Castro, José Agustín de (1730-1814).
Poeta y dramaturgo hispano-mexicano, nacido en Valladolid (en el estado mexicano de Michoacán) en 1730, y fallecido en la ciudad de México en 1814. Autor de una singular producción lírica y teatral que gozó de enorme popularidad entre los lectores de su época, está considerado como uno de los principales continuadores del legado estético de Góngora en suelo azteca.
Famoso en su tiempo por la eficacia de sus versos y piezas dramáticas a la hora de reflejar con gracia y precisión el lenguaje coloquial de sus compatriotas, poco antes de cumplir los setenta años de edad recogió, en el volumen recopilatorio titulado Miscelánea de poesías sagradas y humanas (1797), sus numerosas composiciones dispersas en papeles sueltos, que habían circulado profusamente por su México natal. En su peculiar interpretación de la corriente gongorina -plasmada también en sus célebres obritas teatrales-, José Agustín de Castro supo suavizar el rigor cultista del poeta cordobés hasta adaptarlo a un original lenguaje poético que, al tiempo que plasmaba con acierto el habla de las gentes que le rodeaban, le servía para trazar, con insuperable maestría, algunos de los mejores cuadros de costumbre de su tiempo. Tal vez el mejor ejemplo de los primeros vagidos de este género costumbrista en las Letras mexicanas se encuentre en la obra teatral de Castro titulada Los remendones, considerada unánimemente como el primer intento serio de reflejar los tipos y las costumbres típicamente populares de aquel territorio.
Al margen de sus poemas y sus pequeños divertimentos dramáticos, el escritor mexicano fue también muy conocido por su habilidad en la redacción de vidas de santos, así como por sus frecuentes colaboraciones en algunos de los más difundidos medios de comunicación del Nuevo Mundo, como La Gaceta y el Diario de México.
En los manuales literarios del país azteca, la figura y la obra de José Agustín de Castro aparecen propuestas como ejemplos paradigmáticos de la notoria transición operada, por aquel entonces, en las Letras mexicanas desde la herencia literaria clásica recibida de los españoles, hasta los primeros atisbos de una literatura autónoma y específica de aquella región. Este valor histórico atribuido a su obra, sumado a la enorme popularidad de que gozó en su día, permite obviar otros deslices y limitaciones presentes en sus textos (como, por ejemplo, los defectos de construcción que saltan a la vista en sus poemas).
JRF.
