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HistoriaEconomíaBiografía

Veblen, Thornstein Bunde (1857-1929).

Economista y sociólogo estadounidense nacido el 30 de julio de 1857 en Cato, en el condado de Manitowoc (Wisconsin) y muerto el 3 de agosto de 1929 cerca de Menio Park (California).

Weblen era de ascendencia noruega, y no aprendió inglés hasta que no fue a la escuela, idioma que habló toda su vida con un marcado acento. Se graduó en el Carleton College de Minnesota en tres años, e hizo de sí mismo un brillante estudiante con una personalidad individualista y encerrada en el desarrollo de sus propias ideas. Se trasladó a la Universidad de John Hopkins y a Yale para estudiar Filosofía, en donde recibió su doctorado en 1884. Cuando comprobó que era imposible encontrar una plaza como profesor, regresó a la granja de su padre en Minnesota, donde pasó los siguientes siete años de su vida leyendo.

En 1888 se casó con Ellen Rolfe, la cual pertenecía a una familia rica e influyente. Incapaz todavía de encontrar un trabajo, ingresó en la Universidad de Cornell, en 1891, como estudiante de graduado; en ella quedó tan impresionado por la personalidad de J. Laurence Laughlin que, cuando éste le ofreció hacerse cargo del departamento de Economía, no lo dudó un momento. No sería hasta 1986, con 39 años, cuando obtuviera el rango de maestro.

Su primer libro, La teoría de la clase ociosa, subtitulado "Un estudio económico de las instituciones", fue publicado en 1899; todavía leído hoy, representa la esencia de lo más importante de su pensamiento. Aplicó las teorías de Darwin en el estudio de la moderna vida económica del momento. Según sus teorías, el sistema industrial requiere hombres que sean diligentes, eficientes y cooperativos, mientras que los que realmente dirigen el mundo de los negocios atienden tan sólo a hacer dinero y a engrandecer su riqueza; su desconcierto no es más que un legado de un pasado bárbaro y predador. Veblen examinó, con evidente placer, la "proeza de la moderna supervivencia" de las modas, los deportes, la religión y los gustos estéticos de la clase dominante. En definitiva, dividió la sociedad en una clase predadora, u "ociosa", propietaria de los negocios, y una clase trabajadora que era la que producía los bienes; criticó a la clase ociosa como una clase parasitaria, y por lo tanto perniciosa para la economía. Acuño la expresión "consumo ostentoso", que posteriormente se adoptó para describir la lucha por alcanzar una mejor posición social. Asimismo, criticó a los propietarios de los negocios por lo que el denominaba sus valores "pecuniarios". El libro captó el interés del mundo literario; en muchos de los casos fue leído como una sátira antes que como un tratado científico, y Veblen adquirió pronto una reputación de crítico social extendida muy lejos de sus horizontes académicos.

No obstante, su reputación no le reportó el éxito académico esperado. Era un profesor del montón que sólo atendía al ritual universitario de lectura y calificación. Su curso más famoso, "Factores Económicos de la Civilización", hacía una incursión en vastos campos de la Historia, las leyes, la Antropología y la Filosofía, pero prestaba poca atención a las teorías económicas ortodoxas. En 1904 publicó la Teoría de la Empresa de Negocios, en la que añadió a su teoría evolutiva un estudio sobre la incompatibilidad entre el moderno proceso industrial y las irracionales formas del negocio y las finanzas (es decir, la diferencia entre adquirir bienes y hacer dinero).

En la Universidad de Chicago, Veblen obtuvo tan sólo el grado de profesor asistente, y se vio forzado a abandonarlo tras ser acusado de infidelidad marital. Fue designado para hacerse cargo de una cátedra asociada en la Universidad de Stanford en 1906. Tras tres años en el puesto, sus asuntos personales fueron, una vez más, la causa por la que se vio forzado a abandonar de nuevo. Con muchas dificultades encontró un puesto de lector en la Universidad de Missouri, con mucho menos salario, y permaneció en él desde 1911 hasta 1918. Se divorció de Ellen Rolfe en 1914 y se casó con Anne Fessenden Bradley, una divorciada que había conocido unos años atrás; las dos hijas que tenía habían sido criadas de acuerdo con las ideas utilitarias que Veblen había expresado en su Teoría de la clase ociosa.

En Missouri disfrutó de un período productivo. En El Instinto de la manufactura y el estado de la industria (1914), desarrolló la idea de que la empresa de negocios estaba inmersa en un conflicto fundamental con la disposición humana al esfuerzo útil, y que una gran proporción de las energías de los hombres eran utilizadas para realizar labores no productivas. El quiebro que supuso la Primera Guerra Mundial sirvió para abocar a Veblen en el pesimismo en cuanto a sus perspectivas para el género humano. El Imperio germánico y la Revolución industrial le sugirieron que Alemania poseía una ventaja sobre estados democráticos como Inglaterra y Francia, ya que la autocracia podría conducir más fácilmente a que el estado aprovechara mejor las nuevas tecnologías. Añadió, además, que la ventaja sería tan sólo temporal, ya que la economía alemana podría eventualmente desarrollar su propio sistema de conspicuo desperdicio. Con Una incursión en la naturaleza de la paz y los términos de la perpetuación (1917), adquirió un renombre internacional; sostuvo que las guerras modernas estaban causadas principalmente por la demanda competitiva de los intereses económicos internacionales, y que una paz duradera sólo podría tener lugar si se lucha por los derechos a la propiedad y por el sistema de precios en el cual esos derechos surjan efecto.

Veblen defendió en otras obras que el sistema económico de su época se basaba en las fluctuaciones de los precios y sugería que la ineficacia del sistema podía corregirse haciendo que la producción y la distribución estuvieran a cargo de técnicos. En toda su obra se aprecia una preocupación respecto a las empresas y al poder de éstas; sus ideas influyeron en el desarrollo de las políticas económicas y en particular en la tendencia política hacia un mayor control social o hacia una mayor actividad gubernamental en la economía, en una época en que ésta se hallaba dominada por la empresa privada.

En febrero de 1918 encontró un trabajo en la Administración de Víveres en Washington, pero su aproximación a los problemas económicos no podía ser útil para los administradores del gobierno, por lo que tuvo que abandonar antes de que hubieran pasado cinco meses. En la crisis de 1918 llegó a ser un colaborador de The Dial, una revista literaria y política de Nueva York, para la cual escribió una serie de artículos en "El punto de vista moderno y el nuevo orden", más tarde publicados en un libro titulado Los intereses creados y el estado de la industria (en 1919). Los ingenieros y el sistema de precios (1921)

A la vez que su prestigio en el mundo literario nunca fue muy elevado, la propia vida de Veblen marchaba de mala manera. Su segunda esposa sufrió un colapso nervioso al que le siguió la muerte en 1920. El propio Veblen tuvo que ser cuidado por un pequeño grupo de amigo cercanos; aparentaba estar psicológicamente incapacitado para tratar con extraños interesados en sus ideas. Por un tiempo dio clases en la Nueva Escuela de Investigación Sociológica de la ciudad de Nueva York; su salario fue soportado por el subsidio de un antiguo alumno. Publicó, también, Los ingenieros y el sistema de precios. Su último libro, Propiedad ausente y la empresa de negocios en los tiempos actuales: El caso de América (1923), un deficientemente escrito y repetitivo examen de las finanzas corporativas, en el cual hacía de nuevo énfasis en la contradicción entre la industria y la empresa de negocios.

En 1926 abandonó el profesorado y volvió a California, donde vivió con una de sus hijastras en una cabaña en las montañas, cerca del mar, donde murió. La reputación de Veblen alcanzó su punto álgido en la década de 1930, cuando la depresión económica dio en cierto modo la razón a sus críticas ideas sobre el sistema económico. El lector vio en él a un político radical o a un socialista, a pesar de que Veblen fue un pesimista que nunca se comprometió con forma alguna de acción política. Entre los economistas era igualmente admirado y criticado, incluso más lo segundo. El análisis escolástico de la moderna sociedad industrial debe mucho más a su contemporáneo alemán, Max Weber, cuyas ideas eran mucho más complejas que las suyas. Aun cuando sus discípulos más cercanos apoyaron sus acercamientos antropológicos y historicistas con demasiada pasión como para satisfacer sus demandas científicas, no obstante su vasto aprendizaje y sus originales conocimientos fueron muy admirados. Uno de los más eminentes, Wesley C., quien le calificó como "un visitante de otro planeta", dijo de él que "nadie con una mente tan independiente desde la tiranía sutil de su circustancia ha sido tan conocido en la ciencia social, y nadie ha sido tan alabado desde el reino de la investigación". En resumen, pasará a la historia como un atípico investigador que destacó por su estudio histórico de la estructura económica de la sociedad, y por su análisis del sistema económico contemporáneo.

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