Salvador Blanes, Diego (1938-VVVV).
Narrador, dramaturgo y articulista español, nacido en Madrid el 2 de febrero de 1938. Profundamente interesada en la problemática del hombre contemporáneo dentro de los esquemas sociales que le ha tocado vivir, su trayectoria literaria evolucionó desde los postulados éticos y estéticos de la novela social hasta alcanzar su plenitud en unas formas teatrales "psicosociales", en las que el psicoanálisis cobra un valor fundamental como instrumento para descubrir la proyección del fondo sociopolítico en las actitudes de cada individuo.
Nacido en el seno de una familia obrera, su primera formación académica no fue más allá de los rudimentos elementales aportados por la escolarización obligatoria, ya que, a los catorce años de edad, se vio obligado a abandonar estos estudios para contribuir con su trabajo al sostenimiento de la precaria economía doméstica. Comenzó a desempeñar el puesto de botones en una empresa que contaba entre sus instalaciones con una pequeña biblioteca, en la que el joven Diego empezó a aficionarse a la lectura: primero se entretuvo con los tebeos y las novelas "de quiosco" (policíacas, del Oeste, de misterio, etc.) que iban cayendo en sus manos, y, cuando ya se había convertido en un lector voraz, descubrió algunas obras mayores que despertaron en él una gran curiosidad intelectual y, poco a poco, le fueron animando a practicar el cultivo de la creación literaria. Entre estas obras fundamentales en su descubrimiento del humanismo literario, sobresalen El banquete, de Platón (obra que, en medio de su confusión de adolescente, le abrió las puertas para buscar en la literatura las respuestas a sus numerosas dudas), y La vuelta al mundo de un novelista, de Vicente Blasco Ibáñez (que supuso el mayor acicate a la hora de ponerse a escribir),
A partir de entonces, Diego Salvador Blanes comenzó a redactar sus primeros artículos y relatos, al tiempo que se convertía en visitante asiduo de todas las bibliotecas públicas de Madrid. Cumplidos los dieciocho años de edad, ya se había hecho el firme propósito de consagrarse de lleno a la literatura, con la única finalidad -según sus propias palabras- de llegar a conocer mejor al ser humano: "[...] de pronto, y quizá por los anteriores años en que se fue gestando, supe que, si existe una razón de vida, mi razón de vida estaba en el escribir, y me adentré con toda la fuerza que me daban aquellos años en el mundo del descubrimiento de lo humano; cada obra que preparaba se convertía en un juego increíble en el que al final estaba el descubrimiento, en una aventura que me mostraba lo desconocido [...]; cada obra que comenzaba era un mundo increíble de posibilidades, cada obra era vivir y dejar atrás el tedio de todos los días; cada obra, y en las horas en que trabajaba en ellas, era sentirme hombre, haciendo algo en lo que de verdad creía [...]".
No es de extrañar, tras la lectura de estos principios, que sus comienzos como escritor encontraran un campo especialmente abonado en la llamada novela social, a la que enriqueció -además de varios relatos- con cuatro narraciones extensas: Pequeña ilusión (1959), ... y volver a empezar (1960), Mirando hacia atrás (1960) y La metamorfosis (1961). Se trata de cuatro obras realistas -aunque también podrían admitir el calificativo de naturalistas- que, en su conjunto, presentan un enjuiciamiento crítico de los principales conflictos en que está inmersa la sociedad española de la época.
Sin embargo, la escasa aceptación que tuvieron estas obras primerizas de Diego Salvador Blanes (presentadas por el autor a numerosos concursos y certámenes literarios, y rechazadas por los jurados de todos ellos) le animó a cambiar de registro genérico y probar fortuna en el terreno de la escritura dramática. No abandonó, empero, esa corriente de realismo social en la que se había embarcado con su anterior producción narrativa, de tal manera que su primera pieza teatral, titulada La desbandada (1962) -una visión amarga del choque que experimentaban, a su regreso a España, los trabajadores que habían emigrado a Alemania-, puede incluirse por derecho propio en la tendencia del teatro social inaugurado en España por Antonio Buero Vallejo y su Historia de una escalera.
Dentro de esta primera etapa de anclaje en la literatura social (que el propio autor consideró, años después, como un mero camino de ensayo y preparación para su obra posterior), Diego Salvador Blanes retornó a la novela con ¿Tras de qué? (1962), obra a la que siguieron las piezas dramáticas tituladas La risa de la miseria (1963), ¿Y después...? (1963), Ellos (1964), La raya (1964), Las soluciones..., mañana (1965), Es una gran esponja que chupa de nosotros (1966), La mujer, su hombre y tres... más (1966) y La casa de la gran felicidad, S. A. (1967).
A partir de este último año, con la redacción de La mujer y el ruido (escrita en 1967 y galardonada con un accésit del prestigioso Premio Lope de Vega en su edición de 1968), el escritor madrileño imprimió un brusco giro a toda su trayectoria literaria, giro que le llevó a establecer, años más tarde, un hito que, coincidiendo con la escritura de esta obra, marcaría su verdadera condición de literato ("Mi verdadero punto de partida como autor está en La mujer y el ruido"). Reelaborada, posteriormente, en sucesivas versiones -trabajo al que no fue ajena la censura de aquellos años, al parecer molesta con ciertos "elementos de identificación" que el propio Diego Salvador no tuvo inconveniente alguno en suprimir, ya que podían estorbar, incluso, las pretensiones simbólicas de su nuevo enfoque dramático-, La mujer y el ruido presentaba ya todos los elementos que habrían de caracterizar la etapa de plenitud creativa del escritor madrileño. Huyendo del anterior realismo naturalista que había dominado hasta entonces su narrativa y su teatro, plagado de claros referentes reales fácilmente identificables con los lugares, el tiempo y los personajes que rodeaban al espectador, la acción de esta nueva obra de Diego Salvador transcurre en un lugar indefinido, más fácil de identificar con el espacio psíquico de cada espectador que con un espacio concreto; al mismo tiempo, sus personajes pierden su consistencia de individuos caracterizados socialmente para convertirse en una ambigua mezcla de lo individual y lo social, en algo así como proyecciones de entes "psicosociales" cuyos perfiles psicológicos no obedecen a traumas personales, sino a las perturbaciones producidas por la aberrante sociedad en que subsisten.
En la misma línea que La mujer y el ruido -y también escrita en 1967- puede clasificarse la siguiente entrega teatral de Diego Salvador Blanes, tal vez su obra más celebrada por críticos y espectadores. Se trata de Los niños, un drama galardonado en 1969 con el primer premio del mencionado certamen "Lope de Vega", cuyo preceptivo estreno en el Teatro Español de Madrid se fue postergando sucesivamente durante más de seis meses, a causa de los recelos que despertaba el texto en las autoridades de la época. Según la versión del propio autor, los cambios propuestos por la censura (consistentes en cambiar los escenarios a los que aludían algunas fotografías expuestas en escena, piezas básicas en el desarrollo argumental de la obra) conferían a Los niños un carácter tendencioso donde únicamente se presentaba un problema humanístico. Finalmente, la obra se estrenó según las pautas marcadas por la censura, lo que llevó a Diego Salvador Blanes a renunciar públicamente a responsabilizarse de cuanto se veía en escena.
A esta obra le siguió La bolsa (1969), otra pieza teatral de similar factura e intención que las de las dos anteriores, basada en el tema de la voluntad de poder y el dominio ejercido sobre el individuo por parte de la sociedad que le rodea. De aquel mismo año data también la obra El hogar (1969), pieza que consolidaba esta tendencia dramática de Diego Salvador y anunciaba su mantenimiento en obras posteriores. Además, dentro de esta nueva y definitiva etapa de su creación literaria cabe situar una novela, Enajenación, aparecida en 1968.
Bibliografía.
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- MONLEÓN, José. "Notas a un autor y a un estreno", en rev, Primer Acto (Madrid, nº 121, junio de 1970), págs. 14-19.
- SALVADOR BLANES, Diego. "Apunte autobiográfico", en rev. Primer Acto (Madrid, nº 121, junio de 1970), págs. 20-22.