Rodríguez de Tió, Lola (1843-1924).
Escritora lírica puertorriqueña, nacida en San Germán (distrito de Mayagüez) el 14 de septiembre de 1843 y fallecida en Cuba el 10 de noviembre de 1924, considerada una de las máximas figuras de la poesía del Romanticismo en su país y autora de la legendaria letra de la danza La Borinqueña, el himno puertorriqueño en la revolución de 1868 que posteriormente se adoptó como himno nacional (1952).
Educada bajo los rígidos preceptos que la sociedad de la época reservaba a las mujeres de clase alta, Rodríguez de Tió pudo comenzar a escribir gracias a su amistad con la poetisa Úrsula Cardona de Quiñones. Junto a su marido Bonocio Tió, con quien contrajo matrimonio en 1865, organizó frecuentes tertulias en su casa donde se discutía sobre literatura, así como de los problemas sociales y políticos más acuciantes para la isla.
Al producirse el levantamiento antiespañol de 1868, conocido como el Grito de Lares, creó una letra cargada de sentimientos patrióticos para la danza La Borinqueña, compuesta el año anterior por el músico de origen catalán Félix Astol Artés, que alcanzó enorme difusión durante el levantamiento independentista, lo que a la postre motivó su deportación y la de su familia a Venezuela.
En 1876 publicó su primer libro de poemas, Mis Cantares, y en 1880 le fue concedido el permiso para regresar a Puerto Rico, aunque continuó participando activamente en la lucha por la libertad de la isla. En 1889 sufrió un segundo destierro a Cuba, donde permaneció hasta 1895, cuando los acontecimientos revolucionarios de esa fecha le obligaron a un nuevo traslado, esta vez a Nueva York, centro principal de la intelectualidad cubana y puertorriqueña favorable a la independencia.
La victoria norteamericana en la guerra de 1898 posibilitó su regreso a Cuba, donde ejerció el cargo de inspectora de Aduanas y cuya Academia de las Artes y las Letras le nombró miembro de honor en 1910 como prueba de gratitud a los lazos fraternales que la unieron a esa tierra. En 1905 enviudó de Bonocio y en 1915 viajó a su isla natal para recibir el reconocimiento de los puertorriqueños y el homenaje oficial de las principales instituciones del país, Ateneo y Universidad.
Además de Mis Cantares, escribió varias obras líricas más: Claros y nieblas (1885); Mi libro de Cuba (1893) y Claros de sol, esta última inédita. Algunos de sus poemas más conocidos son A Cuba, Muerta en Alta Mar y El Arpa Hebrea. Después de su muerte se publicó el libro Poesías (1960).
