Vera y Estaca, Alejo (1834-1923)
Pintor español; nació en Viñuelas (Guadalajara) el 14 de julio de 1834 y murió en Madrid el 5 de febrero de 1923. Estudió en Madrid, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y en el taller de Federico de Madrazo, en los que coincidió con Palmaroli y Roslaes, a los que le unió gran amistad. Al concluir sus estudios, sigue el peregrinaje a Roma que será habitual en los pintores españoles del XIX merced a una beca que le concede el banquero Miranda. Posteriormente, en 1878, obtuvo la pensión de mérito de la Academia Española en la capital italiana, de la que sería director entre 1892 y 1898. Fue profesor de colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid antes de sustituir a Dióscoro de la Puebla como catedrático de colorido en la Superior. En 1892, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. También perteneció a la Academia de San Lucas de Roma.
Destacó en la pintura de temas históricos y religiosos, especialmente de historia romana, con títulos como Cayo Graco despidiéndose de su familia (no confundir con el cuadro del mismo asunto de Ignacio Suárez Llanos, al que se conoce habitualmente por el mismo título dado que los títulos de ambas composiciones son extraordinariamente largos, sobre todo el de Suárez Llanos, que parece querer sustituir a la propia pintura; el título completo del cuadro de Vera y Estaca es Licinia, mujer de cayo Graco, se arroja a sus pies, y teniendo a su hijo de la mano, le presenta el peligro cierto a que se expone yendo delante de los que mataron a su hermano), La comunión de los antiguos cristianos en las catacumbas de Roma, El último día de Numancia o La vestal dormida. de tema religioso destacan El milagro de las rosas en la vida de San Francisco, pintado para la iglesia de San Francisco el Grande, Santa Cecilia y San Valeriano o San Sebastián. También son suyas obras de género como Una señora de la antigua Roma dando de comer a unos canarios o Una tienda de joyas en Pompeya, en los que traslada la pintura de género a la época romana, por la que, también para la pintura de género, sentía especial predilección.
Concurrió a numerosos certámenes, tales como la Exposición Universal de Filadelfia de 1876, en la que obtuvo medalla única, la Internacional de Munich de 1885 (Gran Cruz de primera clase) o las Nacionales de 1856, 58, 62 (medalla de primera clase por Entierro de San Lorenzo, pintado en Roma durante los años que estuvo pensionado por Miranda y marcado por la influencia del Nazarenismo), 66 (medalla de primera clase por Un coro de monjas), 1871 (medalla de primera clase por Una señora pompeyana en el tocador), 81 (Último día de Numancia, primera medalla), 92 y 99.
