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HistoriaPolíticaBiografía

Stein, Karl, Barón von (1757-1831).

Político y erudito prusiano, nacido en Nassau an der Lahn (Renania) el 26 de octubre de 1757 y fallecido en Kappenberg el 29 de junio de 1831. Fue el más importante gobernante prusiano de la primera mitad del siglo XIX. Como ministro de Estado del rey Federico Guillermo III, promovió una serie de profundas reformas sociales y administrativas que marcaron la transición del absolutismo feudal al constitucionalismo moderno en Prusia. Su labor como consejero personal del zar Alejandro I de Rusia (1812-1815) fue determinante en la derrota de Napoleón por la coalición ruso-prusiana sellada en el Tratado de Kalisz.

Vida

Nació en el seno de una familia protestante de la aristocracia imperial. Su padre era chambelán del arzobispo príncipe elector de Mainz. Desde niño se le inculcó la creencia en la patria, el honor familiar y "el deber de consagrar la propia vida a las necesidades de la comunidad", según escribió. Su educación le convirtió en un devoto defensor del Imperio alemán (Reich) y de la dinastía reinante de los Habsburgo de Viena. Su padre le destinó a la carrera de leyes y, en 1773, le envió a estudiar derecho a la Universidad de Gotinga. Allí profundizó en su conocimiento de la teoría política y la economía y se apasionó por la historia medieval de Alemania, arrastrado por su búsqueda de las raíces de la patria germana. Sus estudios de política se centraron en la teoría constitucional, especialmente a través del filósofo francés Montesquieu. En Gotinga conoció al filósofo August Wilhelm Rehberg, cuyo pensamiento político dejaría en él una impronta indeleble. Rehberg abogaba por una política liberal-conservadora que sirviera de puente entre las tradiciones alemanas y el progreso social. Sus discusiones políticas influyeron enormemente en la maduración del pensamiento social de Stein, que se convenció de la necesidad de emprender profundas reformas de modernización del Imperio, a fin de evitar un estallido revolucionario que arrasara las antiguas instituciones.

En 1777 dejó la universidad y, durante los siguientes tres años, se dedicó a estudiar el procedimiento administrativo y legal de las instituciones imperiales. Finalmente, abandonó su propósito inicial de ingresar en los tribunales del Reich y decidió incorporarse a la administración civil prusiana. En 1780, su amigo Friedrich Anton von Heinitz, ministro de recursos mineros de Prusia, le consiguió un puesto importante en el departamento ministerial de minas y manufacturas. Tras desarrollar su trabajo durante unos años en Berlín, se trasladó luego definitivamente a Westfalia. Su experiencia en la dirección de empresas mineras y en la administración provincial le convirtió en un experto en asuntos locales. En 1796 fue nombrado jefe de los servicios administrativos de Renania y Westfalia y, en 1802, se encargó de realizar la integración en la administración prusiana de los obispados secularizados de Münster y Paderborn. Su trabajo durante estos años fue muy fructífero. A él se debieron importantes mejoras en las infraestructuras, en la producción textil y en el sistema tributario de los distritos a su cargo.

En 1793, a los 36 años, contrajo matrimonio con la condesa Wilhelmine Wallmoden, nieta del rey Jorge II de Inglaterra. Sus primeros años de matrimonio fueron conflictivos, debido a la incompatibilidad de las expectativas de ambos cónyuges. Sin embargo, con el paso de los años, sus intereses fueron confluyendo y Stein encontró en su esposa a una compañera inestimable, especialmente en los años en que su cargo en Rusia le mantuvo separado de su familia durante largas temporadas. Tuvieron dos hijas, a las que ambos proporcionaron una educación exquisita.

En octubre de 1804, Stein fue de nuevo llamado a Berlín, esta vez para ocupar la cartera ministerial de manufacturas y hacienda. Su integración en el servicio central de la administración prusiana le convenció de la necesidad de emprender una reforma urgente de las estructuras del Estado. Su propuesta de abolición de la servidumbre y su oposición a que el gabinete personal del monarca, que actuaba como un gobierno en la sombra, interfiriera en los asuntos ministeriales, le granjearon temporalmente el disfavor de Federico Guillermo III, quien, después de más de dos años de trabajo, le obligó a presentar su dimisión el 3 de enero de 1807. De vuelta en su castillo de Kappenberg, Stein comenzó la redacción de su célebre Memorial de Nassau (Nassauer Denkschrift), un programa de reformas del Estado prusiano que constituye la suma del pensamiento político de su autor. En él, Stein parte de la idea de que, para conseguir una administración eficaz, es necesaria la existencia de una relación orgánica entre la población y el gobierno, relación que debe basarse en la participación ciudadana en los asuntos públicos y en su corresponsabilidad en la gestión de la res publica. Su conocimiento profundo del sistema de autogobierno británico, del que era un gran admirador, le llevó a postular la necesidad de su adopción en Prusia, a fin de que la participación de los súbditos en el gobierno local creara una "comunidad de espíritu" (Gemeingeist) y una "conciencia de ciudadanía" (Bürgersinn) que hicieran a la población solidaria con los intereses del Estado.

Cuando, en julio de 1807, la firma de la Paz de Tilsit consagró la derrota prusiana frente a Napoleón, el rey Federico Guillermo III se vio forzado a destituir a su ministro de Estado, Karl von Hardenberg, y a sustituir a éste por Stein, a quien Napoleón había recomendado expresamente para el cargo. Tras varias reuniones con el monarca, el 4 de octubre Stein recibió la confirmación de su nueva responsabilidad. La crisis que vivía Prusia tras la ocupación napoleónica, y el desmembramiento de su territorio acordado en Tilsit, constituían un caldo de cultivo idóneo para que Stein llevara a la práctica la teoría política expresada en el Memorial. El sistema tradicional de administración había quedado desacreditado por la derrota y el propio rey, que temía la fractura de su monarquía, apoyó el programa de reformas del nuevo ministro de Estado. Por otra parte, las exigencias impuestas por Napoleón en Tilsit requerían la inmediata modernización de la burocracia prusiana, el sector liberal de cuyo funcionariado acogió con entusiasmo el nombramiento de Stein.

Desde el inicio de su mandato, Stein ordenó una serie de transformaciones de enorme trascendencia para la historia contemporánea de Prusia. Su primera medida fue decretar, el 9 de octubre, la abolición de la servidumbre. Aunque el llamado Edicto de Octubre dejó sin resolver problemas estructurales esenciales (tales como el reparto de la propiedad fundiaria entre los campesinos emancipados), fue decisivo para la conversión de Prusia en un Estado constitucional que reconociera la igualdad de sus ciudadanos ante la ley. Sus consecuencias económicas fueron, por otra parte, fundamentales, ya que determinó la liberalización de la compraventa de las tierras que, hasta entonces, habían permanecido monopolizadas por la nobleza.

El 19 de noviembre de 1808 Stein hizo pública una de sus medidas más importantes: la Ordenanza Municipal (Städteordnung), que introdujo en Prusia el sistema inglés del autogobierno en las comunas urbanas de más de ochocientos habitantes. Esta reforma estableció la separación de funciones de los oficiales asalariados al servicio del Estado y de los organismos administrativos de la autoridad concejil de las ciudades, que, desde entonces, gozaron de amplia autonomía para dirigir sus asuntos internos. La Ordenanza estableció, no obstante, que en las principales ciudades existiera un jefe de policía dependiente del ministerio del interior para la supervisión de la seguridad y la coordinación entre la administración central y los organismos de autogobierno.

Asimismo, Stein acometió la reforma del gobierno central de la monarquía prusiana. El gabinete personal del rey, que hasta entonces había movido los hilos del poder, fue relegado a segundo término, al igual que el Directorio General, que, desde tiempos de Federico Guillermo I, actuaba como órgano central del Estado. En su lugar, Stein creó departamentos ministeriales encargados de asuntos extranjeros, asuntos interiores, hacienda, justicia y defensa, con competencia sobre el conjunto del territorio prusiano. Idéntico principio de unificación y centralización guió su reforma de las administraciones provinciales, para las que creó el cargo de Oberpräsident o jefe de la administración en cada una de las provincias, con responsabilidad directa ante el gobierno central. Pese al éxito de su reforma administrativa, gran parte de sus proyectos quedaron en papel mojado. Así, su programa de reforma agraria y económica, que el breve tiempo en que permaneció en el poder y la resistencia de la aristocracia le impidieron llevar a la práctica, sería recogido posteriormente, desde un espíritu ilustrado, por su sucesor, Karl von Hardenberg.

Su brillante gestión quedó truncada por un desgraciado error. En agosto de 1808, una carta suya en la que se refería a una posible guerra contra Francia, fue interceptada por los servicios secretos de Napoleón. Éste le declaró enemigo público y ordenó inmediatamente su destitución y la confiscación de todos sus bienes. Stein tuvo que huir a Austria para evitar su encarcelamiento. Tras cuatro años en la corte imperial, que constituyeron una larga cesura en su actividad política, Stein fue llamado a Rusia por el zar Alejandro I para ocupar el puesto de consejero imperial, en el momento crítico en que los ejércitos napoleónicos avanzaban sobre ese país. Durante los meses siguientes, Stein participó en el diseño de la estrategia de defensa contra los invasores franceses, que fueron atraídos hacia las estepas, donde quedaron atrapados por el terrible invierno ruso. Fue Stein quien dio el golpe de gracia al ejército de Napoleón al aconsejar a Alejandro I que ordenara la persecución de las tropas francesas supervivientes hasta más allá de las fronteras rusas. A comienzos de 1813 Stein viajó a Prusia para organizar el reclutamiento de tropas en su zona oriental y negoció con las autoridades prusianas el Tratado de Kalisz, por el que ambos estados sellaron una alianza ofensiva contra Napoleón. Finalizada la guerra de liberación de la ocupación francesa, Stein defendió ante el Congreso de Viena la necesidad de una unión política de los estados alemanes, convirtiéndose en precursor del movimiento pangermanista de unificación que fructificaría a fines del siglo XIX.

En 1816 se retiró a su castillo de Kappenberg, para entregarse a sus estudios eruditos de historia. Tres años después fundó la Sociedad de Historia Antigua de Alemania (Gesellschaft für ältere deutsche Gesichtekunde), con sede en su casa de Frankfurt am Main y que, desde entonces, fue la principal promotora de la publicación de series documentales del medievo alemán. En 1826 inició la publicación de los Monumenta Germaniae Historica, corpus diplomático de la historia medieval alemana al que Stein dedicó sus últimos años de vida y que, todavía hoy, constituye una colección documental seminal para el estudio de la Edad Media europea. Karl von Stein murió en Kappenberg el 29 de junio de 1831, a la edad de 74 años.

Autor

  • Victoria Horrillo Ledesma