Blanco Gavilán, José Miguel (1839-1897).
Escultor chileno, nacido en Santiago el 16 de diciembre de 1839 y fallecido en la misma ciudad el 4 de febrero de 1897, considerado el primer escultor chileno desde la independencia, representó el estilo academicista del siglo XIX y junto a Nicanor Plaza introdujo una temática patriótica que ya estaba presente en la pintura.
Nacido en el seno de una familia muy humilde, José Miguel Blanco realizó sus primeros estudios de arte en el Instituto Nacional de Santiago, a cuyas clases se veía obligado a asistir en horario vespertino. Durante un tiempo trabajó como aprendiz en un taller de artesanía religiosa, y en 1859 se inscribió en el primer curso de escultura organizado por la Academia de Bellas Artes, centro en el que se afianzó como uno de los más prometedores valores chilenos en dicha disciplina. En 1867 le fue concedida una beca que le permitió continuar estudios en Europa; en París, recibió clases de Dumont en la Escuela de Bellas Artes y exhibió algunas de sus primeras obras, recibiendo sendos premios en las exposiciones anuales parisinas de 1869 y 1871. Este último año abandonó Francia debido a la guerra franco-prusiana, pasando entonces a recorrer varios países europeos (Bélgica, Gran Bretaña e Italia) hasta que la situación política hizo posible su regreso a la capital francesa. En 1876 retornó a Chile, donde pasó a ejercer un importante papel en el desarrollo de las artes del país: así, en 1880 contribuyó a la fundación del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, y en 1885 fundó las publicaciones artísticas El San Lunes y El Taller Ilustrado, en las que también dejó plasmado su talento como dibujante. El Salón Oficial de Santiago le concedió el Premio de Honor en 1877 y 1884.
José Miguel Blanco realizó la mayor parte de su obra escultórica en materiales nobles, usando la técnica tradicional de la talla directa en piedra o el vaciado en bronce, según indicaban las pautas de la Academia; sin embargo, también se conservan de él algunos modelos en yeso, terracota o arcilla, de notable calidad, que no llegó a plasmar en bronce o mármol por falta de recursos. Ante todo, Blanco cultivó el gusto por "la obra bien hecha", precepto que se refleja en la estricta observación de los cánones estéticos del clasicismo y la perfección técnica en el modelado, además de ser autor de una producción significativa de esculturas que remiten a la temática mitológica (Leda, Bacante, Fauno), en las que se hace evidente la influencia que tuvo el estilo neoclásico en su formación. En cambio, el artista se tornó menos frío cuando introdujo en su repertorio los motivos patrióticos: su bronce más conocido, El tambor en reposo, es una pieza que muestra ya mayor dinamismo y expresividad formal, sin que ello implique una renuncia a los principios del academicismo, así como una exaltación de los valores nacionales a través de la figura típicamente castrense, pero también muy emotiva, del tamborcillo. El mismo fin nacionalista persiguió con Independencia de Chile, aunque esta vez mediante el habitual recurso de la alegoría femenina que evoca, entre otras, a la celebérrima pintura La Libertad Guiando al Pueblo de Eugène Delacroix. Otras obras destacadas de Blanco son Pobre Cuba y Obispo Las Casas alimentado por una india, ambas de clara vocación americanista, o Pescador napolitano y Una italiana, estas últimas realizadas bajo un toque popular y costumbrista fruto de su estancia europea.
