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MedicinaBiografía

Albucasis (932-1013).

Albucasis cauteriza un paciente en Córdoba, obra de E. Board.

Médico andalusí nacido en Córdoba en el año 932 y fallecido en 1013, cuyo auténtico nombre era Abul Quasim al-Zaharawi, si bien ha pasado a la historia por la forma latinizada de este apelativo: Albucasis. Está considerado, junto con Averroes (1126-1198), como uno de los grandes maestros de la medicina medieval, y, sin lugar a dudas, como el cirujano árabe más prestigioso de la Edad Media.

En su formación jugó un papel fundamental la obra Praecepta salubria, del médico griego Pablo de Egina (s. VII), cuyas enseñanzas sirvieron siempre de guía a Albucasis. Consciente, al igual que este maestro suyo, de la escasa importancia que la Medicina venía concediendo, desde sus orígenes, a la cirugía, se propuso describir y mejorar los principales instrumentos quirúrgicos que se conocían en su tiempo.

En su magna obra titulada At-Tasrif (La prescripción), Albucasis se lamenta de que en el al-Ándalus de su época siga vigente ese desprestigio tradicional de la cirugía; y, para combatirlo, decide dedicar el último tomo de esta valiosa enciclopedia médica a dicha materia, bajo el elocuente epígrafe de Sobre la cirugía. Allí, describe minuciosamente unos de los procedimientos que con más pericia empleó: la cauterización por medio de hierros incandescentes. Albucasis, como gran aportación a la medicina de su tiempo, pone en duda la eficacia que se venía atribuyendo hasta entonces a las técnicas de cauterización en su sentido clásico, y propone nuevas formas de llevar a cabo este drástico tratamiento.

El citado volumen Sobre la cirugía, que hace el número treinta de los que conforman At-Tasrif, se divide a su vez en tres libros. El primero de ellos aborda con minucioso detenimiento el ya mencionado uso quirúrgico del cauterio; el segundo se ocupa de las incisiones, perforaciones, secciones venosas y extracciones de flechas; y el tercero estudia detalladamente las fracturas y dislocaciones.

Además, Albucasis se ocupa en Sobre la cirugía de la desinfección y la cauterización por medio de drogas; de la extracción de tumores y piezas dentales (la obra de Albucasis aún se estudia en las escuelas y facultades de Odontología de todo el mundo); y de otras muchas técnicas quirúrgicas que le dieron excelentes resultados terapéuticos en su brillante trayectoria profesional, como la sangría, la amputación y la escarificación (o acción de practicar pequeñas incisiones superficiales en determinadas zonas del cuerpo, para dar salida a ciertos líquidos).

Entre sus aportaciones de mayor calado en la medicina medieval, cabe citar el empleo de las tijeras y de la jeringa en cirugía; el uso de un modelo de bisturí que el cirujano podía ocultar fácilmente a los ojos del paciente, para abrir abscesos sin provocar el pánico de los más medrosos; el diseño de un nuevo trocar (o punzón con punta de tres aristas cortantes, recubierto por una cánula o vaina) especial para llevar a cabo una paracentesis (o punción en el vientre); la construcción de unos rudimentarios fórceps; y el diseño una mesa específica para proceder a la reducción de fracturas de columna y pelvis. Además, ideó una novedosa fórmula para el tratamiento de las fracturas, basada en la fabricación de férulas con masas de harina y clara de huevo (que habrían de dar paso, andando el tiempo, a los yesos y las escayolas usadas por los traumatólogos modernos). Y recurrió, también de forma original, al empleo de tiras de tripa de animal para suturar los intestinos.

Asimismo, en este volumen postrero de At-Tasrif (que, en la actualidad, constituye la parte más válida de su magisterio médico), Albucasis describe con detalle los distintos tipos de tratamiento que se puede dar a las fracturas óseas y a las dislocaciones. Y concede especial importancia a ciertas prácticas que, en la época, resultaban ciertamente innovadoras, como el empleo de vendajes o las curas con compresas empapadas en vino.

Este amplio y detallado tratado médico escrito por Albucasis alcanzó una notable difusión por todo el mundo occidental durante la Edad Media. Copiado en numerosos códices en lengua árabe, fue vertido al latín por el prestigioso orientalista italiano Gerardo de Cremona (1114-1187) en el Toledo del siglo XII; en la centuria siguiente, Guillermo de Saliceto lo citó y comentó extensamente en su famosa Cyrugia (s. XIII); y, al cabo de cien años, fue el afamado cirujano francés Guy de Chauliac (1300-?) quien, en su no menos apreciada obra La grande chirugie (Cirugía magna), alabó sin tasa la figura y el legado de Albucasis y afirmó que el médico andalusí, junto con Hipócrates (470-377 a.C.) y Galeno (131-200), era uno de los tres grandes padres de la cirugía.

Hasta nuestros días sólo ha llegado un manuscrito de la obra de Albucasis, conservado en la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.