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Aray, Edmundo (1936-VVVV).

Poeta, narrador y ensayista venezolano, nacido en Maracay en 1936. Constante animador, desde diferentes colectivos poéticos y publicaciones literarias, de la vida cultural venezolana durante toda la mitad del siglo XX, a su talante innovador y progresista -abierto siempre a cualquier ejercicio experimental que pudiera aportar un soplo transgresor a las Letras hispanoamericanas- añadió un carácter combativo e inconformista y una ideología izquierdista y radical que le llevaron a significarse, en numerosas ocasiones, por su firme compromiso político en favor de los diferentes movimientos revolucionarios desatados en el subcontinente americano.

A mediados de los años cincuenta, sus vivas inquietudes poéticas -manifiestas en él desde muy temprana edad- le introdujeron en los principales foros y cenáculos literarios venezolanos, en donde trabó amistad con algunos jóvenes escritores que, como el propio Edmundo Aray, postulaban la necesidad de implantar un "humanismo político de izquierda" en el que fuera posible el desarrollo de sus principios estéticos transgresores y la crítica a los convencionalismos sociales que permanecían vigentes desde hacía ya muchos siglos. Agrupados en torno a la bulliciosa revista Sardio, los integrantes de este colectivo de escritores impulsaron, entre 1958 y 1961, un ambicioso proyecto de promoción cultural que, aliado con la intelectualidad de sesgo liberal, dejó fértiles frutos en la historia de las Letras venezolanas inmediatamente posterior al desmantelamiento del régimen dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez (23 de enero de 1958).

Por aquel tiempo, el joven Edmundo Aray ya había dado a la imprenta su primer poemario, publicado bajo el título de La hija de Raghú (Barquisimeto: Ediciones Nueva Segovia, 1957), obra con la que abría una veta estética y temática que, plasmada también en una entrega poética posterior (Nadie quiere descansar [Caracas: Ediciones Sardio, 1961]), tenía por objeto incorporar a la poesía nacional venezolana una serie de ideas y motivos universales procedentes de las tradiciones míticas y religiosas de otros ámbitos culturales. Este afán innovador se hacía patente no sólo en los contenidos de los citados poemarios de Edmundo Aray, sino también en los recursos expresivos utilizados para su elaboración por el joven poeta de Maracay.

Las complicadas relaciones entre un grupo de escritores tan heterogéneo como el cristalizado en torno a la revista Sardio sufrieron un vertiginoso proceso de desgaste y deterioro a medida que se acentuaban las diferencias políticas y estéticas entre los menos radicales (partidarios de una moderada implantación de los postulados globales de la socialdemocracia) y los más rupturistas y transgresores (que luchaban por una drástica renovación de la política y la cultura venezolanas). Entre estos últimos quedó desde un principio incluido Edmundo Aray, quien, tras el cierre definitivo de la revista y la total fragmentación del grupo, se erigió en uno de los fundadores de un nuevo colectivo literario, "El Techo de la Ballena" (1961-1964), signado por un ideario político radicalmente izquierdista y por un acercamiento irreverente e iconoclasta hacia cualquier manifestación artística e intelectual que conservase algún aroma de los valores políticos o culturales tradicionales. Durante el primer lustro de los años sesenta, "El Techo de la Ballena" se aferró con vigoroso entusiasmo a la consigna que hizo célebres a casi todos los integrantes del grupo ("cambiar la vida, transformar la sociedad"), y que, en el caso del animoso poeta de Maracay, arrojó espléndidos frutos recogidos en algunos poemarios como Twist presidencial: todo está en regla (Caracas: Ediciones Tubulares 2 de El Techo de la Ballena, 1963) y Tierra roja, tierra negra (Mérida: Ediciones del Rectorado, Universidad de Los Andes, 1968). En ambas colecciones de versos, Edmundo Aray echó mano de algunos recursos expresivos tan inmediatos y vigorosos como los brindados por el lenguaje coloquial, para construir un discurso político que, aderezado por fuertes dosis de ironía, transitaba por senderos temáticos muy alejados -aunque adornados por la misma carga ideológica- de las vías recorridas por su poesía anterior, plagada de referencias mítico-religiosas.

Naturalmente, la citada consigna de "cambiar la vida, transformar la sociedad" llevaba implícito un germen de renovación artística que, en muchos casos, recordaba las radicales pretensiones innovadoras de los poetas de la Vanguardia y, de forma muy acusada, señalaba el influjo del legado surrealista. Pero, en el caso concreto de Edmundo Aray, pesaron más sus convicciones marxistas que la devoción estética por los dictados oníricos del subconsciente, por lo que, una vez disuelto "El Techo de la Ballena", fundó -en compañía de otros compañeros de andadura política y literaria, como Efraín Hurtado- la revista Rocinante (1968-1978), una publicación de manifiesta orientación socialista que, ya sin ambages, se convirtió en Venezuela en algo así como el "órgano oficioso" de la propaganda cultural del sistema político revolucionario impuesto en Cuba por Fidel Castro.

Al tiempo que desarrollaba esta actividad intelectual en su propia revista, Edmundo Aray seguía colaborando asiduamente en otros muchos medios de comunicación, en los que venía publicando desde su juventud numerosos artículos y poemas. Entre otras publicaciones que difundieron sus escritos, cabe recordar aquí las cabeceras de Cultura Universitaria, Revista Nacional de Cultura, El Corno Emplumado, Eco y Casa de las Américas. Por lo demás, su obra poética continuó desplegándose por nuevos cauces temáticos, como el mítico-histórico y la introspección íntima. El primero de ellos, caracterizado por una brillante reconstrucción -a medio camino entre la revisión histórica, las referencias intertextuales y la emulación paródica de otros autores sobradamente conocidos- de la evolución cultural de Hispanoamérica, está representado mejor que en cualquier otro en su poemario titulado Cantata del Monte Sagrado (Caracas: Ediciones de la Gobernación del Distrito Federal, 1983). Su línea intimista, que entrevera las gozosas evocaciones eróticas con las severas reflexiones sobre la muerte, queda plasmada en otras colecciones de versos de notable interés, como las tituladas Cambios de soles (Caracas: Dirección de Cultura, Universidad Central de Venezuela, 1968), Crónica de nuestro amor (Caracas: Fondo Editorial Salvador de la Plaza, 1973) y Versos toscanos (Mérida: Ed. de la Divina Providencia, 1987). El resto de su producción poética se compone de otros títulos como Los huéspedes del tiempo (Caracas: Dirección de Cultura, Universidad Central de Venezuela, 1958); Cuerpo de astronauta, convecino al cielo (Caracas: Ed. Arte, 1969); Libro de héroes (1971); Baje la cadena. Allegro jocoso pero no demasiado (Valencia [Venezuela]: Dirección de Cultura, Universidad de Carabobo, 1972); y Lilí, siempre Lilí. Memoria de Peter Weiss (Mérida: Ed. de la Divina Providencia, 1988). Conviene añadir, antes de clausurar estos párrafos dedicados a la creación poética del escritor de Maracay, que numerosas composiciones suyas han sido incluidas en diferentes muestras antológicas de la poesía social hispanoamericana del siglo XX.

En su faceta de narrador, Edmundo Aray ha reunido sus relatos breves en dos volúmenes recopilatorios, publicados bajo los títulos de Sube para bajar (Caracas: Ediciones de El Techo de la Ballena, 1963) y Los cuentos de Alfredo Alvarado el "Rey del joropo" (Caracas: Ed. Balumba, 1977). Además, es autor del ensayo titulado Santiago Álvarez, cronista del tercer mundo (Caracas: Cinemateca Nacional de Venezuela, 1983).

Bibliografía

  • MEDINA, José Ramón: La nueva poesía venezolana, Caracas: Asociación de Escritores de Venezuela, 1959, pp. 7-11.

  • RODRÍGUEZ CARUCCI, Alberto: "Aray, Edmundo", en MEDINA, José Ramón (dir.): Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina. DELAL, vol. I, Caracas: Biblioteca Ayacucho & Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1995, pp. 297-298.

  • SUARDÍAZ, Luis: "Edmundo Aray en el techo móvil de la ballena", en Viaje a las letras venezolanas, Maracaibo: Universidad del Zulia, Dirección de Cultura, 1992, pp. 23-28.

J. R. Fernández de Cano

Autor

  • 0102 JR