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PolíticaHistoriaBiografía

Walesa, Lech (1943-VVVV).

Político polaco, líder del sindicato Solidaridad y presidente de la República polaca entre 1990 y 1995, nacido el 29 de septiembre de 1943 en Popowo.

Hijo de carpintero y campesina, cursó estudios primarios y entre 1959 y 1961 aprendió metalurgia, dibujo técnico y matemáticas en una escuela de oficios de Lipno, donde se especializó como electricista industrial. Consiguió el empleo de instalador de sistemas eléctricos en el Departamento Estatal de Agricultura (POM), en Lenie, y en 1963 prestó el servicio militar, en el curso del cual fue destinado al servicio de telegrafistas y se dejó crecer el frondoso bigote que luego le haría famoso. Tras licenciarse volvió a su empleo en el POM, pero en 1967 decidió marchar a la costa báltica en busca de mejores oportunidades de trabajo. Entró en la plantilla de los astilleros Lenin de Gdansk como obrero en una brigada de electricistas y en 1968 tuvo su primer contacto con la política al ser elegido por sus compañeros representante en el consejo de empresa.

Dotado de innatas cualidades de dirigente, tomó parte activa, como presidente del Comité de Huelga de los astilleros Lenin, en los disturbios obreros de diciembre de 1970, provocados por el súbito encarecimiento de los productos de primera necesidad y sangrientamente sofocados por las autoridades. Walesa dio un margen de confianza al nuevo primer secretario del partido comunista, E. Gierek, pero pronto se desencantó al comprobar que sus errores económicos (desabastecimiento, descenso de la producción) eran invariablemente pagados por el trabajador. En 1976 un discurso crítico a Gierek le supuso su inmediata expulsión del astillero, y tras un breve período de desempleo fue contratado como mecánico por la compañía de construcciones ZREMB, donde se ganó la vida en los dos años siguientes.

En 1978 trabó contacto con intelectuales de la oposición independiente, como el Comité de Defensa de los Trabajadores (KOR, fundado el 23 de septiembre de 1976) y los Sindicatos Libres, cuya sección en la costa báltica ayudó a fundar el 30 de abril. Por tales actividades perdió su puesto de trabajo en el ZREMB en noviembre de 1978. En 1979 fue uno de los firmantes de la Carta de los derechos de los trabajadores en Gdansk y logró ser contratado por la compañía de ingeniería Elektromontaz, pero no tardó en ser despedido por hablar en una ceremonia en memoria de los obreros muertos en 1970.

En el verano de 1980 las huelgas y el descontento por el deterioro de las condiciones de vida se extendieron por todo el país. Walesa, que se hallaba en el paro y atravesaba por graves dificultades económicas, era además hostigado por las autoridades, que lo arrestaron en varias ocasiones. Su popularidad y liderazgo habían crecido en paralelo, y cuando el 14 de agosto se declaró la huelga general en los astilleros Lenin, fue readmitido en su antiguo puesto entre los vítores de la plantilla.

Desde ese momento Walesa fue el líder indiscutible del movimiento huelguístico, que pronto añadió a las reivindicaciones salariales la de libertad de sindicación. El 16 de agosto los trabajadores crearon el Comité Interempresarial de Huelga (MKS) y Walesa, elegido su presidente, encabezó la delegación que negoció con las autoridades un Protocolo de veintiún puntos, entre los que figuraban las libertades de sindicación y expresión. El Gobierno firmó el Protocolo el 31 de agosto y Walesa anunció que, satisfechas las demandas, la huelga quedaba desconvocada a partir del 1 de septiembre.

Walesa y sus compañeros habían conseguido que, por primera vez, un régimen comunista cediera al empuje obrero y aceptara reivindicaciones no estrictamente económicas y sociales. Elevado a la categoría de héroe nacional y de celebridad mundial, Walesa fue elegido presidente del nuevo Sindicato Independiente Solidaridad el 22 de septiembre. A comienzos de 1981 Solidaridad tenía inscritos a diez de los doce millones de asalariados de Polonia. Walesa adoptó una posición moderada y evolucionista, e insistió en la necesidad de no extremar las reivindicaciones, pero ante el derrumbe de la legitimidad del régimen comunista frente a la población y el auge del movimiento sindical, cada vez se le hizo más difícil contener los planteamientos radicales de las bases. En el I Congreso de Solidaridad, entre el 5 de septiembre y el 7 de octubre de 1981 fue reelegido con el 55% de los votos.

El fracaso de las negociaciones entre Walesa, el primado de la Iglesia polaca, Józef Glemp, y el secretario general del Partido y primer ministro, general W. Jaruzelski, endureció la postura de ambas partes. El 3 de diciembre Solidaridad anunció una huelga general indefinida al no haber recibido del Gobierno respuesta positiva a sus peticiones y el 12 de diciembre los dirigentes del sindicato anunciaron la posibilidad de establecer un gobierno no comunista si las autoridades no aceptaban el acceso de los sindicatos libres a los medios de comunicación y elecciones democráticas en los consejos municipales y provinciales.

Llegada la situación a un punto crítico, el 13 de diciembre de 1981 Jaruzelski decretó la ley marcial, prohibió a Solidaridad y detuvo a Walesa y a los demás líderes que no habían conseguido huir a tiempo. El arresto de Walesa se prolongó hasta el 8 de noviembre de 1982 y cuando le fue concedido el Premio Nobel de la Paz no acudió a Oslo por temor a que las autoridades no le dejaran regresar. Su esposa, Danuta, lo recogió en su lugar, el 10 de diciembre. Poco antes, Walesa había sido readmitido en los astilleros.

Luego de negociar con Jaruzelski la legalización de Solidaridad y la celebración de elecciones semi-libres en 1989 -en las que Solidaridad obtuvo todos los escaños parlamentarios que estaban abiertos a la libre competición-, Walesa fue reelegido presidente del sindicato en su II Congreso el 21 de abril de 1990 con el 80% de los votos y luego, el 25 de noviembre y 9 de diciembre, presidente de la República en elecciones a dos vueltas, con el 39,9% y el 74,2% de los votos, respectivamente. El 22 de diciembre tomó posesión de su cargo, lo que llevó implícito la renuncia a la dirección de Solidaridad.

En sus cinco años al frente del Estado, el jovial, carismático y admirado líder obrero se reveló como un político intrigante, y protagonizó numerosos enfrentamientos con los sucesivos gobiernos al exigir el refuerzo de sus poderes y conferir a las prerrogativas que ya tenía (como el nombramiento de los ministerios de fuerza) un evidente cariz político. Este enfrentamiento se enconó cuando en 1993 los ex-comunistas ganaron las elecciones y formaron gobierno.

Walesa viajó frecuentemente al exterior, y algunas de sus visitas tuvieron un significado especial, como las realizadas a París los días 9-11 de abril de 1991, para firmar un Tratado de Amistad y Cooperación franco-polaco; a Israel el 20 de mayo de 1991, la primera realizada por un dirigente polaco; a Alemania el 30 de marzo de 1992, igualmente sin precedentes, y a Moscú entre el 21 y 23 de mayo de 1992, para la adopción de un Tratado de Amistad ruso-polaco.

Aunque nunca se dotó de un movimiento propio, contó con el apoyo de los pequeños partidos cristianos surgidos de la desintegración de Solidaridad (como fuerza política), y en todo momento de la influyente Iglesia católica, con la que Walesa -fervoroso creyente- siempre ha mantenido unas estrechísimas relaciones (es ampliamente conocido su vínculo especial con el papa Juan Pablo II). En las elecciones legislativas de 1993 estuvo representado por un Bloque no Partidista de Apoyo a las Reformas (BBWR).

En las elecciones del 5 y 19 de diciembre de 1995 Walesa perdió ante el ex-comunista A. Kwasniewski con el 33,1% y el 48,2% de los votos, respectivamente, y el 23 de diciembre cesó en sus funciones. El 15 de enero de 1996 comenzó a trabajar de asesor de Solidaridad en Gdansk y el 2 de febrero siguiente se presentó un instituto que llevaba su nombre. El 2 de abril, como había anunciado su esposa, Walesa se reincorporó al astillero de Gdansk en su puesto de siempre, electricista, que había ocupado por última vez hasta julio de 1989, cuando las circunstancias políticas le exigieron plena dedicación. No obstante, este regreso a sus orígenes es más formal que real, pues continúa activo en la política nacional, auspiciando una gran coalición de las fuerzas surgidas en su día de Solidaridad, y participa regularmente en actos y conferencias en el extranjero. El 12 de abril de 1996 el Parlamento polaco aprobó una ley que concedía a los ex-presidentes el derecho a cobrar una pensión del Estado.

Walesa trabajó activamente en los últimos meses de 1996 por la agrupación de los diversos partidos conservadores y católicos surgidos de la disolución del ala política de Solidaridad. Fruto de estos esfuerzos surgió la Acción Electoral de Solidaridad (AWS) de Marian Krzaklewski, máximo dirigente del sindicato, que resultó vencedora en las elecciones legislativas del 21 de septiembre de 1997 y que formó un gobierno de cohabitación entre Aleksander Kwasniewski y Jerzy Buzek el 31 de octubre siguiente. Walesa presentó su propia fuerza política el 2 de diciembre de 1997, el Partido Cristiano Demócrata de la III República, que, según aquel, no competiría con AWS por compartir ambos grupos similares planteamientos ideológicos. Previamente, el 20 de abril de 1997, Walesa había sido elegido presidente honorario del recién creado Fórum Democrático de Europa Central, que integra a 35 partidos demócrata cristianos y liberales de la región.

En las elecciones presidenciales del 8 de octubre de 2000, Aleksander Kwasniewski fue elegido presidente de Polonia, y Walesa fue uno de los grandes perdedores de esa cita electoral, con el 1% de los votos.

Walesa está en posesión de una veintena de doctorados honoríficos y, además del Nobel, varios galardones, como la Medalla de la Libertad de Filadelfia (1981), la Medalla del Mérito del Congreso de la Comunidad Polaca en EE.UU. (1981), el Premio del Mundo Libre (1982), el Premio de Justicia Social (1983), el Premio de los Derechos Humanos del Consejo de Europa (1989) y la Orden del Águila Blanca (1989), entre otros. En 1987 publicó una autobiografía, Un camino de esperanza.

Autor

  • R. Ortiz de Zárate