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HistoriaPolíticaBiografía

Arzalluz Antia, Xabier (1932-2019).

Político y presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), nacido en Azcoitia (Guipúzcoa) el 24 de agosto de 1932 y fallecido en Bilbao el 28 de febrero de 2019. Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza, lideró desde 1986 hasta 2004 la principal fuerza política del País Vasco y ha pasado por ser el hombre más poderoso de Euskadi, "el rey sin corona", como llegó a afirmar su viejo amigo, el espía alemán Hans Joseph Horchen.

Criado en una familia de amplia tradición carlista (su padre fue encarcelado por intentar sublevar a los guardias civiles en Azcoitia durante la Guerra Civil española) y limitados recursos económicos, con diez años ingresó en el seminario de Durango para escapar de la pobreza. Tras licenciarse en Derecho y Filosofía y Letras, la Compañía de Jesús le envió en 1962 a Francfort para estudiar Teología, ciudad donde se especializó en Derecho Político y donde conoció a muchos de los 280.000 emigrantes españoles y, sobre todo, a un grupo de jesuitas y laicos antifranquistas. Cuando regresó a España, en 1968, colgó los hábitos y decidió involucrarse en política.

Durante casi una década ejerció la docencia en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Madrid, en la de Económicas de la Universidad de Bilbao y en la de Derecho de la Universidad de Deusto, hasta que en 1977 abandonó el ámbito académico para ocupar su escaño de diputado en el Congreso de los Diputados.

Arzalluz había ingresado en 1969 en el Partido Nacionalista Vasco y desde 1971 formaba parte del órgano regional del partido en Vizcaya (Bizkai Buru Batzar) y de la dirección ejecutiva nacional (Euskadi Buru Batzar) del PNV. Encabezó la lista de candidatos de esta formación por Guipúzcoa de cara a las elecciones generales del 15 de junio de 1977 y ganó el escaño en la Cámara Baja. Durante la constituyente, formó parte de la Comisión Mixta encargada de reelaborar el proyecto de ley de amnistía y defendió en el Parlamento los derechos del pueblo vasco reclamando su Estatuto de Autonomía. Su experiencia en Madrid no fue muy buena, aunque algunas de sus intervenciones parlamentarias, como aquélla en la que defendió la ley de amnistía, figuran entre las más brillantes de la legislatura.

En las elecciones del 1 de marzo de 1979 fue reelegido diputado del PNV por Guipúzcoa y formó parte de la Diputación Permanente y de las comisiones de Asuntos Exteriores, Constitucional, Presidencia y de Universidades e Investigaciones. Fue también miembro del Consejo de Europa y portavoz de la minoría vasca en el Congreso de los Diputados. En diciembre de 1979 renunció a su escaño de diputado en el Parlamento al ser elegido presidente del Bizkai Buru Batzar (BBB) y, cuatro meses después, también presidente del Euskadi Buru Batzar (EBB), máximo órgano del PNV, en sustitución de Carlos Garaicoechea, quien dimitió por incompatibilidad de este cargo con la presidencia del Gobierno Vasco. Instalado en el convencimiento de que ejercer el mando nacionalista es permanecer en el timón del partido y no en el ejercicio de un cargo público, Arzalluz nunca más concurrió a unas elecciones. Durante estos años se fue fortaleciendo su imagen de líder carismático de la comunidad nacionalista, condición implícitamente reconocida incluso por sectores radicales alejados de la disciplina del PNV. Así lo puso de manifiesto en los debates sobre los contactos con ETA, que mantuvo con el diputado del Grupo Mixto, Juan María Bandrés, en el verano de 1985. Aunque en mayo de 1984 finalizó su primer mandato como presidente del partido, su influencia siguió siendo decisiva y en febrero de 1986 volvió a asumir la presidencia de la Ejecutiva peneuvista. Desde entonces, fue reelegido para el cargo en los sucesivos Congresos del PNV.

En las elecciones autonómicas celebradas el 28 de octubre de 1990, su partido obtuvo la mayoría relativa, con 22 escaños frente a los 16 del PSE-PSOE. Gracias a la alianza con EA y EE, los nacionalistas lograron la mayoría absoluta y reeligieron a José Antonio Ardanza como lehendakari.

El 30 de abril de 1996, y después de que en las elecciones generales de marzo triunfara el Partido Popular (PP) por mayoría relativa, Xabier Arzalluz selló en Madrid con José María Aznarel pacto que otorgó al dirigente conservador el apoyo de los nacionalistas vascos para su investidura como presidente del Gobierno español. Como contrapartida, el Ejecutivo vasco logró mayores competencias y autonomía fiscal.

Partidario de que el derecho de autodeterminación tenga cabida en la Carta Magna, el 16 de julio de 1998 Arzalluz participó en Barcelona en el primer encuentro celebrado por los principales partidos nacionalistas del Estado Español (PNV, CiU y BNG), que culminó con la Declaración de Barcelona; documento que solicita un mayor reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado. En 1998 insistió en la apuesta por la vía soberanista con la firma del Pacto de Lizarra.

De verbo y oratoria fáciles, algunos aseguran que destapó la “caja de los truenos” por sus afirmaciones, que suscitaron polémica en no pocas ocasiones. Jamás escribía sus discursos; le bastaba con unos momentos previos de reflexión mientras paseaba. Hombre solitario, era poco amigo de la pompa social, como demostró durante su época de diputado en Madrid cuando se negó a asistir a la fiesta onomástica del Rey, que reunió por primera vez en el Palacio Real a la nueva clase política de la democracia.

Autor

  • Sánchez