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MúsicaBiografía

Sakamoto, Ryuichi (1952-VVVV).

Músico y compositor japonés nacido en Tokyo el 17 de enero de 1952. Artista ecléctico y singular, su carrera ha ido desgranando una a una todas las disciplinas con las que se ha sentido inquieto y que le han llevado desde el pop más ortodoxo hasta la música sinfónica y de cámara (en trabajos que incluso han aparecido en revistas de la llamada "música culta"), sin olvidar sus bandas sonoras de películas, aspecto por el cual es conocido en todo el mundo.

Vinculado a la música desde muy pequeño (toca el piano desde los tres años), sus comienzos se remontan a bandas escolares de jazz en Tokyo en sus años de instituto. Él mismo afirma haber recibido influencias tan dispares como las de The Beatles, Beethoven o John Cage. Se interesó pronto por la música electrónica, disciplina que pudo desarrollar en la Escuela de Bellas Artes de Tokyo. Este camino le llevó a fundar, junto con Yukihiro Takahashi, el grupo Yellow Magic Orchestra, que reconoció pronto la influencia de los alemanes Kraftwerk.

No obstante, Sakamoto demostraba ya suficiente inquietud musical como para encasillarse en una única formación. Así, su primer trabajo en solitario fue Thousand Knives of Ryuichi Sakamoto, antes incluso de haber formado la Yellow Magic Orchestra. Le siguieron B 2 Unit (1980) y Laeft Hundred Dream (1981), ambos en la misma línea que el anterior. Con Happy Christmas, Mr. Lawrence (Feliz navidad, Mr. Lawrence, 1983) inaugura algo que será constante en toda su carrera, las distintas colaboraciones que ha ido manteniendo con artistas de importancia internacional, los cuales se encuentran muchos de ellos en su círculo íntimo de amistades; en esta ocasión fue David Sylvian quien le ayudó a poner música a la banda sonora del filme de Oshima, protagonizado por David Bowie y por el mismo Sakamoto, en el cual se narra el desgarrado amor de un oficial japonés durante la Segunda Guerra Mundial por un soldado británico en contra de todos sus principios éticos y morales. El tema central, "Forbidden Colours", ha sido, sin duda, una de las melodías más conocidas de toda su obra.

Poco después editaría Illustrated Musical Encyclopaedia (1984), al que siguieron otros títulos que sólo fueron editados en Japón y que hacen las delicias (por lo difícil de su búsqueda en Occidente) de los coleccionistas de su obra, entre ellos Tibetan Dance, Esperanto, Adventures of Chatran, Ballet Mechanique y The End of Asia. Tokyo Joe (1988) incluye algunos temas de eminente influencia jazzística, un palo más con el que se ha atrevido el músico oriental.

El espaldarazo definitivo a su carrera internacional vino de la mano del filme del director italiano Bernardo Bertolucci El último emperador (1988), en el cual se narra la vida de Puyi, el último emperador del antaño poderoso Imperio chino, que ve desde la Ciudad Prohibida como el triunfo del comunismo le abocará a una existencia gris muy alejada del esplendor de su niñez. Sakamoto, quien hará un pequeño papel en la película, colaborará con David Byrne y Cong Su en una banda sonora que ya ha pasado a la historia como una de los mejores de los últimos tiempos y que fue galardonada con el Oscar por la Academia de Hollywood.

Su siguiente álbum en solitario, Beauty (1990), contó con ilustres colaboradores como Youssou NDour. En esta ocasión Sakamoto se atrevió con otro de los tipos de música que siempre le habían tentado, la música de baile, y consiguió (como cabría esperar) que sus canciones fueran bailadas en las pistas de baile más cotizadas de uno y otro lado del Atlántico y el Pacífico. Sakamoto, ya por esta época, era un artista que había conseguido universalizar su nombre de manera portentosa. Al año siguiente publicó Neo Geo, en el que colabora, entre otros, el mismísimo Iggy Pop. Heartbeat, su siguiente trabajo, contó asimismo con la colaboración de los componentes de Dee-Lite y de nuevo NDour y Sylvian (este último acompañado por quien sería su esposa, la cantante brasileña Ingrid Chavez).

1992 sería un año clave para su carrera artística; primero, porque fue elegido por el español Pedro Almodovar para que compusiera la banda sonora de su última película, Tacones lejanos; y, sobre todo, porque recibió el encargo de poner música al impresionantes espectáculo que inauguró los Juegos Olímpicos celebrados ese año en Barcelona (ceremonia que fue aclamada en todo el mundo como la más espectacular de la historia hasta ese momento). Sakamoto era ya un el nombre de moda, y artistas tan dispares como Madonna quisieron que el compositor japonés colaborara con ellos. En 1993 co-produjo el Lp de su amigo Roddy Frame (Aztec Camera) Dreamland, y en 1994 se encargó de poner música a la nueva aventura de Bertolucci, El pequeño buda. A reglón seguido sacó a la luz su siguiente trabajo, Sweet Revenge, el más completo para la crítica, en el que de nuevo se rodea de famosos músicos y amigos, como Holly Johnson (ex de Frankie Goes to Hollywood), y el ya citado Roddy Frame.

En 1996 Sakamoto, considerado incluso en los círculos de música clásica como un intérprete aceptable, realizó una gira mundial en la que presentó su nuevo trabajo, 1996, en el cual los únicos instrumentos fueron su propio piano, un violín y un chelo. Tras un paréntesis dedicado de nuevo al pop (con su álbum Smoochy), continuó en la misma línea con dos nuevas entregas, Discord (1998), un experimento de música sinfónica de notable interés; y BTTB (1999), álbum grabado sólo con su piano, al que acompañó de nuevo con otra gira mundial en solitario. Cinemage (2000), por último, es una recopilación de su música para películas.

Artista excéntrico y controvertido, ha dado mucho que hablar en los círculos musicales no sólo por su poca ortodoxia, sino por su posición de fuerza de quien ha vendido cientos de miles de discos entre públicos tan dispares como los amantes de la música de películas o los asiduos de la pista de baile. Lo que es innegable que es un autor prolífico que no duda en experimentar cualquier vía en su búsqueda musical constante. Es, sin lugar a dudar, un raro espécimen en el poco inquieto panorama musical de finales del siglo XX y comienzos del XXI.

Fruto de esa búsqueda de nuevas sensaciones musicales son sus colaboraciones con otros músicos. En los últimos años destacan los discos grabados con Morelembaum2, con los que experimentó con los ritmos cariocas más ortodoxos; o su trabajo con Alva Noto (pseudónimo del artista alemán Carsten Nicolai), quien da réplica a las delicadas melodías del japonés con manipulaciones digitales de sonidos de todo tipo que contrastan y se fusionan de manera pasmosa, para crear una atmósfera tremendamente original.

Autor

  • Federico Delgado Scholl