Congar, Yves (1904-1995).
Eclesiólogo dominico francés, pionero del ecumenismo y cardenal. Nació el año 1904 en Las Ardenas. De niño frecuentó la escuela laica. A principios de 1918, sintió la llamada y quiso convertirse en un predicador. En 1921 ingresó en el seminario parisiense, hasta 1924. Recibió las clases en el Instituto Católico y entre sus profesores está el filósofo Jacques Maritain.
Entre 1924 y 1925 hizo el servicio militar en Sant-Cyr, y en Birgelen (Alemania). Es aquí cuando duda entre ser monje benedictino o fraile dominico. Por otra parte conoce ya la obra de Santo Tomás de Aquino y la Vida de Santo Domingo, del padre Lacordaire. En 1925 toma el hábito dominicano en el convento de Amiens.
La vocación por el ecumenismo la tuvo desde su niñez, prácticamente en 1928 ó 1929, pues tuvo amigos protestantes y judíos, hijos de amigos de sus padres. Pero esta vocación de ecumenista se consolidó cuando se ordenó sacerdote en 1930.
En el Centro de Estudio Le Saulchoir, formó parte de un auténtico equipo, -Chenu, Féret, Congar-, que trabajó con un nuevo espíritu tomista, que será el fundamento de la formación intelectual de los estudiantes dominicos. Su pensamiento recibe influencia del reformador alemán Lutero; sintió especial predilección por el teólogo protestante Karl Barth. Cree haber recibido mucho de las obras anglicanas de exégesis o de historia, así como también la Ortodoxia ha aportado bastante al pensamiento ecumenista de Congar.
La vida de Congar también ha quedado muy marcada por los años de cautiverio durante la Segunda Guerra Mundial, de 1941 a 1945. No obstante, desplegó una cierta actividad de tipo intelectual en los distintos campos de concentración, a través de numerosas conferencias dadas a sus camaradas.
Otro acontecimiento que marcó la vida de Congar fueron las ininterrumpidas denuncias y avisos de que fue objeto o sujeto desde el año 1947 a 1956, debido a sus ideas manifestadas en los distintos libros publicados. Así, Cristianos desunidos le proporcionó numerosos quebraderos de cabeza; Verdaderas y falsas reformas en la Iglesia, así como Teología del laicado disgustó a muchos ambientes eclesiales. 1954 fue un año especialmente duro. El General de la Orden comunica a Congar y Chenu que Roma está inquieta por la orientación de los dominicos franceses. A partir de esto, Congar se aparta voluntariamente de este ambiente y va a Jerusalén durante unos meses a la Escuela Bíblica. A la vuelta a París, su superior le muestra la nueva asignación que le viene de Roma: a Cambridge, en donde pasa casi todo el año.
En el contexto del Concilio Vaticano II, se da la rehabilitación del pensamiento y vida del teólogo Congar; es más que sobrada su valiosa aportación a numerosos documentos conciliares. El pensamiento de Congar, además de las ya nombradas obras, está en Cristianos en diálogo; Jalones para una teología del laicado; Cristianos en diálogo; Diversidades y comunión; y otros muchos libros y artículos de revistas. La Iglesia quiso reconocer el pensamiento teológico y su gran aportación en el Concilio, ordenándolo Cardenal de la Iglesia en 1994. Pleno de sabiduría, murió en París el año 1995.
