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Turner, Ted (1938-VVVV).

Empresario de comunicación norteamericano, nacido en Cincinnati (Ohio) el 19 de noviembre de 1938; su verdadero nombre es Robert Edward Turner III.

Descendiente de europeos, su padre fue un vendedor y representante de seguros, libros y todo lo que puede en los años treinta, debido a que la economía familiar se ve afectada por el crash de 1929. Pronto descubre que el negocio publicitario tiene buenas perspectivas —especialmente la valla como soporte— y decide entrar en el, aunque la Segunda Guerra Mundial le lleva a alistarse en la Marina, desempeñando su labor en la guardia costera.

De vuelta a casa, busca otros horizontes para la familia en la ciudad de Savannah, en donde funda la Turner Advertising, con la que mantiene vivo el interés publicitario de preguerra. Poco a poco la compañía crece de tal manera que comienza a absorber a otras empresas más pequeñas.

Turner, por su parte, es un joven rebelde que ni la Academia Militar de Georgia consigue doblegar. Tras su expulsión entrará en la McCallie School, un centro que marcará una impronta en su personalidad y en donde consolidará una buena amistad con algunos de los nombres que décadas más tarde estarán al frente de importantes instituciones del país.

En los años cincuenta, la Turner Advertising ya es una de las compañías más importantes del sector en Norteamérica. Ted comienza a trabajar en la empresa familiar y a comprobar, bajo la tutela directa de su padre, cuál es el futuro que le espera. La separación del matrimonio interrumpe sus estudios de Economía en la Universidad de Stanford, al tiempo que le lleva, durante unos meses, a distanciarse de su padre. Con apenas veinte años, decide volver a su lado y pasa a dirigir la delegación de Macon (Georgia) de la empresa, en la que demostrará su habilidad para el negocio, algo que parece no entender su padre cuando inicia conversaciones para vender la compañía. Es en este momento, 1964, cuando Edward Turner se suicida y Ted se hace con la dirección de la empresa familiar.

Pronto descubre que el negocio que tiene entre manos está ahogado en deudas. Sin amilanarse, Ted decide realizar una serie de ventas patrimoniales para reducir los créditos y sanear, en gran medida, la existencia de la Turner Advertising.

Una vez consolidada la compañía, comenzará a estudiar el camino más apropiado para iniciar su nueva aventura. Finaliza la década de los sesenta. Desde la agencia que tiene en Atlanta —la última comprada por su padre—, Ted decide entrar en el mundo de la televisión. Sus primeros pasos, en contra de sus asesores, es la compra de Channel 17 de Atlanta y Channel 36 de Charlotte, dos empresas al borde del cierre que en apenas dos años convertirá en rentables, no sin antes tener que enfrentarse a la programación de la ABC o a la legislación de la Comisión Federal de Comunicaciones.

El mundo de la televisión comenzaba a sufrir nuevos cambios. La emisión y recepción de los programas contaban poco a poco con nuevos soportes a los que Turner miraba con gran interés. Quizá su decisión de emitir por cable haya sido la más arriesgada y, al mismo tiempo, la más acertada de sus iniciativas empresariales. A mediados de los setenta comienza a enviar su señal desde Atlanta a otros estados del país. Pero todo estaba por llegar.

Al mismo tiempo que Turner buscaba nuevos horizontes para poder competir con las grandes cadenas, se ponen en órbita los primeros satélites de comunicación. Es entonces cuando piensa en la posibilidad de crear un canal dedicado exclusivamente a noticias que emitiera vía satélite. Mientras la idea va desarrollándose, Turner entra en la exclusiva deportiva —adquiere varios equipos deportivos de Atlanta— y desarrolla la oferta del cable, algo sorprendente en la Norteamérica de los setenta. El éxito de las retransmisiones le permite contratar un canal en el satélite SatCom 1 de la RCA y emitir simultáneamente por cable sus programas de ls SuperStation (nuevo nombre dado a los canales 17 y 36). Ted Turner comenzaba a ser un hombre popular; sus iniciativas televisivas y deportivas le llevaban a aparecer en los diarios y semanarios norteamericanos con cierta frecuencia.

A finales de los setenta comienza a gestar la puesta en marcha de un canal de noticias non-stop (las 24 horas del día). El primer paso fue contactar con Reese Schonfeld, que conocía mejor que nadie en el país el sector, a quien la idea le resultó atractiva ya que andaba detrás de ella desde hacía años. A partir de su encuentro en Atlanta el 18 de noviembre de 1978, la Cable News Network (CNN) comienza a tomar cuerpo. Schonfeld se dedicó a diseñar el equipo humano y Turner a buscar la financiación necesaria. Problemas técnicos y tecnológicos estuvieron a punto de impedir que el 1 de junio de 1980 la CNN comenzase a emitir su programación de noticias. Las previsiones fueron poco a poco superándose, y el mundo de la televisión experimentó —una vez más de la mano de Turner— un cambio fundamental: nacía la televisión global. Las televisiones del mundo comenzaron a demandar sus servicios: la CNN no sólo trabajaba ya para dar contenidos a su canal, sino que abría servicios para otras cadenas.

Pero, paralelamente a esta gran iniciativa, Turner comienza a ampliar el negocio. Compra los fondos cinematográficos de la Metro Goldwyn Mayer en 1985. Pasados unos años cuenta entre sus socios con Time-Warner y Tele Communication Inc. —el segundo operador por cable de Estados Unidos—, con los que Turner Broadcasting System tiene algunos problemas. En el momento en que se consolidan los grandes emporios de la comunicación en Estados Unidos, Turner decide fusionar —a mediados de los noventa— su compañía con Time-Warner, creando con ello el mayor grupo multimedia del mundo. No obstante, algunas de sus iniciativas —como la compra de la cadena de televisión NBC— serían obstaculizadas por sus socios, que no querían correr riesgos más allá de sus posibilidades, sobre todo por no tener que cargar con un déficit económico durante muchos años.

A mediados de marzo de 1997, la CNN consigue autorización para abrir una corresponsalía en La Habana —algo a lo que quizá ayudó el hecho de que Turner hubiese facilitado al gobierno cubano, a finales de los ochenta, la señal gratuita de sus canales de televisión para los hoteles que acogían a los turistas extranjeros que viajaban a la isla.

Los corresponsales de la CNN están allá donde la noticia lo requiera, desde el barrio más pequeño de una gran ciudad hasta el frente de batalla. En este sentido, marcan un hito en la vida de la cadena la entrevista en directo con Fidel Castro (1982), la explosión del transbordador "Challenger" (1986) o la Guerra del Golfo Pérsico (1991). A partir de este momento, la CNN pasa a estar considerada al mismo nivel que las tres grandes cadenas americanas (ABC, CBS, NBC) y como referencia indiscutible de la noticia informativa mundial, y Ted Turner se convierte en uno de los empresarios de comunicación más representativos y poderosos.

Bibliografía

  • ALLEN, Thomas B.: CNN, Guide to the 1992 Election (Atlanta: Turner Publishing Inc., 1992).

  • ALLEN, Thomas B.: CNN, War in the Gulf (Atlanta: Turner Publishing Inc., 1992).

  • BIBB, Porter: It ain’t as Easy as It Looks. Ted Turner’s Amazing Story (New York: Crown Publishers Inc., 1993).

  • WHITTEMORE, Hank: CNN. La historia secreta de la CNN (Madrid: Fundesco, 1992).

E. García Fernández

Autor

  • Emilio García Fernández