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PolíticaBiografía

Sánchez de Lozada, Gonzalo (1930-VVVV).

Político y empresario boliviano nacido en La Paz el 1 de julio de 1930, que fue presidente de la República entre 1993 y 1997. Resultó nuevamente elegido jefe del Estado tras las elecciones de 2002 aunque abandonó el cargo en octubre de 2003 tras varias semanas de revueltas populares.

El exilio político de su padre obligó a la familia a residir en los Estados Unidos, donde Sánchez de Lozada pasó sus años de infancia y juventud y donde se graduó en Filosofía y Letras por la Universidad de Chicago. En esta etapa adquirió un marcado acento anglosajón que sus rivales políticos utilizarían más tarde para cuestionar su identificación con el pueblo boliviano. Regresó a Bolivia en 1953 y fundó la productora de documentales y películas comerciales Telecine, antes de dirigir sus intereses empresariales hacia el sector del petróleo y la minería con la creación en 1957 de la compañía Edel del Sur (COMSUR), de la que fue gerente hasta 1962.

Tras la caída del régimen de Hugo Bánzer (1971-1978) ingresó en política y fue elegido diputado por el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) en el departamento de Cochabamba, en las elecciones generales de 1979 y 1980. También consiguió un acta de senador por el mismo departamento en las comicios de 1985, fue nombrado presidente de la Cámara Alta y fue el encargado de tomar juramento al nuevo presidente de la República, Paz Estenssoro.

Un año después, fue nombrado ministro de Planificación y Coordinación, cargo desde el que impulsó un plan de liberalización económica recogido en el decreto de Nueva Política Económica. Impuso un severo paquete de medidas para frenar la inflación, que a finales de 1985 había alcanzado una tasa acumulada del 23.000% y, a los dos años de poner en marcha su plan, el país registró el primer índice de crecimiento de la economía y una lenta recuperación del sistema.

Fue el vencedor de las elecciones presidenciales del 7 de mayo de 1989 con el 23,07%, pero su mayoría relativa fue insuficiente para lograr la investidura y el Acuerdo Patriótico, suscrito entre el MIR y ADN, concedió la jefatura de la República a Paz Zamora. Durante esta legislatura, Sánchez de Lozada ocupó el puesto de líder de la oposición, merced a su condición de jefe en ejercicio del MNR desde que en agosto de 1989 Víctor Paz Estenssoro trasladara su residencia a los Estados Unidos.

Conocido entre sus seguidores con el sobrenombre de Goni, en diciembre de 1990 planteó la convocatoria de una Asamblea Constituyente para cambiar el sistema político del país, con el objetivo de abandonar el presidencialismo en favor de un nuevo sistema parlamentario. Ese mismo mes acordó, junto con los líderes de los demás partidos de oposición, establecer las pautas para la reforma electoral, agilizar la descentralización administrativa y continuar el juicio abierto contra ocho magistrados de la Corte Suprema, acusados de daños económicos al Estado por invalidar una ley de impuestos. A este acuerdo se adhirieron los partidos gobernantes del Acuerdo Patriótico en febrero de 1991, pero a comienzos de abril el MNR abandonó el pacto, después de varios días de duras críticas y acusaciones contra el Gobierno.

El 9 de julio de 1992 fue uno de los firmantes, junto con el presidente Paz Zamora y el resto de los partidos de la oposición, de un acuerdo para modernizar el Estado y profundizar en la democracia. Los diez puntos del acuerdo contemplaban la reforma constitucional, la del poder judicial, la de la ley electoral y la del sistema educativo, así como la promulgación de una ley sobre la industrialización de la hoja de coca, entre otros aspectos de interés nacional.

Después de impulsar una importante proceso de democratización en su partido entre los años 1990 y 1992, el 26 de octubre de este último año renunció a la jefatura del MNR y a la candidatura presidencial como consecuencia de un escándalo político en la ciudad de Sucre, donde se eligió líder provisional de la formación a Ciro Humboldt. Nueve días después, el 5 de noviembre, ante la reiterada petición de los militantes, reasumió la jefatura y en la convención del MNR, celebrada el 24 de noviembre, fue elegido jefe del partido y candidato a la presidencia de la República. En su lista electoral le acompañaba, como candidato a la vicepresidencia, el líder aymara y jefe del Movimiento Revolucionario Túpaj Katari de Liberación (MRTKL), Víctor Hugo Cárdenas.

Su programa para las elecciones presidenciales y generales del 6 de junio de 1993 se fundamentó en la lucha contra el desempleo y la potenciación de la participación popular para asegurar la eficacia de la política social. Su propuesta económica, denominada el Plan de Todos, se apoyaba en la capitalización de las empresas públicas y la participación popular e incluía propuestas de solución a problemas como el paro, los bajos salarios, la educación y la salud, la corrupción o el abandono del campo y las provincias.

Celebrados los comicios, obtuvo un 34,3% de los votos, porcentaje insuficiente para lograr la designación directa como presidente. Sin embargo, tras la renuncia del segundo candidato más votado, el general Hugo Bánzer, a concurrir a la elección que debía llevar a cabo el Congreso, el 4 de agosto de 1993, en la apertura de las sesiones de la Cámara, Gonzalo Sánchez de Lozada fue elegido presidente de la República con el respaldo de su formación política, del populista Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y del izquierdista Movimiento Bolivia Libre (MBL).

Pocas semanas después de asumir el cargo, anunció su intención de privatizar parcialmente con capital extranjero algunas empresas estatales con el objetivo de paliar la dramática situación económica del país. Su ley de capitalización para constituir empresas mixtas fue duramente criticada por los sindicatos. Pidió ayuda económica a Estados Unidos y Japón para poner en marcha un plan de sustitución de los cultivos de hoja de coca por otros productos y reclamó apoyo a la Unión Europea en la lucha contra el narcotráfico. Durante su mandato entró en vigor la nueva Constitución de 1994, con importantes modificaciones sobre el texto de 1967, y en el plano exterior firmó el acuerdo de adhesión de Bolivia al Mercosur, suscribió acuerdos comerciales con Paraguay, Brasil, Argentina y Perú e impulsó un acercamiento con Chile, país con el que Bolivia mantenía suspendidas las relaciones diplomáticas.

El 6 de agosto de 1997 cedió el testigo presidencial a Hugo Bánzer, vencedor de los comicios celebrados en el mes de junio del mismo año. Tras la muerte del general, poco antes de concluir su mandato, y los meses de presidencia interina de Jorge Quiroga, Sánchez de Lozada regresó a la primera línea de la arena política como candidato del MNR a las presidenciales del 30 de junio de 2002. Todos los pronósticos aventuraban el triunfo del capitán retirado Manfred Reyes Villa, ex alcalde de Cochabamba y líder de la Nueva Fuerza Republicana (NFR) pero, tras la celebración de los comicios y una vez revelados los resultados preliminares, el MNR reclamó la victoria con una ventaja mínima de votos. El 6 de julio, la Corte Nacional Electoral publicó finalmente el cómputo oficial del escrutinio y confirmó el triunfo de Lozada con el 22,4% de los sufragios. Por detrás, y a escasa distancia, el Movimiento al Socialismo (MAS) del líder indígena Evo Morales Ayma se convertía en la segunda fuerza más votada mientras el favorito de las encuestas, el NFR de Reyes Villa, quedaba relegado al tercer lugar.

Como ninguno de los aspirantes logró la mayoría suficiente, la elección presidencial entre los dos candidatos más votados quedó aplazada a la votación del Congreso. Después de algunas semanas de incertidumbre política, Sánchez de Lozada se aseguró la elección parlamentaria merced al acuerdo alcanzado entre su partido, el MNR, y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) del ex presidente Jaime Paz Zamora. Ambas formaciones políticas suscribieron el llamado Plan Bolivia de Responsabilidad Nacional, un programa de gobierno quinquenal con la lucha contra la pobreza y la generación de empleo como objetivos prioritarios, y el 4 de agosto de 2002, Sánchez de Lozada fue investido nuevo presidente de Bolivia.

Apenas cumplidos seis meses de mandato, el presidente boliviano ya tuvo que enfrentar su primera crisis política cuando el anuncio de la entrada en vigor de un impuesto sobre los salarios provocó una oleada de violentas protestas en las calles del país. La policía boliviana, declarada en rebeldía, se sumó a las reivindicaciones ciudadanas y la intervención del Ejército derivó en enfrentamientos armados que se cobraron una treintena de víctimas en varias jornadas consecutivas de disturbios, saqueos y actos vandálicos. Presionado por la gravedad de los incidentes, Sánchez de Lozada optó por retirar las medidas económicas que desataron la crisis, anunció un reajuste de su Gobierno y se comprometió a reducir el gasto público, ante el escepticismo de sus adversarios políticos que exigieron su renuncia. El 18 de febrero de 2003, dimitió en pleno el Consejo de Ministros para dar libertad al mandatario en la elección de nuevos colaboradores.

Apremiado por la crisis económica y social del país, en el mes de agosto el presidente selló un acuerdo con la Nueva Fuerza Republicana de Manfred Reyes Villa, uno de sus mayores adversarios políticos, e incorporó a tres miembros del partido opositor en su Gabinete.

La herida abierta en muchos sectores de la sociedad boliviana, desde que en la guerra de 1879 Chile arrebatara al país del altiplano su acceso al mar, se situó de nuevo en primera línea de la actualidad política en el otoño de 2003. La decisión del Ejecutivo de exportar gas, principal recurso del país, a Estados Unidos, a través de un puerto chileno, actuó como catalizador de un nuevo estallido del descontento social. La represión de las asonadas callejeras se cobró la vida de más de setenta personas y precipitó, en pocas semanas, la caída de Sánchez de Lozada. Abandonado por sus socios de Gobierno y sin el apoyo de sus aliados exteriores, el presidente huyó de La Paz y buscó refugio en Miami. El vicepresidente Carlos Mesa asumió la sucesión y anunció la formación de un nuevo Ejecutivo independiente, donde no participarían los grupos políticos que integraron el Gabinete saliente.

Semanas después de la renuncia del mandatario, la Fiscalía General de Bolivia anunció una resolución para iniciar el enjuiciamiento político y penal del ex presidente con el objetivo de depurar su responsabilidad en la revuelta social que se saldó con setenta muertos. El 14 de octubre de 2004 y tras más de 15 horas de debate, el Congreso boliviano aprobó por abrumadora mayoría la autorización que permitía a la Corte Suprema de Justicia abrir juicio contra el ex presidente y los ministros de su Gabinete.

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