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PinturaBiografía

Vinatea Reinoso, José (1900-1931).

Pintor peruano de tendencia indigenista, nacido en Arequipa en 1900 y muerto en Lima, en 1931. A pesar de la brevedad de su vida, Vinatea constituye uno de los más relevantes artistas de la década del 20, años cruciales en la constitución de una pintura de carácter nacional en el Perú.

En su ciudad natal comenzó con una formación autodidacta, copiando láminas y estampas de la época. A pesar de la escasa actividad pictórica, desde fines del siglo XIX la pintura arequipeña empezaba a gozar de una cierta promoción, gracias al Centro Artístico Arequipeño. Fue precisamente esta institución la que en 1917 organizara un concurso en el cual Vinatea y otro joven, Manuel Domingo Pantigoso, resultaran ganadores. Además de sus tempranas acuarelas, el Vinatea de entonces comenzaba a sobresalir por sus caricaturas. Precisamente en ese mismo año, en el estudio fotográfico de los hermanos Vargas, expondría su primer conjunto de caricaturas.

Al año siguiente, Vinatea llegaba a Lima, donde se pondría a trabajar en el periodismo, como caricaturista. En 1919, luego de varios años de lucha, artistas locales logran que el gobierno de Pardo fundara la Escuela de Bellas Artes. Pintores como Teófilo Castillo, José Sabogal y Daniel Hernández estaban imbuidos del espíritu nacionalista de la época, tal y como ocurría en otros países de América Latina: el arte debía ser expresión del alma y vivencias de la nación. Obviamente, estos ideales surgían paralelos a ciertas tendencias políticas, de corte nacionalistas y/o populistas. En efecto, entre 1919 y 1930 gobernó el Perú el presidente Augusto B. Leguía, quien en su Oncenio trató de modernizar el país con mano dura, pero con un discurso entre demagógico y nacionalista. El indígena ocupaba un lugar central en los debates y el arte era visto como u instrumento útil a esos fines, por lo cual debía ser estimulado. De hecho, la Escuela de Bellas Artes recibió un importante impulso durante su gobierno.

En una ciudad como Lima, que parecía tan lejana al qué hacer del arte contemporáneo, la apertura del Museo de Arte italiano, si bien limitado por la selección de los cuadros que hiciera el gobierno de Mussolini, influyó fuertemente en los pintores de esa ciudad. Particularmente apreciadas entre los jóvenes pintores fueron las obras de paisajes regionales. En el caso de Vinatea, otra influencia personal lo constituyó su propio trabajo periodístico: desde 1920, ocuparía el cargo de director artístico de la revista Mundial, conservando entre sus funciones la elaboración de las caricaturas principales.

En 1925 exhibió un conjunto de obras en la exposición anual de la Escuela de Bellas Artes. Todas representaban imágenes de la ciudad de Lima, algunos rincones (Esquina de Judíos, por ejemplo) o fiestas costumbristas (Procesión del Señor de los Milagros). En ellas se aprecia la preocupación de Vinatea por la luz, influencia debida a su maestro Daniel Hernández, quien fuera también director de la Escuela. En el cuadro Esquina de Judíos, por ejemplo, se ve una Lima nocturna y fantasmagórica, iluminada por faroles de luz eléctrica. Ese mismo año, unos cuadros suyos, con paisajes de mercados arequipeños, fueron expuestos en la Exposición Panamericana de Pintura al Óleo (Museo de Los Ángeles).

En el verano de 1925, Vinatea haría un viaje trascendental para su vida artística. Recorrería el sur andino, particularmente las ciudades de Cusco, Arequipa y sus alrededores. En acuarelas y bocetos, el artista plasmó esos paisajes. En agosto del año siguiente presentó su primera muestra en el local de la Escuela de Bellas Artes, divida en tres partes: Ciudad de la Piedra, Ciudad Blanca y Ciudad de los Reyes, cada cual correspondiendo a motivos de una ciudad (Cusco, Arequipa y Lima, respectivamente). En estas obras, nuevamente el trabajo de la luz se constituía en clave de su estilo personal. Además, una preocupación por el movimiento se vería plasmada en óleos como Procesión serrana, probablemente el más relevante del conjunto expuesto.

En 1927 viajó a Puno, región altiplánica del lago Titicaca. Los nuevos trabajos mostraban una suerte de explosión de la luz, extendiéndose no sólo al fondo paisajístico, sino a los personajes y demás figuras de los cuadros. Continuando con la temática de Las faenas titicanenses, en los meses posteriores pintó también escenas de Lima, como San Juan de Amancaes, y de Arequipa, como Chacareras de Arequipa. Según algunos críticos, la constante de los cerros en estos paisajes, geográfica y culturalmente diferenciados, significaría un esfuerzo del autor por acercar esos micro-mundos en función del denominador común del Ande peruano, presente de una manera u otra en los fondos. Una manera de expresar el deseo nacionalista de integración.

Durante el resto de su vida, Vinatea continuaría explorando el paisaje altiplánico del lago Titicaca. Las montañas cederían espacio al fondo lacustre con sus balsas. Además, los personajes del lugar tomarían de modo más protagónico un primer plano, y los trazos de sus contornos se simplificarían, otorgando más volumen a los cuerpos. Esta tendencia se vio expresada también en los cuadros de motivos arequipeños de esa época. A este conjunto pertenece uno de sus cuadros más representativos, Arequipa. Lamentablemente, esta madurez artística se vio truncada por una muerte prematura, probablemente empujada por el apremio económico y la ansiedad por seguir produciendo en un contexto difícil (crisis del 30). Preparaba entonces una muestra que debía presentarse en Buenos Aires. En toda su vida, Vinatea nunca salió del país.

A través de personajes populares, pintados en sus propios espacios, Vinatea Reinoso se propuso, junto con los artistas de su generación, contribuir a generar una tradición de pintura nacional en el Perú. Sin embargo, su especial valor radica en que la propuesta ideológica no le llevó a simplificaciones estéticas. Muy por el contrario, a diferencia de pintores más comprometidos con el movimiento indigenista, Vinatea no cayó en cierta estética "primitivista". Tampoco se preocupó por que sus obras transmitieran necesariamente mensajes de compasión que llamaran a una acción social. Vinatea, siguiendo las enseñanzas del maestro Daniel Hernández, fue ante todo un buscador de la belleza artística en el mundo andino.

Bibliografía.

  • WUFFARDEN, Luis E. / MAJLUF, Natalia B.- Vinatea Reinoso y el horizonte indigenista. Patronato de Telefónica, Lima 1997.

PAREDES VILLACORTA, Juan: Artes plásticas. Pintura clásica universal/Pintores peruanos. Lima, Studium, 1982.

Autor

  • Alicia del Aguila