Rodríguez Saá, Adolfo (1947-VVVV).
Abogado y político argentino nacido en San Luis el 25 de julio de 1947. Fue gobernador justicialista de su provincia natal desde diciembre de 1983 hasta el 23 de diciembre de 2001, cuando abandonó el cargo para asumir la presidencia de la República tras la dimisión de Fernando de la Rúa. Su paso por la Casa Rosada fue efímero y, una semana después de tomar posesión, fue forzado a presentar la renuncia y ceder el testigo presidencial a su compañero de partido, Eduardo Duhalde.
Criado en una familia con nutrida presencia de militares, políticos conservadores y empresarios, Rodríguez Saá militó desde su juventud en las filas del Partido Justicialista y en 1971, el mismo año en el que concluyó su licenciatura en Derecho por la Universidad de Buenos Aires, se convirtió en apoderado del partido en el distrito de San Luis. Dos años después, el joven Saá asumió su primera responsabilidad pública como diputado provincial y ocupó el cargo hasta que en 1976 el triunfo del golpe militar del general Videla dejó en suspenso las instituciones democráticas.
Con el fin de la dictadura, Rodríguez Saá regresó a la primera línea de la arena política y el 10 de diciembre de 1983 juró el cargo de gobernador de San Luis, función pública para la que fue reelegido durante cinco mandatos consecutivos. Durante su larga carrera en la gobernación provincial, sus detractores le acusaron de corrupción y enriquecimiento ilícito aunque también se levantaron voces mayoritarias que defendieron su gestión y la profunda transformación económica lograda en San Luis, una provincia sin problemas financieros y con uno de los índices de desempleo más reducidos del país.
En su partido, pródigo en luchas internas entre "familias" y corrientes enfrentadas, logró mantener un alto grado de independencia hasta 1994. Ese año fue víctima de un misterioso secuestro y, a partir de entonces, se vio envuelto en algunas corruptelas económicas que, aunque no prosperaron en los tribunales, minaron su crédito político. Buscó entonces el respaldo del entonces presidente Carlos Ménema quien prestó su apoyo en la pretensión del mandatario de reformar la Constitución para optar a la reelección. En 1999, el propio Ménem alentó a Rodríguez Saá a presentar su candidatura a las elecciones del Partido Justicialista para la designación de candidato presidencial pero, en la encendida guerra interna que se desató en el seno del peronismo argentino, resultó vencedor al gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde.
Rodríguez Saá regresó a su feudo provincial de San Luis pero, dos años más tarde, fue requerido nuevamente por los líderes de su partido para ocupar una responsabilidad política de mayor calado. En un clima de revuelta social, el Gobierno radical de Fernando de la Rúa había presentado su renuncia en la madrugada del 20 de diciembre de 2001 y, sin necesidad de pasar por las urnas, los peronistas recuperaban la oportunidad de regresar al poder. El justicialismo eligió al gobernador de San Luis para ocupar el cargo de forma provisional hasta la celebración de elecciones y el 23 de diciembre Rodríguez Saá fue confirmado como nuevo presidente de la República en el Congreso argentino. El presidente en funciones, Ramón Puerta, fue el encargado de realizar el traspaso de poderes.
En su discurso de investidura, no exento de populismo y utópicas promesas, el nuevo dirigente de la nación anunció medidas drásticas para paliar la grave crisis del país, tales como la suspensión de la deuda externa, la circulación de una nueva moneda ("argentino") para inyectar liquidez al consumo, la creación de un millón de puestos de trabajo y la puesta en marcha de planes alimentarios gratuitos para los pobres. Su programa no logró transmitir credibilidad a la población y los argentinos volvieron a ocupar las calles para manifestar su oposición al nuevo Gobierno. Rodríguez Saá también perdió de forma vertiginosa los apoyos de sus correligionarios peronistas y, una semana después de jurar el cargo, se vio obligado a presentar la dimisión. Eduardo Camaño, presidente del Congreso, asumió las funciones de forma interina mientras los líderes del Partido Justicialista preparaban el nombramiento de su sustituto, el ex gobernador bonaerense y senador peronista Eduardo Duhalde.
Los analistas auguraron entonces un escaso futuro político para el efímero jefe del Estado pero, ocho meses después de su dimisión, Rodríguez Saá reapareció para anunciar su candidatura a las presidencias de marzo de 2003.