Selkirk, Alexander (1676-1721).
Marino británico nacido en Largo (Fifeshire, Escocia) en 1676 y muerto en el mar el 12 de diciembre de 1721. Su larga permanencia en una isla deshabitada sirvió como modelo a Daniel Defoe para su obra Robinson Crusoe (1719).
Su verdadero nombre era Alexander Selcraig. Hijo de un humilde zapatero, fue educado en las férreas convicciones de la Iglesia presbiteriana de Escocia. En 1695, a los diecinueve años, se embarcó por vez primera. Pese a la vida pendenciera que llevó desde entonces, Selkirk conservó siempre una profunda devoción religiosa, que sería decisiva en su aventura posterior.
Al poco tiempo de iniciar su andadura como marino, se unió a un grupo de bucaneros del Pacífico y comenzó una larga serie de correrías piratas. En 1703 embarcó como contramaestre en el Cinque Ports, un galeón corsario capitaneado por el inglés William Dampier. Al año siguiente embarcó como oficial en la nave británica Saint Georges, armada por unos mercaderes londinenses y dirigida por el capitán Pickring. Sus relaciones con la oficialidad del buque fueron tumultuosas. En septiembre de 1704, aprovechando que el barco, después de dejar El Callao, se detuvo brevemente en la isla de Más a Tierra, en el archipiélago de Juan Fernández, 300 millas al oeste de Valparaíso (Chile), a fin de recoger a siete marineros que en un viaje anterior habían quedado abandonados debido a la partida precipitada del barco por un ataque pirata, Selkirk decidió voluntariamente abandonar la nave, después de mantener una grave disputa con el capitán. Al desembarcar, llevaba consigo su Biblia, un rifle, una libra de pólvora, un hacha, un poco de tabaco, el cofre de su ropa y algunos utensilios. Su desembarco suponía un aislamiento completo y quizás irremisible, puesto que la isla estaba situada fuera de las rutas marítimas del Pacífico sur. Más tarde contaría que su primer sentimiento al ver alejarse el bote que le llevó a tierra fue de terror al comprender el significado de su decisión. Pidió a gritos a los remeros que volvieran a recogerle, pero era ya demasiado tarde.
Su vida en la isla aparece rodeada de misterio. Las abundantes cabras y la riquísima pesca constituyeron la base de su dieta. Permaneció en Más a Tierra desde el verano de 1704 hasta el 31 de enero de 1709. Con un hacha fue marcando en la corteza de varios árboles el almanaque de su aislamiento: en total, cuatro años y cuatro meses de soledad. Fue rescatado por una expedición de dos buques corsarios procedentes de Bristol a las órdenes del capitán Woodes Rogers, a los que consiguió atraer hasta las playas de su isla mediante señales luminosas. Puso pie en Inglaterra en octubre de 1711, tras haber servido desde su rescate como contramaestre a bordo del Duke, el barco que puso fin a su aventura. Selkirk no abandonó la vida en el mar. Cuando murió, en 1721, era piloto en el buque de guerra británico Weymouth.
La inquietante historia de su permanencia en la isla salió a la luz con la publicación de los diarios de a bordo de Woodes Rogers y Edward Cook, oficial del Duchess, el segundo barco de Rogers, aparecidos en 1711 con el título A voyage to the South Sea and Round the World. Otros autores ingleses, como William Cowper y sir Richard Steele, inspiraron algunas de sus narraciones en la solitaria aventura de Selkirk. La fortuna literaria de su vida llevó al propio Selkirk a publicar en 1718 un libro acerca de sus años en la isla, que serviría al escritor Daniel Defoe para la creación de su más célebre personaje: el naufrago Robinson Crusoe (1719), por cuyo nombre se conoce también desde entonces a Más a Tierra.
VHL