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FilosofíaBiografía

Scheler, Max (1874-1928).

Filósofo alemán nacido en 1874 y muerto en 1928. Estuvo ampliamente influido por Edmund Husserl, que aplicó a la ética los principios de la fenomenología y desarrolló una amplia filosofía de los valores.

Vida y obras

Nacido en Munich, frecuentó las universidades de Berlín, Heidelberg y Jena, donde siguió las clases de Rudolf C. Eucken y Otto Liebmann. Enseñó en Jena y en Munich hasta 1910, año en que abandonó la enseñanza para dedicarse enteramente a escribir. Durante la primera guerra mundial vivió en Suiza y Holanda. En 1919 aceptó la cátedra en Colonia. Murió en Fanckfurt cuando había aceptado dictar clases en esta ciudad. Se convirtió al catolicismo, pero al final abandonó definitivamente la iglesia católica para entregarse a una concepción panteístico-histórica, según la cual Dios se desarrolla progresivamente en el curso de la historia humana. Incursionó en el campo de la ética con el método fenomenológico de Husserl en las obras: El formalismo de la ética y la ética material de los valores (1916, su obra más importante) y Esencia y forma de la simpatía (1923). Con sus posteriores escritos se dedicó a la fundación de la sociología del conocimiento: Escritos de sociología y doctrinas de las visiones del mundo (cuatro vols., 1923-14), Las formas del saber y la sociedad (1926) y otras. Las obras más específicamente filosóficas son: La posición del hombre en el cosmos (1927) y La visión filosófica del mundo (póstuma). Es importante la influencia que recibe, en un principio, de Eucken y más aún de Husserl, a las que hay que añadir la de Nietzsche, Pascal y San Agustín.

Doctrina filosófica

Caracterización y jerarquía de los valores

Para Scheler los valores son formas eternas válidas en sí mismas, con validez absoluta, como lo son las esencias de Husserl, y son captados intuitivamente, no reducibles ni a la sensibilidad ni a la razón pura. No deben confundirse con los bienes, ni tampoco son producidos por el hombre. Las relaciones entre los valores son captadas específicamente por el acto puro del "preferir" (anteponer y posponer), muy distinto del acto empírico del escoger entre bienes diversos. En el momento de especificar las relaciones y cualidades de los valores, advierte en primer lugar su bipolaridad: positiva o negativa (valores y contravalores), lo que supone graduación interna para cada valor. Scheler reduce a cuatro las clases de los valores: valores relacionados con el sentir sensible (agradable-desagradable); valores de sentimientos vitales (valiente-cobarde, noble-vulgar, etc.); valores espirituales (estéticos, jurídicos y los del conocimiento puro) y valores religiosos -los más excelsos-, que tienen su bipolaridad en lo sagrado-profano. A cada uno de este tipo de valores corresponde un estilo de vida, que son, respectivamente: el esteta, el héroe, el genio y el santo.

Ética material

Scheler sostiene que no solamente es posible, sino real, una ética material de contenidos -en contra de la ética formal de Kant- y que además es también a priori, es decir, que no se trata de principios afectados por la contingencia de lo empírico, aunque se concreticen o realicen a través del hombre. Scheler reprocha a Kant el olvido en su ética imperativa del deber ser, que todo deber se funda en el valor. Contrapone, pues, a la coacción del deber la atracción de los valores dados a la intuición afectivo-perceptiva. O sea, que estamos ante una ética emocional, contraria a la racional de Kant; "lógica del corazón", que diría Pascal, u "orden del corazón" de la que hablaba San Agustín.

Valor, persona, Dios

Del alto significado concedido a los valores parte también Scheler para afirmar la noción de persona, la cual queda definida como ser ejecutor de valores. Los otros objetos tienen utilidad, pero no valores. El ser depositario de valores le capacita al hombre para poder "crecer", madurar, y así alcanzar en la libertad la plenitud. Pero esa plenitud sólo la alcanza en el amor. No se trata del amor como altruismo (falso amor que consiste en amar para ser amado). El verdadero amor -que va más allá de la simpatía-, implica "entrada" comprensiva en la otra persona, para con-sentir en esa individualidad ajena y distinta, en sentirla ser-libre, porque "este dar y tomar la libertad es esencial al amor". Sustituyamos el "tú" personal, vivido por el amor, por el Tú espiritual originario, y estaremos amando a Dios, persona de las personas, Ser Amante por excelencia. Así llega Scheler al descubrimiento de la existencia de Dios: no por vía de la demostración racional, sino a través de la emoción religiosa, por medio de la cual el hombre siente que en su interioridad se le revela un ente absoluto y santo de naturaleza espiritual. A partir de 1923, sin embargo, en el pensamiento de Scheler se produce un giro en el que el teísmo defendido en las primeras obras es suplantado por un panteísmo evolucionista de signo romántico. También queda un tanto mitigado en esta etapa el optimismo antropológico de que había hecho alarde en su obra anterior.

Autor

  • CCG.