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HistoriaGeografíaBiografía

Scott, Robert Falcon (1868-1912).

Marino y explorador británico, nacido el de junio de 1868, en Stoke Demerel, Davenport (actual Plymouth), y muerto a finales del mes de marzo o principios de abril de 1912, en la Antártida, cuando tan sólo le quedaban 18 kilómetros para llegar al campamento base. Los cuerpos de los malogrados expedicionarios no fueron encontrados hasta el mes de noviembre del mismo año. Se hizo famoso por sus viajes a la Antártida y por el pulso que sostuvo con el noruego Roald Amundsen por la gloria de ser el primero en llegar al Polo Sur.

Vida

A pesar de gozar de una débil constitución física y una salud quebradiza, en 1881 ingresó en la Royal Navy (Armada Real). Cinco años más tarde, en 1886, entró a formar parte de la escuadra de las Indias Occidentales, la cual se encontraba al mando del famoso explorador del Ártico Albert Hasting Markham. Por su buen hacer y dedicación a la marina, Scott fue promovido, en 1891, al puesto de lugarteniente a bordo de la nave "Majestic", capitaneada por George Egerton, otra leyenda viva de la marina británica. Scott se especializó en investigaciones marítimas de alto nivel científico.

El último decenio del siglo XIX asistió a un espectacular despertar del interés por todo lo relativo a las exploraciones antárticas, concretamente por alcanzar el Polo Sur terrestre. En 1895, el noruego Leonard Kristensen, en el 1899 su compatriota Carsten Borchgrevink (llegó a alcanzar la latitud 78º 50'), y en el 1898 el belga Adrien de Gerlache, abrieron el camino hacia tan deseado objetivo. Ese entusiasmo general también fue recogido por los británicos. En 1899, sir Clements Markham, presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres, organizó una importante expedición a la Antártida, para encabezar la cual eligió a Scott, siguiendo el consejo de George Egerton, quien consideraba que Scott reunía todas las características necesarias para un viaje de semejante envergadura: era fuerte, genial, un buen científico, calculador y, además, un excelente oficial de la marina británica. La expedición fue costeada en su mayor parte por el rico industrial Lewellyn Longstaff.

El "Discovery" (El Descubrimiento) zarpó de Inglaterra en 1901. En cuanto llegaron a las costas antárticas, Scott exploró la gran barrera de hielo llamada Ross Shelf, tras lo cual, obligado por el mal tiempo reinante, estableció en el estrecho de McMurdo Sound una base terrestre en la que la expedición pasó un invierno rigurosísimo. Al inicio de la primavera, Scott y sus hombres continuaron explorando según la ruta establecida, pero esta vez con la ayuda de trineos, con los que pudieron descubrir la tierra llamada del Rey Eduardo VII y penetrar en el corazón mismo del inmenso continente antártico hasta alcanzar latitudes jamás alcanzadas por el hombre hasta la fecha. El 31 de diciembre de 1902, la expedición había llegado a la latitud 82º 17' sur, es decir, 300 millas más que Borchgrevink tres años antes. Solamente el contratiempo de la falta de víveres y la aparición del escorbuto entre algunos miembros de la expedición impidieron avanzar más allá de este punto, por lo que la expedición se dio por concluida y tuvo que regresar a Inglaterra en 1904, después de haber realizado también una serie de descubrimientos y experimentos científicos bastante relevantes.

De vuelta en Inglaterra, Scott fue ascendido al grado de capitán de marina y condecorado con la medalla de oro concedida por la Real Sociedad Geográfica de Londres. Por aquel entonces, conoció a su futura esposa, Kathleen Bruce, y escribió el libro The voyage of Discovery (El viaje del Discovery), en el que narraba con realismo y bastante crudeza las peripecias que pasó la expedición en la Antártida, obra que tuvo un resonante éxito de ventas. El libro en cuestión se lo dedicó a su gran amigo y padre de la expedición, sir Clements Markham.

A comienzos de 1905, Scott inició una campaña por todo el país con el objeto de recabar fondos para su segunda aventura expedicionaria, cuyo objetivo no era otro que llegar hasta el mismo Polo Sur terrestre. Scott se hizo con los servicios del buque "Terranova", además de experimentar con los primeros vehículos motorizados para la nieve. Sin embargo, en contra de lo previsto, desechó la idea de utilizar perros para tirar de los trineos, prefiriendo el empleo de caballos (ponies), a los que erróneamente creía mucho mejor preparados para desenvolverse por la nieve y soportar tan bajas temperaturas. Además, en caso de muerte, estos animales servirían para alimentar a la expedición. Semejante decisión fue una de las causas principales, a parte de otras, del trágico final que tuvo la aventura.

El 10 de junio de 1910, El "Terranova" zarpó de Inglaterra con dirección a Australia. Aparte de todos los pertrechos propios de la expedición y algo más de treinta personas del equipo, Scott iba acompañado de Lawrence Oates, oficial de caballería, los lugartenientes Edward Evans y Henry R. Bowers, y el doctor y gran amigo de Scott, Edward Wilson. El 10 de octubre, el "Terranova" arribó en Melbourne, desde donde se dirigió sin más dilación a la Antártida. En el transcurso del poco tiempo que permaneció la expedición en tierras australianas, Scott recibió un aviso de su más serio competidor, el noruego Amundsen, quien, desde la bahía de Whales (bahía de las Ballenas), le aconsejaba que abandonara el proyecto antártico ya que él se disponía a realizar la misma gesta y no quería competidor alguno. Scott, lejos de abandonar, se propuso acabar la empresa con más vigor e ilusión, si cabe, que al principio, así que se estableció a partir de ese momento una angustiosa carrera entre ambos exploradores en pos del Polo Sur y de la gloria.

Ciertamente, Ammudsen partía con ventaja respecto a la expedición de Scott por varios motivos: su dilatada experiencia en exploraciones por tierras frías, que había comenzado a los quince años; y, como consecuencia de esa experiencia, Ammudsen sabía qué tipo de material debía utilizarse para afrontar una expedición por la Antártida (anoraks de piel, perros, piquetas, palas quitanieves, etc), a diferencia de la expedición británica, tirada por ponies y equipada con uniformes de la marina británica, absolutamente inapropiados para la vida en los polos.

El 10 de diciembre de 1910, el Terranova llegó al estrecho de McMurdo, tras de lo cual surcó el mar de Ross hasta que atravesó el círculo polar antártico, en diciembre del mismo año. A partir de ese momento, Scott y sus cuatro compañeros emprendieron un asombroso e inhumano viaje de 2.464 kilómetros desde su posición hasta el Polo Sur, sin duda alguna, el viaje más largo realizado en las regiones polares hasta la fecha, sin interrupción y en trineo.

El 17 de febrero de 1911, la expedición se topó con la primera gran dificultad cuando comenzaron el ascenso del glaciar Beardmore, en donde perdieron ocho ponies y cinco perros de los treinta y tres que llevaba (Amundsen utilizó para la misma gesta cerca de cien perros). Los expedicionarios se vieron obligados a acarrear ellos mismo una gran parte de los pertrechos, demorando aun más la travesía, ya de por sí durísima.

Por fin, el 4 de enero de 1912, Scott y sus cuatro compañeros iniciaron la marcha final hacia el Polo Sur, perdiendo en el camino a todos los animales de tiro que les quedaba. Tras incontables sufrimientos y pericias de todo tipo por el ritmo frenético que se impusieron, la expedición alcanzó, el 12 de enero, el lugar indicado, dándose de bruces con una tremenda desilusión: la tienda y la bandera noruega dejada por Amundsen cinco semanas antes.

El regreso no pudo realizarse en peores condiciones climáticas, a lo que se añadió la escasez alarmante de los víveres y a la ausencia de animales de carga para tirar de los trineos. El primero en perder la vida fue Edward Evans, que murió a causa de una caída, el 18 de febrero. El capitán Lawrence Oates sucumbió el 17 de marzo a causa de la gangrena y la congelación de sus extremidades, negándose a seguir caminando.

A finales del mes de marzo, Scott, Bowers y Wilson se enfrentaron a una feroz tormenta de nieve que duró nueve largos días, al cabo de la cual el cansancio y la inanición les impidió continuar el viaje, cuando tan sólo se hallaban a 18 kilómetros del campamento base, instalado en el cabo Evans. Según el diario que dejó escrito el propio Scott, en el que relataba diariamente los patéticos pormenores del fin de la expedición, éste fue el último en sucumbir, escribiendo sus últimas líneas el 29 de marzo de 1912. Los cadáveres de los desafortunados expedicionarios no fueron hallados hasta el mes de noviembre de ese mismo año, concluyendo la segunda expedición al Polo Sur de Scott con visos de tragedia y heroísmo.

Bibliografía

  • BOLEA, José. Viento del Noroeste. (México D. F: Ed. Oasis. 1975).

  • BRYAN, C. D. B. The National Geographic Society: 100 años de aventuras y descubrimientos. (Barcelona: Ed. Folio. 1988).

  • HERRMANN, Paul. Audacia y heroísmo de los descubrimientos modernos: de Colón al siglo XX. (Barcelona: Ed. Labor. 1958).

  • PONTING, Herbert. G. 1910-1916, Antarctic photographs: Scott, Mawson and Shackleton expeditions. (Londres: Ed. MacMillan. 1979).

  • TRENE, Wilhelm. La conquista de la Tierra: tras las huellas de los grandes descubridores. (Barcelona: Ed. Labor. 1964).

Carlos Herráiz García

Autor

  • Carlos Herraiz García