la sazón (medio siglo después de la primera salida a la luz del Lazarillo original), discurría el género picaresco, inserto ya en una fase de decadencia de la que el Lazarillo de Manzanares puede considerarse como el mejor exponente.

El volumen de 1620 se completa con la Novela de la comadre, mezcla del realismo burlón propio de la picaresca con las tramas e intrigas de la novela caballeresco-cortesana; la Novela del licenciado Periquín, donde los ecos primerizos de la juventud picaresca del protagonista dan paso a una estructura y unos temas específicamente cortesanos; la Novela del desgraciado, ya con muy vagas remembranzas del género picaresco, en beneficio de una intriga amorosa que se inserta plenamente en la novela sentimental; la Novela del nacimiento de la Verdad -sin paliativos, la peor obra de Juan Cortés de Tolosa-, burdo intento de recrear el estilo y el lenguaje conceptista de un Quevedo que fascinaba al autor; y la Novela de un hombre muy miserable llamado Gonçalo, relato cáustico y burlón, pleno de aciertos humorísticos, que puede equipararse, en cuanto a su frescura y calidad, con las mejores páginas del Lazarillo de Manzanares.

Bibliografía.

  • CHAMORRO, M. I. (ed.). Lazarillo de Manzanares (Madrid: 1970).

  • SANSONE, Giuseppe E. "Introducción" a CORTÉS DE TOLOSA, Juan: Lazarillo de Manzanares, con otras cinco novelas (Madrid: Espasa-Calpe, 1974), 2 vols.

  • ZUGART, M. "El 'Lazarillo del Manzanares: Hacia el redescubrimiento de un texto olvidado", en Insula, 43 (1988), págs. 17-18.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.