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CineBiografía

Saura, Carlos (1932-VVVV)

Carlos Saura.

Director de cine y guionista español nacido en Huesca el 4 de enero de 1932. Es, sin duda, una de las figuras más sobresalientes de la cinematografía española y uno de los directores de mayor resonancia internacional del ámbito hispano. Su obra ha sido galardonada con innumerables premios, tanto por las academias españolas como por las más prestigiosas instituciones internacionales del mundo del cine. Su nombre completo es Carlos Saura Atares.

Hermano pequeño del gran pintor Antonio Saura, con quien colaboró en repetidas ocasiones y a quien debe gran parte de sus tendencias artísticas, fue también hijo de una pianista profesional, de quien heredó el interés y el gusto por la música. Fue, desde su adolescencia, un gran aficionado a la fotografía, y acostumbraba a llevar a todas partes su cámara de 16 mm con la que recopilaba material con el que hacer reportajes. Tras finalizar los estudios de Bachillerato se matriculó en la Escuela Técnica de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. No obstante, su atracción por la fotografía hizo que pronto abandonara su carrera académica para dedicarse a su verdadera vocación, para lo cual se matriculó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) en 1952, además de seguir, de forma esporádica, los cursos de la Escuela de Periodismo. Expuso sus trabajos en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, en la sede del grupo Tendencias y en las galerías Bucholz, Clan e Internacional de Arte Abstracto de Santander. Asimismo, trabajó como fotógrafo en los festivales de Música de Granada y de la capital cántabra.

En 1957 acabó los estudios de cinematografía con diploma de director (seguiría vinculado al Instituto, luego Escuela Oficial de Cinematografía, como profesor hasta 1963). A partir de este momento, y tras abandonar la Escuela momentáneamente por desacuerdos políticos, se centró de lleno en el estudio del cine. Para obtener la diplomatura de dirección realizó el cortometraje Tarde de domingo, aunque durante su estancia en la Escuela realizó, entre otros, los cortometrajes El tío vivo y Pax.

En 1958 fue contratado como profesor de Prácticas Escénicas en la ya desaparecida Escuela Oficial de Cinematografía (EOC) y, posteriormente, como profesor de Dirección. En 1965 abandonó la Escuela al convocarse oposiciones y no obtener la plaza. Durante esta época realizó varios cortometrajes, en los que trabajó como fotógrafo, codirector y guionista, entre ellos La Chunga, Carta de Sanabria y Puertollano, así como un mediometraje llamado Cuenca; colaboró, asimismo, en el guión de la película de Mario Camus Muere una mujer.

Antes de su primera película, Los golfos, de 1962, colaboró en otras como argumentista, ayudante de dirección e incluso actor. Los golfos, rodada en Cuenca, obtuvo críticas muy favorables, lo que le animó a continuar con su carrera; así, en 1963 rodó Llanto por un bandido, con el guión escrito de nuevo en colaboración con Camus. La intención de este primer Saura era sentar las bases para un neorrealismo español, a la usanza del movimiento que floreció en la Italia de las décadas de los cuarenta y cincuenta del s. XX; no en vano, la corriente literaria del momento seguía los derroteros del realismo social, lo que fue fuente directa de inspiración del primer cine de Saura. Para ello, se centró en la vida de los barrios desfavorecidos de la ciudad (Madrid, en este caso), con el problema latente de la delincuencia juvenil. En el caso de Llanto por un bandido, se adentra, criticando desde dentro los códigos del género, en la picaresca, encarnada en la figura de un fuera de la ley del s. XIX, argumento que, a pesar de las desavenencias antes citadas con el autor, la censura oficial aplaudió y utilizó en su propio beneficio, para lo cual mutiló las escenas necesarias para sus propósitos. A partir de este momento, y hasta el fallecimiento del Generalísimo, Saura tuvo que lidiar con astucia con los censores para que sus películas pudieran ser estrenadas íntegras en España, lo que se tradujo en un esplendoroso ejercicio simbólico donde la alegoría ganaba terreno a lo que hubiera sido el hilo argumental que cabría esperar en la trayectoria del director oscense.

La estela de ambas películas fue continuada con otros títulos que lo encumbraron como uno de los directores de mayor calidad del cine español de su tiempo y el de mayor proyección internacional, con permiso de Luis Buñuel y, más tarde, de José Luis Garci. El primero de ellos, La caza (1965), ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín, galardón que repitió a los dos años con Peppermint Frapé (1967), lo que supuso el espaldarazo definitivo a su carrera.

La caza es un claro ejemplo de lenguaje de contención que no impide que se alcancen cotas de dramatismo espectaculares. El argumento, unos hombres que, en una tórrida jornada de caza, sacan a relucir las diferencias irreconciliables arrastradas desde la guerra, era demasiado delicado para ser tratado sin ambages, por lo que Saura hace un ejercicio de malabares, con continuas elipsis y primeros planos llenos de fuerza expresiva, en lo que la crítica ha venido a bautizar como "realismo onírico". En el caso de Peppermint Frapé se adentra en los problemas de una pareja con planteamientos cercanos al existencialismo, lo que entronca con los temas que serán una constante en su cine inmediatamente posterior: la frustración, y en cierto modo infantilización, de una sociedad demasiado acostumbrada al puritanismo y a la represión como para luchar por sus ideales, lo que la convierte en una sociedad dormida y desenfocada, a pesar de que los individuos que retrata pertenezcan a la burguesía acomodada, lo que no basta para que puedan escaparse (ni siquiera ellos) de esa realidad. La familia y la infancia son las únicas formas de huir de esa realidad enfermiza.

Con estas premisas realizó Stress es tres, tres, a la que siguieron La madriguera (1969), El jardín de las delicias (1970; tiene la curiosa marca de ser la primera película española en tratar la Guerra Civil), Ana y los lobos (1972; retrato del poder del ejército y la Iglesia, así como del rechazo al sexo en la sociedad de la época) y La prima Angélica (1973; en ella se trata el tema de la guerra desde el punto de vista del vencido). Esta última ganó el Premio Especial del Jurado en Cannes, así como el máximo galardón por su dirección. Este magnífico éxito tuvo su continuación con el nuevo Premio Especial del Jurado del mismo festival al año siguiente por Cría Cuervos (1975; donde aborda el tema de la infancia y su difícil relación con el mundo de los adultos). En Elisa vida mía (1977), su siguiente película, los críticos han visto su mejor obra, la más "acabada" hasta ese momento. En definitiva, el cine de Saura antes de la muerte de Franco posee un carácter único: sin alardes técnicos ni narrativos (no utiliza los flash-backs, ni recursos como el fundido), con tan sólo el juego que da la cámara, mezclando lo real con lo imaginario, Saura hace de las escenas versos y de las películas poemas. La elipsis, utilizada, como ya se ha mencionado, para evitar problemas políticos, también es un premeditado recurso de innovación estética. Sus producciones deben también mucho a sus colaboradores habituales, que contribuyeron de manera decisiva a crear su propio y personal universo; así, la producción de Elías Querejeta, la dirección de fotografía de Luis Cuadrado, los guiones de Rafael Azcona y la interpretación de la actriz Geraldine Chaplin (que interpretó nueve de sus películas) fueron decisivas en este período.

La muerte de Franco, con el consiguiente cambio de régimen y la aparente libertad para contar realidades férreamente prohibidas hasta ese momento, cambió los esquemas del cine de Saura. Con lo ojos vendados (1978), muy teatralizada, da paso a Mamá cumple 100 años (1979), nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera, hito que en muy contadas ocasiones se había conseguido con una película española; a esto hay que añadir el Premio Especial del Jurado del Festival de San Sebastián. Con Mamá cumple 100 años Saura abandonará la familia como medio para describir la sociedad. En Deprisa, deprisa, realizada en 1980, Saura da un giro a su trayectoria con una historia sobre personajes marginados e inmersos en el mundo de la drogadicción, es decir, de nuevo temas cercanos a ese realismo social primigenio, historia que le supuso el Oso de Oro del Festival de Berlín del siguiente año.
Dulces Horas (1981) y Antonieta (1982) fueron sus siguientes títulos antes de su trilogía flamenca, compuesta por Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1986), protagonizadas por Antonio Gades y con las que cosechó un gran número de premios por todo el mundo. Quizá éste fuera el momento más importante de su carrera, ya que su trabajo se vio recompensado con el máximo galardón del cine español antes de la creación de los Premios Goya, el Premio Nacional de Cinematografía por el conjunto de su obra. En cuanto a Carmen, recibió el premio especial del Jurado del Festival de Cannes a la película de Mayor calidad artística; el Gran Premio de la Comisión Superior Técnica del Cine francés por su gran calidad técnica al servicio de la expresión artística; y el premio a la mejor película extranjera que le fue concedido en Tokio, en diciembre de 1983, por el Ministerio de Educación japonés. En febrero de 1984, Carmen fue además nominada para el Oscar al mejor filme en lengua no inglesa. Asimismo, El amor brujo fue calificada por el periódico australiano Sydney Morning Herald como una de las diez mejores películas del mundo realizadas en 1987, opinión que, aunque particular del rotativo, da una idea de la repercusión internacional que había alcanzado el director oscense. En todas ellas Saura traslada el argumento de las obras de Lorca, Bizet y Falla a la propia historia de sus personajes, con lo que mezcla la ficción de las grandes obras de siempre con la particular ficción que viven los personajes de sus filmes.

Esta trayectoria se vio definitivamente refrendada en julio de 1986, cuando la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood y la Universidad de California le tributaron un homenaje en el teatro Samuel Goldwyn en reconocimiento a su "extraordinaria labor cinematográfica". En estos momentos Saura era uno de los directores de moda en todo el mundo, lo que supuso que contara con el presupuesto más alto que jamás hubiese tenido una producción española, 1.000 millones de pesetas, para su nueva película, El Dorado, epopeya dramática de la conquista de América y de la búsqueda del mítico El Dorado. No obstante, sin llegar a ser un fracaso, sí que fue recibida discretamente, y no continuó con la estela de premios de sus predecesoras; como ejemplo, no recibió ninguno de los nueve recién creados Premios Goya (era la tercera edición), concedidos por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, para los que fue nominada. Saura había dejado de ser un innovador, aunque ha continuado mostrando su talento hasta nuestros días.

En 1988 Saura entró a formar parte de la directiva de la recién creada Academia del Cine Europea (EFA), que concede los premios Felix. En 1989 realizó La noche oscura, película que narra la vida de San Juan de la Cruz, biografía a la que Saura quiso dar un tratamiento tan austero como la propia vida del místico. Tras esta experiencia "oscura" quiso dar un nuevo giro de luz a su carrera con ¡Ay Carmela!, comedia estrenada en 1990 y basada en la obra teatral homónima de José Sanchís Sinesterra, que fue interpretada por Carmen Maura y Andrés Pajares. De nuevo la crítica le refrendó, y el filme fue elegido para representar a España en la siguiente edición de los Oscars como Mejor Película Extranjera; al año siguiente, además, arrasaría en los Premios Goya, ya que obtuvo trece de las veintiuna estatuillas.

Sus siguientes trabajos le alejaron en cierto sentido del cine; en 1991 realizó un montaje de Carmen para la Opera de Sttutgart, además de encargarse de un episodio para una enciclopedia audiovisual sobre la figura de Goya, proyecto que también firmaron nombres tan ilustres de la cinematografía como Peter Greenaway, John Boorman y Alain Resnais. Ambos proyectos los llevó a cabo con la colaboración estrecha de su hermano Antonio.
Tras hacer una adaptación del cuento de Jorge Luis Borges El Sur, dentro de una serie producida por Andrés Vicente Gómez y Televisión Española, Saura retomó uno de sus temas predilectos, el mundo que rodea al flamenco, para rodar Sevillanas, película que fue estrenada en la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Sin apenas decoración, el filme es prácticamente un reportaje en el que intenta que los verdaderos protagonistas sean los artistas, los cuales llenan la pantalla con tan sólo su arte. Entre ellos se encontraron las figuras más representativas del flamenco del momento, tales como los guitarristas Manolo Sanlúcar y Paco de Lucía y los malogrados Camarón de la Isla (pocos meses antes de su muerte) y Lola Flores y personajes de tanto poderío como Rocío Jurado.

Para los fastos del 92 no sólo se contó con Saura para que estrenara su filme, sino que recibió el encargo de dirigir la película oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, tras la renuncia del británico Hug Hudson; el resultado fue Marathon: las llamas de la paz, promovida por el COOB (organizador oficial de la olimpiada de Barcelona) y el COI, que contó con un presupuesto de 900 millones de pesetas. A todo ello hay que añadir que 1992 fue un año muy especial para el director, ya que le fue entregada la Medalla de Oro de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España en reconocimiento a "su brillante carrera artística". Meses después, ya en 1993, le fueron concedidos varios galardones, entre ellos el Premio Gerald Brenan 93 a los Valores Andaluces, la Orden de Artes y Letras de Francia y el título de doctor "honoris causa" por la Universidad de Zaragoza.

Tras el rodaje, en 1993, de ¡Dispara!, protagonizada por Antonio Banderas y Francesca Neri, continuó con la estela iniciada en Sevillanas con la película Flamenco, de nuevo con un formato muy cercano al documental y en el que no hay prácticamente ningún elemento decorativo, salvo un juego de luces que acentúa la actuación de los artistas. El filme fue íntegramente rodado en la antigua estación ferroviaria Plaza de Armas de Sevilla, casi siempre con sonido directo; en él intervinieron casi un centenar de artistas de todas las edades especializados en los géneros del baile y cante flamencos, con nombre como Enrique Morente, Paco Toronjo, Paco de Lucía, Lola Flores, José Mercé, Manolo Sanlúcar, Joaquín Cortés y Fernanda de Utrera, entre otros. Indudable fruto de este esfuerzo fue el homenaje que se hizo al bailarín Antonio Gades y a él por la Sociedad Cinematográfica del Lincoln Center de Nueva York, durante la segunda edición de Maestros de la Danza y el Cine en el marco del tercer ciclo de cine español contemporáneo.

Con Taxi, de 1996, vuelve a su tema recurrente de los problemas sociales del hombre de la calle, esta vez con la noche y la xenofobia como telón de fondo. En 1997 rodó en Buenos Aires Tango (coproducción hispano-argentina, con fotografía de Vittorio Storaro y música de Lalo Schifrin), un musical que, con el pretexto de una trama argumental sobre un desengaño amoroso, vuelve a las premisas de sus anteriores trabajos cercanos al documental; el tango y sus protagonistas, y las coreografías y bailes del ambiente arrabalero llevados a cabo por los mejores profesionales argentinos, incluido el famoso bailarín Julio Bocca, son los protagonistas de la cinta. En la cinta se escuchan y bailan de manera espectacular tangos famosos como "Quejas de bandoneón", "El choclo", "Caminito", "Arrabal amargo". "A fuego lento", "Nostalgias", "Zorro gris" y "La cumparsita". La película fue presentada fuera de concurso en Cannes y San Sebastián, aunque sí fue más tarde seleccionada para representar a Argentina en la edición de los Oscars de 1999.

Pajarico, basada en la novela autobiográfica Pajarico solitario del propio Saura y rodada en 1997, ganó el premio al Mejor Director en el Festival de Películas del Mundo de Montreal, galardón compartido por el japonés Juni Ichikawa por su trabajo Tokyo Yakyoku ('La balada de Tokio'). 1999 fue, por su parte, el año de Goya en Burdeos, que narra los últimos años del genial pintor, ya anciano, en su exilio en Francia. Dedicada a su hermano Antonio y protagonizada por Francisco Rabal, José Coronado y Maribel Verdú, se llevó cinco estatuillas en los Premios Goya, aunque no la de Mejor Película, ya que fue desbancada por Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar.

En 2001 estrenó Buñuel y la mesa del rey Salomón, una película en la que dramatiza de forma muy personal la figura del genial director aragonés. Después recuperó el género que mayor éxitos ha dado a su carrera, el musical, para rodar Salomé, una película con tintes documentales en la que confluyen el flamenco, la música sinfónica y los sonidos de Oriente, y que protagonizó la bailarina Aida Gómez. La cinta logró el premio a la mejor contribución artística en el Festival de Montreal. El realizador aragonés también dirigió la versión teatral de la legendaria tragedia bíblica.

Dibujante ocasional, también ha recibido galardones por su labor con los pinceles, entre ellos el Premio a la Creación Plástica de la Comunidad de Madrid.

De un director tan apasionado cabría espera una vida amorosa plena de altibajos. Su nombre va unido a cuatro mujeres, dos de ellas vinculadas con el mundo del cine: Adela Medrano, de la que se divorció; Mercedes Pérez, con la que tiene tres hijos; Geraldine Chaplin, con la que tiene un hijo; y la también actriz Eulalia Ramón, con la que en 1994 tuvo una hija, Ana, a la que dedicó su película Pajarico.

En abril de 2004 presentó El 7º día, una filme en el que se narra los crímenes que tuvieron lugar en Puerto Hurraco en 1990, uno de los episodios más terribles de la crónica negra española. Por este trabajo recibió el premio al mejor director en el 28º Festival de Montreal.

Su pasión por el flamenco no sólo se ha podido comprobar en sus filmes, especialmente en Sevillanas y Flamenco, sino que ha sido también la protagonista de cientos de fotografías del director, como las expuestas en el libro Flamenco, editado en mayo de 2004, con textos del propio Saura. También en diciembre de ese mismo año presentó una novela que retoma la trama de una de sus mejores películas, Elisa, vida mía, veintiséis años después de que la estrenara.

En el año 2000 se inició en la novela con el título ¡Esa luz!, sobre la guerra civil española, cuyo argumento cuenta la escisión en la vida de un matrimonio joven, él periodista de izquierdas, ella mujer sensible. En el libro, Saura hace un alegato contra las fuerzas que llevaron a cabo la sublevación militar, la instigaron o apoyaron. En 2004 volvería al mundo de la narrativa al retomar una de sus películas más emblemáticas, Elisa, vida mía, para convertirla en una novela que, en palabras del propio autor, "va más allá que la película". En diciembre de ese mismo año le fue concedido el premio "a toda una carrera" que otorga la Academia de Cine Europeo.

En abril de 2005 recibió el homenaje a toda una carrera del Festival de Cine de Málaga, en un acto al que acudieron figuras del cine, la música y el baile. En octubre de ese mismo año, por otra parte, presentó un nuevo largometraje, Iberia, en el que participaron Manolo Sanlúcar, Aída Gómez, Estrella Morente, Enrique Morente y Rosa Torres-Pardo, entre otros, y que es una interpretación filmográfica de la famosa suite de Albéniz. En 2007 presentó el film musical Fados, una coproducción con Portugal, sobre el fado, la expresión musical portuguesa por excelencia, ganadora del Goya a la mejor canción original.

En 2008 realizó el cortometraje documental Sinfonía de Aragón para la Exposición Internacional de Zaragoza 2008.

De entre sus últimos trabajos destaca especialmente Io, Don Giovanni (2009), una superproducción hispano-italiana que cuenta la vida de Lorenzo da Ponte, letrista de Mozart. Una historia dramática y apasionada sobre el hombre que trabajó con Mozart y varios compositores mas, en Viena, tras ser desterrado de Italia por la Inquisición por su "vida licenciosa y repleta de desmanes"; que tras la muerte del Emperador José II se vio obligado a abandonar Viena y que después de vivir en Londres, se trasladó finalmente a Nueva York. La película recibió la nominación al diseño de producción en los Premios del Cine Europeo 2010.

Carlos Saura ha sido distinguido con numerosos premios y galardones. Entre los mas recientes figuran: Concha de Oro Honorífica del Festival Internacional de Cine de San Sebastián (2007) a toda su carrera; Premio Internacional del Festival de Cine de Barcelona (2007); Espiga de Oro Honorífica de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (2009) a toda su carrera; Premio Especial Ojo Crítico 2010; Fotograma de Plata 2010; III Premio UIMP a la Cinematografía, concedido por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (2011) "por su actuación relevante en el cine español y por su trayectoria profesional; Medalla Internacional de las Artes de la CAM (2011) y Doctor honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (2011).

Filmografía

Como director, guionista y productor

1958: Cuenca (mediometraje).
1975: Cría cuervos.

Como director y guionista

1956: El pequeño río Manzanares (cortometraje).
1957: Tarde de domingo (cortometraje).
1962: Los golfos.
1964: Llanto por un bandido.
1965: La caza.
1968: Stress, es tres, tres.
1977: Elisa vida mía.
1978: Los ojos vendados.
1979: Mamá cumple cien años.
1980-81: Deprisa deprisa.
1981: Bodas de sangre.
1982: Dulces horas; Antonieta.
1983: Carmen.
1984: Los zancos.
1986: El amor brujo.
1988: El Dorado.
1989: La noche oscura.
1992: Sevillanas; Marathon.
1993: ¡Dispara!
1995: Flamenco.
1998: Pajarico; Tango.
1999: Goya en Burdeos.
2001: Buñuel y la mesa del rey Salomón.
2004: El 7º día.
2005: Iberia.
2007: Fados.
2008: Sinfonía de Aragón.
2009: Io, Don Giovanni.
2010: Flamenco, Flamenco.

Como director

1967: Peppermint Frapé.
1969: La madriguera.
1970: El jardín de las delicias.
1973: Ana y los lobos.
1974: La prima Angélica.
1990: ¡Ay, Carmela!
1996: Taxi.
1998: ¡Esa luz!
2002: Salomé.

Como guionista

1965: Muere una mujer.

Como actor

1959: El pisito.
1995: Különbözö helyek.

Autor

  • Federico Delgado Scholl