Sánchez, Néstor (1935-VVVV).
Narrador argentino, nacido en Buenos Aires en 1935. Autor de una breve pero densa producción novelesca en la que, partiendo de las corrientes más significativas del pensamiento occidental de la segunda mitad del siglo XX (como el existencialismo), indaga con asombrosa lucidez conceptual y deslumbrantes alardes experimentales en la angustia existencial del ser humano, está considerado como uno de los mejores exponentes de la literatura del absurdo dentro de las Letras argentinas contemporáneas.
A mediados de la década de los sesenta, cuando contaba poco más de treinta años de edad, Néstor Sánchez irrumpió con vigor en el panorama literario austral con una primera entrega narrativa que, publicada bajo el título de Nosotros dos (Buenos Aires: Sudamericana, 1966), sorprendió por su riqueza y variedad de temas y contenidos y fue pronto catalogada por la crítica y los lectores como una de las grandes obras renovadoras de la prosa argentina del momento. Siguiendo unos parámetros estéticos en parte originales y en parte deudores -sin que el autor tratara de ocultarlo- de los modelos acuñados tres años antes por su compatriota Julio Cortázar en Rayuela (1963), Néstor Sánchez desplegaba ante los ojos atónitos del gratamente sorprendido lector un rico y proteico universo personal plagado de señas culturales y guiños contraculturales, en el que -para regocijo de los espíritus atentos a todas las disciplinas, manifestaciones, modalidades y variaciones posibles de la creación artística-, tenían cabida desde algunos narradores ya clásicos en la literatura argentina de la época -como Macedonio Fernández (1874-1952) y Leopoldo Marechal (1900-1970)-, hasta las obligadas referencias al folclore musical autóctono (léase "tango") o al prestigio intelectual y universal del jazz, sin despreciar otros juegos de complicidad intertextual que no podían pasar inadvertidos para el buen conocedor de los escritores surrealistas franceses o los transgresores estadounidenses de la denominada Generación Beat -como William S. Burroughs (1914-1997), Lawrence Ferlinghetti (1919), Jack Kerouac (1922-1969), Allen Ginsberg (1926-1997) o Gregory Corso (1930-2001). En el plano estructural, Nosotros dos acrecentaba aún más la deuda contraída con Rayuela, pues a la presentación fragmentaria y aparentemente caótica de una leve trama argumental que ha de ser reconstruida durante el ejercicio de lectura, añadía una compleja ruptura con las unidades cronológicas usuales y agresivos desplazamientos (cuando no intencionadas confusiones) de la instancia narradora.
En rigor, pues, experimentalismo extremo el propuesto y practicado por Néstor Sánchez en esta su opera prima, idéntico -en su propósito de desintegrar la realidad hasta adentrarse en los dominios del absurdo- al que domina su segunda entrega literaria, publicada al cabo de un año bajo el epígrafe de Siberia Blues (Buenos Aires: Sudamericana, 1967). El homenaje, aquí, al jazz está aún más presente de lo que ya lo estaba en su novela anterior, hasta el extremo de que este segundo libro del narrador bonaerense se abre con un cita del gran saxofonista de Kansas City Charlie Parker (1920-1955). Ese afán de búsqueda de nuevas fórmulas expresivas se intensifica todavía más, si cabe, en la tercera publicación de Néstor Sánchez, titulada El amhor, los orsini y la muerte (Id. Id., 1969), donde la experimentación sale incluso al encuentro de una gramática propia que se ajuste a la rareza de texto mejor que la pactada por todos los hablantes. Finalmente, la cuarta novela publicada por Néstor Sánchez durante esta primera etapa de su trayectoria literaria, aparecida bajo el significativo epígrafe de Cómico de la lengua (Barcelona: Seix Barral, 1971), extrema los recursos experimentales ensayados hasta entonces por el autor y llega a reclamar innovaciones tipográficas que, aplicadas sobre la tradicional distribución del texto sobre la página, lo desplacen de forma insospechada con el fin de aportar nuevos matices significativos y apreciaciones estéticas poco convencionales.
Alcanzado este punto, se diría que Néstor Sánchez ya había agotado todas las formas posibles de experimentación narrativa; y, en efecto, por espacio de catorce años el autor bonaerense se mantuvo en un tortuoso silencio editorial, sin dejar por ello de afanarse -según su propio testimonio- en "una búsqueda específica que invalidaba toda posibilidad expresiva". El resultado de final, al cabo de esos casi tres lustros de búsqueda, fueron los cuentos que conforman el volumen La condición efímera (Buenos Aires: Sudamericana, 1988), cuentos en los que la substancia narrativa se adelgaza hasta alcanzar casi su plena desintegración, dando lugar así, más que a relatos propiamente dichos, a una especie de instantáneas protagonizadas por figuras prácticamente inmóviles, muy limitadas en su capacidad de acción.
Bibliografía
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TAMBORENEA, Mónica: "La condición efímera", en Babel (Buenos Aires), nº 2 (1988), p. 8.
J. R. Fernández de Cano.