Bustamante y Toledo, Joaquín (1847-1898).
Marino español nacido en Iguña (Cantabria) en 1847 y muerto en Santiago de Cuba en julio de 1898. Había participado personalmente en combates, en el océano Pacífico, cuando fue nombrado director de la Escuela de Torpedos de Cartagena. Desempeñando ese puesto escribió Tratado de Electricidad, que sería libro de texto en diversas escuelas náuticas hispanoamericanas, y también La aguja náutica: instrucciones razonadas para su comprensión (1894); asimismo, inventó un torpedo llamado con su nombre. Vuelto al servicio de campaña como capitán de navío, sirvió en la Guerra de Cuba bajo el mando del almirante Pascual Cervera con el grado de jefe de Estado Mayor de la escuadra.
Cuando el 19 de mayo de 1898 la escuadra de Cervera entró en la bahía de Santiago de Cuba, Bustamante pidió varias veces a Cervera salir de allí, dado que si la escuadra norteamericana bloqueaba la entrada, los buques españoles quedarían atrapados. Efectivamente, la escuadra estadounidense se concentró frente a la bahía a finales de mes. El 2 de junio los atacantes trataron de hundir su dañado transporte Merrimac en la entrada del puerto para cerrar el paso, pero Bustamante respondió con prontitud y lo hundió en un lugar en que no podía bloquear la navegación, además de capturar varios hombres.
Unos días después desembarcó al frente de casi medio centenar de infantes de marina y estableció posiciones en las Lomas de San Juan para defender Santiago del ataque por tierra del ejército expedicionario estadounidense del general William R. Shafter (que había logrado desembarcar en Guantánamo el 7 de junio) y de los rebeldes cubanos de Calixto García. El 1 de julio tuvo que hacer frente a un duro ataque; resistió con empeño y causó numerosas bajas norteamericanas, pero él mismo, además de otros jefes, fue herido de gravedad. Trasladado al hospital de Santiago de Cuba, murió pocos días después. Fue enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz). Aunque la ciudad no fue tomada entonces (resistió hasta el 16 de julio), lo inminente de su caída obligaría a Cervera a intentar forzar el bloqueo. Su fracaso (sus buques fueron hundidos o capturados) precipitaría la rendición general española y la pérdida de Cuba.
