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LiteraturaBiografía

Buck, Pearl Sydenstricker (1892-1973).

Narradora estadounidense, nacida en Hillsboro (Virginia) en 1892 y fallecida en Danby (Vermont) en 1973. Autora de una extensa producción narrativa en la que procura acercar a la mentalidad occidental las costumbres y formas de vida del pueblo chino, está considerada como una de las voces más descollantes de la literatura norteamericana del siglo XX. La hondura, calidad y originalidad de su obra fue galardonada en 1938 con el Premio Nobel de Literatura por parte de la Academia Sueca, que no sólo quiso recompensar "su rica y exacta descripción de la vida rural en China", sino también "sus obras maestras de género biográfico". A partir de la obtención de este prestigioso reconocimiento mundial, firmó algunas de sus nuevas novelas con el pseudónimo de "John Sedges".

Vida y obra

Hija de un misionero protestante que fue destinado a China cuando la pequeña Pearl era aún una niña de muy corta edad, creció en el país oriental y asimiló a lo largo de toda su infancia y su primera juventud la cultura y la idiosincrasia del pueblo chino, hasta el extremo de afirmar, años después, que su primera y principal educación no tenía nada que ver con la formación de las jóvenes americanas de su tiempo. Conscientes de esta radical separación de la cultura americana que, por razones ajenas a ella, se había producido en su vida, sus padres la enviaron al Reino Unido tan pronto como alcanzó los dieciséis años de edad, donde tuvo ocasión de entrar en contacto por vez primera con la mentalidad europea y de empezar a asimilar una educación del todo ajena a la recibida hasta entonces en su residencia asiática. Poco después, amplió sus estudios por medio de una serie de viajes por distintos países del Viejo Continente, para emprender finalmente rumbo a su país natal, donde sus padres querían que cursara una carrera universitaria.

Llegó, en efecto, a los Estados Unidos de América y se afincó nuevamente en el estado en el que había venido al mundo, donde se matriculó en una de las más prestigiosas instituciones educativas de la zona, el Randolph-Macon College de Lynchburg (Virginia). Posteriormente, se desplazó hasta el estado de Nueva York para cursar estudios superiores en la no menos reconocida Universidad de Cornell (Ithaca), donde concluyó esa esmerada formación académica que sus padres, tal vez queriendo compensar ese alejamiento -respecto a sus orígenes- en que había transcurrido su infancia, deseaban por encima de todo que adquiriera. Pero la joven Pearl había vivido demasiado tiempo en China como para olvidar, en el transcurso de este largo periplo por Europa y América, esa cultura y esas formas de vida que habían gobernado poderosamente el curso de su infancia y habían comenzado a moldear su carácter; y fue tal vez el recuerdo y la añoranza de su tierra adoptiva lo que estrechó los lazos que acabaron por unirla en matrimonio con el Dr. John Buck, quien también ejercía sus labores de misionero en China.

Al poco tiempo de haber contraído nupcias, el matrimonio regresó al país asiático que se había convertido en una de las principales pasiones de ambos contrayentes, y la culta y bien preparada Pearl comenzó a tomar una serie de notas que, basadas en su observación directa del pueblo chino, habrían de permitirle empezar a redactar una serie de novelas cuyo propósito básico era ofrecer al mundo occidental una descripción minuciosa y apasionada de la geografía, la cultura y -sobre todo- la idiosincrasia china, con especial interés en las costumbres de la masa rural. Fue así como, tras la aparición de una notable opera prima titulada East Wind-West Wind (Viento del Este, viento del Oeste, 1922), Pearl Sydenstricker Buck dio a la imprenta su primera gran narración, publicada bajo el título de The Good Earth (La buena tierra, 1931) y recibida con asombro y entusiasmo por parte de la crítica especializada norteamericana, que la galardonó con el prestigioso Premio Pulitzer (en su modalidad de novela y su convocatoria de 1932). Era ésta la primera entrega de una trilogía narrativa que pronto se completó con Sons (Hijos, 1932) y A house divided (Un hogar dividido, 1935), y que consolidó una ya fecunda producción novelesca engrosada -durante aquel primer lustro de los años treinta- con otras magníficas narraciones extensas de la autora de Virginia, como The Young Revolutionist (La joven revolucionaria, 1931), The First Wife (La primera esposa, 1933) y The Mother (La madre, 1934).

Coincidiendo con esa frenética actividad creativa desplegada por Pearl S. Buck a lo largo de dicho período, se produjo en su vida sentimental una profunda transformación provocada por un enfriamiento de su relación matrimonial, que dio lugar a un divorcio y al posterior regreso de la escritora a los Estados Unidos de América, donde su obra gozaba ya del favor unánime de críticos y lectores (tiempo después, Pearl S. Buck habría de casarse en segundas nupcias con Richard J. Walsh). Tras la publicación de dos nuevas entregas narrativas, Fighting Angel (El ángel combatiente, 1936) y This Proud Heart (Este orgulloso corazón, 1938), llegó la definitiva consagración internacional de Pearl S. Buck merced a la obtención del ya citado Premio Nobel, cuyos honores y tributos subsiguientes no impidieron a la fructífera escritora de Virginia continuar incrementando su ya copiosa producción narrativa, en la que todavía habrían de encontrar cabida algunos títulos tan relevantes como The Patriot (El patriota, 1939), Other Gods (Otros dioses, 1940), Dragon Seed (La estirpe del dragón, 1942), The Promise (La promesa, 1943), Pavilion of Women (Pabellón de mujeres, 1946), Portrait of a Marriage (Retrato nupcial, 1948), The Hidden Flower (La flor escondida, 1952), My Several Worlds (Mis varios mundos, 1954), Letter from Peking (Carta de Pekín, 1957), A Bridge for Passing (Puente de paso, 1962), The Living Reed (El cañaveral viviente, 1963), Death in the Castle (Muerte en el castillo, 1964), The New Year (El año nuevo, 1968), The three daughters of Madame Liang (Las tres hijas de Madame Liang, 1969) y All Under Heaven (Todos bajo el cielo, 1973). Además, Pearl Sydenstricker Buck fue autora de un libro de memorias en el que volvió a dirigir su mirada hacia Oriente para reflejar sus propias vivencias en ese país asiático que se había convertido en el eje central de toda su vida: China como la he visto (1971).

En líneas generales, las novelas de la escritora de Virginia (publicadas en su mayor parte en los Estados Unidos de América) se inspiran en la China rural y campesina, y añoran unas formas de vida que, ancladas en los usos agrarios tradicionales, ya estaban en trance de desaparición no sólo en los grandes núcleos urbanos de la China que conoció Pearl S. Buck, sino incluso en la mayoría de las localidades rurales que había conocido e idealizado la escritora. Se le acusó, por ello, con cierta frecuencia -y buena parte de razón-, de no haber sabido asimilar los grandes cambios estructurales que se estaban produciendo no ya en el mundo, sino en la propia China que tenía delante de su ojos, un vasto y complejo país que había comenzado a abandonar sus tradiciones milenarias a raíz de las convulsiones políticas que lo agitaron con firmeza en 1927, y que dejó definitivamente de parecerse a la imagen idealizada en las novelas de Buck a partir de las grandes mutaciones impuestas por la Revolución maoísta (complejo proceso político, económico y cultural que tampoco fue capaz de asimilar la autora de Virginia, siempre nostálgica de esa inmovilidad milenaria que llegó a conocer durante su infancia feliz en el país asiático).

A pesar de estos defectos que lastran -en lo que a la fidelidad testimonial se refiere- la mayor parte de las novelas de Pearl S. Buck, es justo reconocer que la escritora norteamericana supo describir con notable acierto y delicadeza -mejor, incluso, que muchos autores chinos contemporáneos- esa cultura rural anclada en costumbres y tradiciones que se perdían en la noche de los tiempos. Su obra ha quedado, a la postre, como un buen exponente de la literatura exótica que no desprecia la introspección psicológica para poner de manifiesto, a través de las conductas de sus personajes, los abismos que separan las diferentes mentalidades del hombre de Oriente y el de Occidente. En este sentido, conviene también recordar que Pearl S. Buck contribuyó decisivamente, ya desde la publicación de Viento del Este, viento del Oeste, a que la cultura occidental cambiara los modelos estereotipados que durante muchos años había mantenido vigentes acerca de los usos y las creencias de los pueblos orientales; además, sus novelas aportaron una serie de conocimientos culturales (empezando por la propia descripción geográfica) que nunca llegan a ensombrecer la auténtica naturaleza literaria de cada título, con lo que la autora logró así su pretensión original de entretener y, a la vez, educar a los lectores. Entre estas valiosas informaciones que Pearl S. Buck ofreció a Occidente acerca de la vida cotidiana en China, cabe recordar la perfecta descripción de la vida campesina que aparece entre las páginas de La buena tierra; el reflejo de los valores eternos y universales en esa visión maternal de la vida que domina en La madre; y -por citar algún ejemplo de las preocupaciones de la China contemporánea que hallan cabida en la obra de la autora estadounidense- la defensa a ultranza de la resistencia china frente a la amenaza constante del imperialismo japonés, defensa que queda bien patente en algunas novelas de Buck como La semilla del dragón y La promesa.

No es de extrañar que el acierto de Pearl Sydenstricker Buck a la hora de acercar a Occidente la cultura de Oriente enganchase con fuerza a una auténtica legión de fieles lectores que no pasaron inadvertidos para la pujante industria del cine. De ahí que muchas de las novelas de la escritora norteamericana fueran objeto de diferentes adaptaciones para la gran pantalla, algunas tan exitosas como la codirigida por el cineasta británico Harold Bucquet y el director estadounidense Jack Conway, estrenada en 1944 bajo el título de Estirpe de dragón y protagonizada por una Katharine Hepburn y un Walter Huston asombrosamente caracterizados como orientales. Exquisitamente ambientada según las descripciones que ofrece en sus obras Pearl S. Buck, la cinta cuenta la ocupación militar de una ciudad china por parte de las tropas japonesas.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.