Rulfo, Juan (1918-1986).
Escritor mexicano nacido en Sayula (Jalisco) en 1918 y fallecido en Ciudad de México el 7 enero de 1986, que está considerado uno de los narradores más importantes de la literatura en lengua española. Su obra supone el fin de la Novela de la Revolución y el inicio de la renovación de la narrativa mexicana. La novela Pedro Páramo, su obra maestra, sirvió como referencia de la letras hispánicas en el siglo XX.
Pertenecía a una familia acomodada que perdió sus bienes durante la revolución. Terminados sus estudios, ejerció diferentes trabajos, como empleos administrativos y labores de guionista en cine y televisión, hasta que en 1962 pasó a desempeñar un cargo en el Instituto Indigenista de México. Su obra plantea, en forma particularmente aguda, uno de los problemas básicos de la crítica de textos literarios hispanoamericanos: el problema del nivel de interpretación. Entre su escasísima producción literaria, destacan los relatos de El llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo (1955).
Lo que, en última instancia, le preocupa a Rulfo en los relatos de El llano en llamas (1953) y en Pedro Páramo (1955) es la exploración de algo intrínsecamente mexicano; pero también cabe sugerir que en su obra lo mexicano funciona como una metáfora de la condición del hombre en general. Un importante grupo de críticos abogan por una interpretación basada esencialmente sobre lo mexicano; en cambio, algunos hacen hincapié inequívocamente en la angustia existencial del hombre moderno como lo medular de la obra de Rulfo.
El propio autor, en las entrevistas y declaraciones recogidas por Reina Roffé y en la entrevista con Sommers publicada en La narrativa de Juan Rulfo (editado por éste), se mostró siempre muy reacio a explicar su obra. Sin embargo, conviene destacar algunos hechos biográficos y algunas declaraciones.
Nacido en la provincia de Jalisco -aislada, misérrima, fanática y violenta-, a finales de la Revolución Mexicana, Rulfo pasó su infancia en medio de la Guerra de los Cristeros. Varios de sus parientes, incluso su padre, murieron asesinados. “Entonces viví -le dijo a Sommers- en una zona de devastación. No sólo de devastación humana, sino devastación geográfica. Nunca encontré ni he encontrado hasta la fecha, la lógica de todo eso. No se puede atribuir a la Revolución. Fue más bien una cosa atávica, una cosa de destino, una cosa ilógica”. La devastación humana y geográfica la encontramos en el primer plano de sus dos obras: en el horroroso pueblo de Luvina, en el cuento El llano en llamas, y en el pueblo de Comala, de Pedro Páramo. Pero por debajo de estos cuadros desolados de esterilidad y miseria se esconden las preguntas implícitas en las palabras arriba citadas de Rulfo. ¿Cómo se explica esa desolación? ¿Es algo humano? ¿Es un castigo divino? De ahí la otra faceta de su obra; lo que Rulfo indica cuando se refiere a su obra como “una transposición de los hechos de mi conciencia”.
La violencia, la muerte, la degradación humana, la culpa, el fatalismo, una sexuaIidad casi animaI, éstos son los temas recurrentes de Rulfo. Y sirviéndose de estos recursos y de una gran habilidad para estructurar sus cuentos en torno a ciertos motivos cíclicos, Rulfo analiza varios aspectos, principalmente negativos, de la vida rural mexicana.
Pero sería reducir el alcance de su obra, y simplificarla hasta la falsedad, aceptar sin más la afirmación del autor: “Simplemente hablo de mi gente, mis sueños y mi tierra”. En estos cuentos la vida es un caminar fatigoso, un triste pasado que eIimina eI futuro; es un esfuerzo inútiI; es, finalmente, un andar a tientas entre las tinieblas.
Rulfo había anunciado la aparición de su novela La Cordillera. Lamentablemente, luego declaró en una entrevista del año 1976 que la había tirado a la basura. En 2005 la fundación que lleva el nombre del escritor mexicano presentó las versiones definitivas de sus dos grandes obras: Pedro Páramo y El llano en llamas, coincidiendo con el quincuagésimo aniversario de la primera de ellas.