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PeriodismoLiteraturaBiografía

Rodríguez de Ureta, Antonia (s. XIX-XX).

Escritora, traductora y periodista española del siglo XIX y comienzos del XX nacida y muerta en fechas y lugares desconocidos. Firmó sus escritos literarios y periodísticos con el pseudónimo criptográfico de A.R.U., configurado con las iniciales de su nombre y apellidos.

Apenas se conocen algunos datos referidos a su circunstancia biográfica, entre los que sobresale la noticia de que quedó huérfana de madre a muy temprana edad, acontecimiento que fue determinante en la forja de su carácter firme e independiente. Se sabe también que llegó a ocupar ciertos cargos relevantes en la política administrativa del país (fue inspectora honoraria de Instrucción Pública), y que durante un largo espacio de tiempo (nueve años y nueve meses) residió en la ciudad de Manila. Entre los honores y distinciones que alcanzó merced a sus escritos de índole religiosa, resulta obligado mencionar que fue la primera mujer admitida en la Academia Pontificia Tiberiana de Roma.

Su especial inclinación hacia el cultivo de la creación literaria la impulsó a elegir el género narrativo como vehículo principal de transmisión de sus lecciones morales. Así, dio a la imprenta la novela Pacita o La virtuosa filipina. Novela recreativa de costumbres orientales (Barcelona; Imprenta de Jaime Jepús, 1885), obra en la que Antonia Rodríguez de Ureta pretende mostrar el sendero de la virtud femenina, al paso que recomienda a los lectores que emigren a las Islas Filipinas en lugar de dirigirse a América. Este libro primerizo tuvo una buena aceptación por parte de los lectores, quienes hicieron necesaria una segunda edición antes de que acabara el siglo (Barcelona; Herederos de la Viuda de Pla, 1892).

Poco después, A.R.U. publicó una recopilación de sus narraciones breves, presentadas bajo el título genérico de Leyendas morales (Barcelona; Imprenta de "La Hormiga de Oro", 1889). En esta obra aparecen las piezas tituladas "La castañera", "La huérfana de Malate", "Amor patrio", "El verdadero Amor", "Casilda o Episodio de la Guerra de la Independencia", "Pola", "¿Vendrá?", "Lucha del alma", "La naval" y "La Romería de San Pelayo".

Al año siguiente apareció un relato hagiográfico de Antonia Rodríguez de Ureta titulado La beata Imelda de Lambertini o La Patrona de las niñas (Barcelona-Sarriá; TIpografía de los Talleres Salesianos, 1890), obra a la que siguió, dentro de aquel mismo año, su exitoso Devocionario-Reglamento para las educandas de las Casas Religiosas y Colegios religiosos de España y sus dominios (Barcelona-Sarriá; TIpografía de los Talleres Salesianos, 1890). Y aún no había concluido 1890 cuando salió de los tórculos la tercera obra que la autora publicaba en dicho período, aunque esta vez no se trataba de una pieza original, sino de una traducción al castellano de la Vida del Bienaventurado Pedro Luis María Chanel, sacerdote de la Sociedad de María y primer mártir de Oceanía (Barcelona; Tipografía de la Casa Provincial de Caridad, 1890), obra del reverendo francés P. Claudio Nicolet.

Un año después volvió a recrear otra vida ejemplar, esta vez en la obra titulada La azucena de Quito o sea la Beata Mariana de Jesús (Barcelona; Librería de Montserrat, 1891), y al año siguiente regresó a los anaqueles de las librerías con la novela El arrepentimiento (1882), de cuya aparición dio noticia el rotativo El Imparcial en su edición del 4 de abril de 1893. Y aquel mismo año de 1892 Antonia Rodríguez de Ureta publicó otra narración original, titulada Breve noticia de San Miguel de los Santos, con cartas autógrafas del mismo (Barcelona; Herederos de la Viuda de Pla, 1892).

Al cabo de dos años salió a la calle otra narración original de la autora, publicada bajo el título de El difamador (Barcelona; Francisco Altés, 1894), obra que fue bien recibida por la crítica contemporánea, a tenor de lo expuesto en la reseña que le dedicó La Época en su edición del 15 de julio de aquel mismo año. Pero fue al año siguiente cuando A.R.U. cosechó uno de sus mayores éxitos literarios, merced a una nueva recopilación de sus narraciones breves, ahora presentadas bajo el epígrafe de Flores ascéticas (Barcelona; Adm. calle del Bruch 90, 1895). En este surtido florilegio (dedicado al obispo de Vich, Dr. José Morgades y Gili), Antonio Rodríguez de Ureta incluyó las siguientes narraciones: "Poder de gracia", "Ilustre Madre Paula Montalt y Furnes", "El Padre Damián", "Los expósitos y los desvalidos", "La Venerable Madre Baralt diose a Dios de todas veras", "La Vizcondesa de Jorbalán", "Heroico defensor del castillo de Pamplona en 1521", "Gran baile en el claustro", "Navidad en Oriente", "Una imagen de San Luis", "Sin amparo", "Caleruega", "Homenaje a un capuchino", "La Venerable Madre Lestonac" y "Una gloria vicense". Como ya se ha indicado, Flores ascéticas tuvo una gran acogida por parte de los lectores españoles de los últimos años del siglo XIX, que hicieron necesaria una pronta reedición de la obra (Barcelona, 1898).

En el mismo año en que apareció esta recopilación de narraciones breves de Antonia Rodríguez de Ureta vio la luz también su hagiografía original titulada Vida admirable del Beato José Oriol (Barcelona; Establecimiento Tipográfico de Enrique Redondo, 1895), obra que, dedicada "a don Benito Sanz y Flores, arzobispo de Sevilla", fue también reeditada en 1898. Finalmente, la autora publicó la Vida de la Venerable Madre Sor Ángela Margarita Serafina, Fundadora de las Religiosas Capuchinas de España (Barcelona; Imprenta de "La Hormiga de Oro", 1900).

Bibliografía

  • SIMÓN PALMER, Carmen. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual biobibliográfico (Madrid; Castalia, 1991).

Autor

  • JR.