Tapia y Rivera, Alejandro (1826-1882).
Escritor y político puertorriqueño, nacido en San Juan el 12 de noviembre de 1826 y fallecido en la misma ciudad el 19 de julio de 1882, considerado el primer escritor moderno de la historia de Puerto Rico junto a Manuel A. Alonso. Cultivó todos los géneros literarios, desarrolló una notable actividad como periodista y profesor, y se convirtió en una de las figuras más relevantes de la vida cultural, social y política de su país.
De niño vivió un tiempo en Málaga (España), donde había emigrado su familia, y durante la estancia en la ciudad andaluza surgió su temprano interés por la literatura. De vuelta a Puerto Rico, estudió en el Colegio de los Padres Escolapios de San Juan y en el Seminario Conciliar de San Ildefonso, entre otros centros, hasta que se vio obligado a trabajar. Desempeñó varios puestos en la administración colonial, en la Secretaría de Intendencia y en el Negociado de Ventas y Contribuciones de la Hacienda Pública, pero en 1849 participó en un duelo y el gobernador de la isla le despojó de sus cargos y le deportó a España. En este momento ya había publicado varias obras: Fantasías Juveniles (1847), El heliotropo (1848) y Roberto D'Evreux (1848); la primera obra dramática de la literatura puertorriqueña.
En Madrid entró en contacto con el círculo de estudiantes puertorriqueños de la Universidad, cursó estudios superiores de Matemáticas, Física y Química, aprendió idiomas y emprendió una importante labor de investigación y recopilación de datos sobre la historia de su país, con los que posteriormente escribió la obra Biblioteca histórica de Puerto Rico. En 1852 publicó en Madrid su primera novela de importancia, La palma del cacique y en 1854 Noticia sobre la vida y obras de José Campeche. Al año siguiente, ya en Puerto Rico, rescribió Roberto D'Evreux (representada en 1856 y publicada en 1857) y en 1857 publicó Bernardo de Palissy o El heroísmo del trabajo, considerada por muchos autores su mejor obra dramática.
Entre 1857 y 1863 residió en La Habana, un fructífero periodo de su vida en el que, además de trabajar como periodista, recopiló y publicó todas sus obras dramáticas en una antología titulada El bardo de Guamaní (1862) y dio a conocer la segunda parte de un libro de poemas: Poesías y mesenianas, aunque ciertamente no fue la lírica su faceta más brillante. Fue calificado por un contemporáneo suyo como "poeta con más aspiración que inspiración".
En 1863 regresó a Puerto Rico pero al poco tiempo volvió a partir de nuevo hacia España donde permaneció hasta 1869 y contrajo matrimonio con una española. Durante esta segunda estancia en la península publicó los dramas La Cuarterona (1867) y Camoens (1868). Entre 1870 y 1874 vivió en la ciudad puertorriqueña de Ponce, donde administró una hacienda, ejerció la docencia y fundó y dirigió la revista La Azucena. En 1872 publicó Póstumo el transmigrado, una de sus mejores novelas en la que introdujo como elementos novedosos la ironía y el humor y a la que siguió en 1882 una segunda parte, Póstumo el envirginiado, considerada por la crítica aún mejor que la primera por sus notas de crítica social y política. En 1874 se trasladó a San Juan y en la capital salieron a la luz algunas de sus obras más conocidas: La parte del León (1878); La Sataniada (1878), su obra poética más relevante; la novela Enardo y Rosael (1880) y Conferencias sobre Estética y Literatura (1881), texto en el que mostró su capacidad como ensayista y crítico literario.
En sus últimos años formó parte de la junta directiva de la Sociedad de Inteligencia, organismo dedicado a ayudar económicamente a los estudiantes universitarios con menos recursos. Además de las ya citadas, Tapia y Rivera escribió las novelas A orillas del Rhin, La antigua sirena (1862), Cofresí (1872) y La leyenda de los veinte años (1874); los dramas Hero, monólogo trágico (1869) y Vasco Núñez de Balboa (1873); el cuento Don Asino; el libreto de la ópera Guarionex; las piezas costumbristas El desahucio y Recuerdos de San Juan y una autobiografía con el título Mis Memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo.
