Borrero de Luján, Dulce María (1883-1945).
Poetisa cubana, nacida en Puentes Grandes (La Habana) en 1883 y fallecida en La Habana en 1945. Autora de una producción poética caracterizada por el corte tradicional tanto de sus elementos formales como de sus contenidos, desarrolló, en cambio, al mismo tiempo una labor intelectual audaz y progresista en defensa de los derechos de la mujer, y muy especialmente en campo la lucha por la incorporación de la población femenina al ámbito de la educación y la cultura.
Ligada desde su infancia a las tradiciones culturales cubanas, en 1895, con apenas doce años de edad, abandonó su país en compañía de su familia para instalarse en Cayo Hueso (en los Estados Unidos de América), debido al ambiente pre-bélico que a la sazón envolvía la isla antillana. Acabada la Guerra de la Independencia cubana, la joven Dulce María regresó a su país natal y comenzó a darse a conocer como escritora por medio de la difusión, entre su círculo de amistades, de unas primeras composiciones poéticas que pronto le valieron algunos importantes reconocimientos, como el Primer Premio de los Juegos Florales del Ateneo de La Habana, en su convocatoria de 1908. Alentada por el prestigio literario que le proporcionaron estos galardones, en 1912 recogió buena parte de su producción poética en un volumen recopilatorio que también fue objeto de numerosos premios, y que vio la luz en Berlín bajo el título de Horas de mi vida. A tenor de los versos compilados en esta obra, cabe encuadrar a Dulce María Borrero de Luján entre los poetas premodernistas, a pesar de que cuando ella comenzó a escribir el Modernismo ya había triunfado plenamente en América y Europa.
Consagrada, por su obra poética, como una de las voces más destacadas de las Letras cubanas de comienzos del siglo XX, la escritora de Puentes Grandes fue nombrada Miembro de Número de la Academia Nacional de Artes y Letras.
En su faceta de articulista, ensayista y conferenciante, Dulce María Borrero de Luján se significó en su tiempo por su encendida defensa de las mujeres y del derecho que tenían para acceder a la cultura en las mismas condiciones que los hombres. Algunos de los artículos y conferencias en que mostró más claramente este espíritu pre-feminista son los titulados "La fiesta intelectual de la mujer: su actual significado; su misión ulterior" (1935) y "La mujer como factor de paz" (1938). En general, estos y otros artículos similares vieron la luz a través de las páginas de los principales rotativos y revistas cubanos de su tiempo, como Cuba Contemporánea, Revista Cubana, Revista Bimembre Cubana y El Fígaro.
