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DeportesBiografía

Somarriba Arrola, Joane (1972-VVVV).

Ciclista española nacida en Sopelana (Vizcaya) el 11 de agosto de 1972. Única profesional de la historia que ha ganado tres veces el Tour de Francia (2000, 2001 y 2003) y dos veces consecutivas el Giro de Italia (1999 y 2000) y la primera española que logró el doblete de las dos principales competiciones mundiales por etapas en la misma temporada. Lo consiguió en el año 2000. Su extraordinario palmarés también incluye la conquista de una medalla de oro en los Campeonatos del Mundo de ciclismo en carretera.

Joane Somarriba en la cita olímpica de Sydney.

Su afición por la carretera y la bicicleta nació de la mano de su hermana mayor, Ainhoa Somarriba, a quien solía acompañar cuando entrenaba en las escuelas de ciclismo vizcaínas. Con ella descubrió los dos lados de este deporte, pasión y sacrificio, y junto a su padre, marino de profesión, recorrió los primeros kilómetros de su vida sobre las dos ruedas.

Muy pronto comenzó a competir y antes de 1990 había logrado dos victorias en el Campeonato de España en categoría juvenil. En agosto de aquel año, recién alcanzada la mayoría de edad, disputó su primer Mundial en Japón. Participó en la prueba de fondo, donde abandonó, y formó parte del debutante cuarteto español que en los 50 km contrarreloj obtuvo un meritorio sexto puesto. En julio de 1991 fue la primera española clasificada en la Vuelta Internacional del Alto Aragón donde ocupó la cuarta plaza en la general y, un mes después, participó en el Mundial de Stuttgart. Contribuyó en la consecución del undécimo puesto logrado por el equipo español en los 50 km de la contrarreloj y fue la mejor española clasificada, con el 40º lugar, en la prueba de fondo.

Su prometedora carrera deportiva estuvo a punto de finalizar cuando le diagnosticaron una hernia discal y la operación, complicada con una infección, casi la lleva a una silla de ruedas. Trabajo, tesón y mucha pasión por la bicicleta lograron que Somarriba regresara a la competición en 1993. Fue tercera en el Campeonato de España de aquel año y en el Mundial de Oslo volvió a ser la mejor ciclista nacional en la prueba de fondo con el puesto decimonoveno. En 1994 se proclamó campeona de España en carretera pero nuevos problemas con su salud impidieron su participación en los Mundiales disputados en Sicilia. Recuperó la forma en 1995 y, tras lograr el cuarto puesto en los Campeonatos nacionales, participó en el Mundial de Duitana (Colombia). También este año se produjo su debut en el Giro de Italia, donde logró un brillantísimo cuarto puesto en la general, y en el Tour de Francia, donde finalizó entre las treinta primeras clasificadas.

Su progresión durante la temporada de 1996 fue aún más evidente. El 18 de junio acabó en tercer lugar el Campeonato de España en carretera, por detrás de Izaskun Bengoa y Dori Ruano y, dos días después, se proclamó campeona en la prueba contrarreloj. Llegó a Italia para disputar su segundo Giro y consiguió repetir su espléndido cuarto puesto en la clasificación general. Satisfecha con su rendimiento en la ronda italiana, Somarriba viajó a Atlanta ese mismo año para participar en su primera cita olímpica y no decepcionó. Fue la española mejor clasificada con el puesto vigésimo primero en la prueba en ruta y el decimotercero en la contrarreloj individual. Meses después, en octubre de 1996, participó en el Mundial de Lugano (Suiza) y volvió a ser la mejor de las ciclistas españolas con el puesto vigésimo de la contrarreloj, aunque tuvo que abandonar en la prueba de fondo.

Satisfecha con los resultados de la temporada y, sobre todo, con sus buenas sensaciones sobre la bicicleta, Somarriba tuvo que enfrentarse, sin embargo, con uno de los peores momentos de su carrera deportiva. Sin equipo y sin respaldo económico, la progresión de su trayectoria en la élite de la competición corría serio peligro de estancarse. Lesiones, dudas e incomprensión estuvieron cerca de conseguir que la ciclista vizcaína abandonara la práctica profesional del deporte de las dos ruedas. Afortunadamente su tozudez fue mayor y en 1997 logró el subcampeonato de España en la contrarreloj, por detrás de Bengoa, y la medalla de bronce en la prueba en línea. En el mes de octubre de aquel año, ocupó el puesto 39 en la prueba de fondo del Mundial de San Sebastián.

Finalmente, las dificultades para encontrar patrocinador hicieron entender a Somarriba que para conseguir sus objetivos profesionales debía abandonar España y trasladarse a Italia, el país que albergaba la mejor competición femenina de ciclismo en carretera. Esta decisión resultó clave para el futuro inmediato de la vizcaína. En el país alpino encontró apoyo, formación y estímulos para continuar sobre la bicicleta. En 1998 fichó por el Sanson, equipo donde militaba la italiana Fabiana Luperini, una de las mejores ciclistas del mundo. Somarriba fue su alumna aventajada y una de sus principales gregarias. Aquel año aprendió a competir con profesionales, se aseguró la sexta plaza en la clasificación final del Giro y contribuyó a que su jefa de filas lograra la victoria final en la ronda italiana.

Su segunda temporada en Italia fue incluso mejor. En 1999 abandonó la disciplina del Sanson, fichó por el Alfa Lum y, alejada de la estrella Luperini, mejoró su proyección profesional. Los frutos de su imparable progresión dieron resultados inmediatos. Se vistió la preciada maglia rosa en la sexta etapa del Giro'99, superó a todas sus rivales en la cronoescalada de la décima y el 11 de julio de aquel año se proclamó vencedora absoluta de la ronda italiana en Piovene Rocchette. En su quinta participación en el Giro, Somarriba no había dado opción a sus rivales y la rusa Boubnenkova fue la segunda clasificada a más de tres minutos de la ciclista española. Tras la victoria en Italia, ascendió hasta el puesto vigésimo primero de la clasificación mundial de la UCI y preparó su participación para el Tour de Francia, aunque finalmente no concluyó la prueba. También en 1999, Somarriba acudió al Mundial de Ciclismo de Verona y, al frente del equipo español, logró un meritorio séptimo puesto en la prueba de fondo en carretera.

La temporada del año 2000 comenzó para la ciclista vasca en su tierra, donde disputó las Seis Horas de Euskadi y logró imponerse a la lituana Diana Ziliute, vencedora del Tour'99, en la prueba de persecución. En abril acabó en cuarta posición la Vuelta a Navarra y en el mes de junio logró la victoria en la XIII Vuelta a Vizcaya. Iniciado el verano, la flamante campeona del Giro'99 llegó a Italia con la intención de reeditar su triunfo y lo consiguió. Se puso al frente de la carrera después de ganar la contrarreloj y el 9 de julio conquistó su segundo Giro consecutivo. La UCI elevó el puesto de la española en la clasificación mundial hasta el séptimo lugar.

El calendario deportivo de Somarriba marcaba, a continuación, una participación en el Tour 2000 en el que, siguiendo las directrices del equipo Alfa Lum, debía trabajar para su compañera, la lituana Edita Pucinskaite, vencedora de la edición de 1998. Sin embargo, la carretera la convirtió en líder indiscutible no sólo de su equipo sino también de la carrera. Ganó con autoridad la contrarreloj de la décima etapa, en la duodécima se colocó a la cabeza de la clasificación general y el 20 de agosto entró vestida de amarillo en la capital francesa. Y aunque entre las preferencias confesadas de la ciclista figuraba lucir el dorsal 21, fue el número 35, el mismo que llevó Induráin el día de su victoria en el Tour de 1991, el que la aupó a lo más alto del podio en París. Se convertía así en la primera ciclista española en lograr el doblete (Giro y Tour) en el mismo año y en la segunda a nivel mundial, tras la italiana Fabiana Luperini, que lo había conseguido en los años 1995, 1996 y 1997.

Colocada tras el Tour en el quinto lugar del ránking de la UCI, sus objetivos inmediatos se centraron en las Olimpiadas de Sydney. En su segunda cita olímpica, Somarriba no cumplió sus objetivos y tuvo que conformarse con la quinta plaza en la contrarreloj en ruta y la decimocuarta en la prueba en línea. Convencida de que las competiciones de un único día no se adaptaban bien a su físico, más favorable a la competición por etapas, tardó poco tiempo en recuperarse de su decepcionante participación en Australia y comenzó a pensar en la siguiente temporada. Algunos problemas de salud impidieron que ajustara su preparación para el Giro 2001 pero, en la carrera más dura del circuito femenino, consiguió acabar en quinta posición.

Admiradora confesa del pedaleo de Induráin y, sobre todo, de la profesionalidad de Ramón González Arrieta, ciclista del Euskadi-Euskaltel y marido de la vizcaína, Somarriba había centrado la temporada en realizar un buen papel en el Tour 2001, una edición especialmente emotiva para ella porque la ronda partía desde carreteras bilbaínas, un trazado que conocía a la perfección. Y allí, entre los suyos, ganó la contrarreloj de la etapa prólogo y se enfundó el maillot amarillo, un buen presagio con la perspectiva aún lejana de llegar a París. Los pronósticos se hicieron buenos, Somarriba demostró constancia, tenacidad y una resistencia física inalcanzable para sus rivales a lo largo de las catorce etapas de la ronda y el 19 de agosto volvió a coronarse reina del ciclismo femenino en la capital francesa.

La mala suerte volvió a cruzarse en el exitoso camino de Somarriba en los Campeonatos Mundiales, disputados en Lisboa en octubre de 2001. La ciclista vizcaína partía como gran favorita para colgarse la medalla de oro en la prueba contrarreloj pero una aparatosa caída en los primeros kilómetros de la carrera frustró sus objetivos. La francesa Jeannie Longo, la suiza Nicole Brändli y la española Dori Ruano subieron al podio.

Anunciada la desaparición de su equipo, el Alfa Lum italiano, a finales de 2001, la vizcaína intentó buscar patrocinador para formar un equipo femenino de ciclismo en España pero no obtuvo respuestas satisfactorias. Para continuar en activo, se planteó entonces encontrar financiación privada y correr de forma individual toda la temporada, salvo en las grandes citas como el Giro y el Tour donde se integraría como cedida en la disciplina de alguno de los equipos. Finalmente en enero de 2002 Somarriba fichó por el Deia-Pragma-Colnago, un equipo patrocinado por el diario vasco Deia y dos empresas italianas. Aunque partía como clara favorita para adjudicarse de nuevo el triunfo en el Tour, la bielorrusa Zinaida Stahurskaia y la sueca Susanne Ljungkog privaron a la española de ganar su tercer Grande Boucle consecutiva. Antes de concluir la temporada, en la que no logró escapar de enfermedades y lesiones, Somarriba acudió a los Campeonatos Mundiales, disputados en Zolder (Bélgica). En su primer concurso sufrió una nueva decepción cuando concluyó la contrarreloj en cuarta posición, a tan sólo tres centésimas de la medalla de bronce y a 98 de la de plata, pero logró desquitarse en la prueba de fondo donde, una vez más, derrochó garra y profesionalidad para subir al cajón de las vencedoras y recibir una merecidísima medalla de bronce. Sólo la superaron la sueca Susanne Ljungkog, subcampeona en el último Tour, y la suiza Nicole Brändli.

La temporada 2003 arrancó para la ciclista vasca con una medalla de bronce en los Campeonatos de España de fondo en carretera. También fue tercera en el Giro de Italia y acudió al Tour con el objetivo de firmar una buena actuación. En las filas del equipo Bizkaia, sus posibilidades de victoria parecían más reducidas que en temporadas anteriores pero la ciclista vasca, que ya había anunciado para 2003 su última participación en la ronda francesa, quería despedirse de París desde lo más alto del podio y volvió a demostrar lo mejor de su talento sobre la bicicleta. Se vistió de amarillo en la cuarta jornada del Tour y ya no cedió el maillot de líder, pese a la presión de la suiza Brändli y la italiana Luperini, sus rivales más directas en el pelotón.

A estas alturas de su carrera profesional, Somarriba se había colocado ya en el Olimpo del ciclismo femenino internacional aunque aún le faltaba por conquistar un título en los Campeonatos del Mundo. Había estado muy cerca de conseguirlo en las ediciones de 2001 y 2002 pero la mala suerte y las lesiones frustraron su objetivo. El desagravio llegó en octubre de 2003 con ocasión del Mundial de Hamilton (Canadá), donde la vizcaína logró la medalla de oro en la modalidad contrarreloj. En la prueba de fondo de nuevo volvió a tener la suerte de espalda y un fallo mecánico a escasos kilómetros de la meta, dejó a la española sin opciones de medalla. Revalidó el título la sueca Susanne Ljungkog.

Con buenas sensaciones, Joane encaró los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con escepticismo. Sabía que iba a ser muy complicado optar a las medallas, a pesar de competir tanto en contrarreloj como en fondo. Y aunque lo intentó en ambas competiciones, acabó séptima en las dos, a pesar de rodar en la prueba de fondo en las posiciones de cabeza prácticamente hasta el último momento. Un pobre resultado en la que iba a ser su última gran cita olímpica.

El 28 de septiembre de 2004 disputó el Mundial contrarreloj, y aunque partía como favorita, un inoportuno catarro, que acabó en gripe, hizo que sólo consiguiera el cuarto puesto. En la prueba de fondo, celebrada el 2 de octubre, el mal arreció y Joane no tuvo fuerzas para soportar los ataques de cabeza y acabó séptima. La mala fortuna de nuevo se ensañó con la brava de Sopelana.

Joane recibió ese mismo año, 2004, el Premio Nacional del Deporte, concedido por el Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte.

En septiembre de 2005 logró la plata en la contrarreloj de los Mundiales, celebrados en Madrid, un digno colofón para una excepcional carrera, a la que la vizcaína puso fin poco después, tras participar en la prueba de fondo (en la que quedó en el puesto 23º, sin poder disputar el sprint final). Tres Tours, dos Giros y tres medallas en Mundiales fueron, pues, sus hitos más destacados, los que hicieron de ella una de las mejores ciclistas de todo el mundo y, sin lugar a dudas, la mejor española en la historia del circuito.

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  • 0109 ISC.