Azar, Héctor (1930-2000).

Poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, jurista y profesor universitario mexicano, nacido en el estado de Puebla en 1930 y fallecido en Ciudad de México el 11 de mayo de 2000.

Descendiente de emigrantes libaneses por la vía paterna, vino al mundo en el seno de una familia de escasos recursos económicos cuya precaria situación empeoró más a raíz del prematuro fallecimiento del padre, sobrevenido cuando el jovencísimo Héctor aún no había cumplido un año de edad. Sufrió, por ello, una traumática infancia en la que las dificultades monetarias llegaron a tal extremo que, según relataría más tarde el propio escritor, obligaron a toda la familia a vivir en el "mercado de Tacuba, un submundo donde la gente le disputaba el espacio a las ratas".

A pesar de estas penosas condiciones de vida, Héctor Azar mostró desde niño una extraordinaria curiosidad intelectual que le condujo, en sus años mozos, a asistir con asiduidad a las escuelas públicas, donde se forjó una sólida formación cultural y comenzó a establecer sus primeros contactos con el mundo de la escena. Pronto se convirtió en uno de los principales animadores del teatro estudiantil, responsable de la formación de varias agrupaciones y autor de algunos de los textos que llevaban a las tablas. Trabó contacto entonces con algunos autores que ejercieron una influencia decisiva en todo su quehacer dramático, como la escritora feminista Rosario Castellanos y Ángel María Garibay. Con el paso del tiempo, en su brillante ejecutoria teatral habría de quedar el recuerdo de su intervención decisiva en la formación de numerosas agrupaciones y compañías, entre las que resulta obligado mencionar el Teatro del Caballito, el Teatro de la Ciudad Universitaria, la Compañía de Teatro Universitario, el Foro Isabelino, la Compañía Nacional de Teatro y el Centro de Arte Dramático A.C.

Tras superar todas las dificultades económicas y sociales que se le ponían por delante, Héctor Azar consiguió acceder a las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde egresó licenciado en Derecho y en Letras españolas y francesas. Dedicado luego a la docencia -pero sin desligarse nunca de su pasión por el Arte de Talía-, ejerció como director del departamento de teatro de dicho centro universitario; además, fue jefe del departamento de teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, director de las Jornadas Alarconianas y secretario de cultura de su estado natal. Su incansable labor al frente de estas y otras instituciones culturales, sumada a la brillantez de su obra literaria y a la eficacia de su actividad como profesor, le reportaron numerosos honores y distinciones, entre los que sobresalen el prestigioso galardón literario Premio Xavier Villaurrutia y el premio que la Universidad Nacional otorga a quienes se destacan por su trabajo docente.

Algunos de los títulos de creación literaria que Héctor Azar dio a la imprenta tuvieron su correlato teórico en los fecundos ensayos que el propio autor publicó en la última etapa de su carrera. Entre los primeros, cabe mencionar los titulados La Appassionata (México: El Unicornio, 1958), El alfarero (México: Imprenta Universitaria, 1958), Olímpica (México: Fondo de Cultura Económica, 1962) e Inmaculada (México: Novaro, 1963); y entre sus ensayos sobre el mundo de la escena, sobresalen Zoon Theatrykon (México: UNAM, 1978) y La tragedia griega en el teatro mexicano (México: UNAM, 1980). Especialmente interesante resulta la lectura del primero de estos dos textos ensayísticos, en el que Héctor Azar expone su teoría acerca de la concepción del hombre como un "animal teatral" (zoon theatrycon), frente a la catalogación aristotélica de "animal cívico" (zoon politykon). Abundando sobre la importancia del teatro, el dramaturgo de Puebla llega a aseverar su supremacía respecto a la propia vida, ya que, según sus tesis, en la representación dramática los hechos que suceden viene determinados por la voluntad del autor, y no por la fatalidad (como ocurre en la existencia humana). Por último, conviene recordar que, en su particular visión acerca del Arte de Talía, el dramaturgo mejicano consideró el teatro como "la reflexión más objetiva de la vida" que puede hacer el ser humano, al que no concibe capaz de sobrevivir sin recurrir una y otra vez al ejercicio de la representación teatral.

Además de los títulos citados, Héctor Azar fue autor de una brillante obra narrativa titulada Las tres primeras personas (México: Grijalbo, 1977).

Bibliografía.

• CASTELLANOS, Rosario: "Elogio y epitalamio", en Excélsior (México, 27 de abril de 1968).

• GONZÁLEZ PEÑA, Carlos: Historia de la literatura mexicana (México: Ed. Porrúa, 1984).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

• JR.