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HistoriaPolíticaBiografía

Roberto II Estuardo, Rey de Escocia (1316-1390).

Aristócrata escocés, conde de Strathearn desde 1357 y rey de Escocia entre 1371 y 1390. Nació probablemente en Strathearn, el 2 de marzo de 1316, y falleció en la ciudad escocesa de Dundonald (Ayrshire), el 19 de abril de 1390. Fue el primer representante del linaje Estuardo (Stewart) en la corona escocesa y, por lo tanto, cabeza de la familia real que algunos años más tarde se sentaría también en el trono inglés. Asimismo, su reinado significó el fin de la alternancia de dos linajes nobiliarios, los Bruce y los Balliol, en la dirección de la monarquía escocesa.

Con tan sólo diez años de edad, Roberto heredó las posesiones del clan Stewart, en especial el señorío de Strathearn y el cargo de senescal de Escocia, tras la muerte de su padre, Walter Stewart, en 1326, aunque su protagonismo en la sucesión regia databa de 1318; efectivamente, al ser nieto por línea materna del rey Robert I Bruce, fue nombrado heredero de la corona por el parlamento reunido en Scone. De hecho, se trata de la característica más acusada de toda su vida, la de ser heredero de diversos monarcas hasta que, finalmente, accedió al trono. Su primera frustración ocurrió en 1324, cuando nació el hijo y sucesor de Robert I, David, quien, lógicamente, lo desplazó de la corona en 1329. No obstante, al ser el sucesor un menor de edad, Roberto fue reconocido de nuevo como heredero del trono por el Parlamento en 1331, lo que, unido a los extensos dominios heredados del clan Stewart, acabó por configurarlo como uno de los hombres más poderosos del reino.

Pero el carácter de Roberto no iba acorde con las violentas pugnas por el poder iniciadas entre la aristocracia escocesa, sobre todo entre los clanes que apoyaban la causa de David II Bruce y los que, por el contrario, preferían la instauración de Eduardo Balliol. Otro de los elementos destacados de la vida de Roberto Estuardo fue su total sumisión al Parlamento escocés, en el que sin duda confiaba para reinar. Ésta fue la razón por la que, tras la instauración de Eduardo Balliol como monarca en 1332, y el consiguiente envío de David Bruce a Inglaterra como garantía del cumplimiento de los acuerdos, Roberto Estuardo aceptó la fórmula de corregencia del reino, compartida con John Randolph, conde de Moray, e instaurada por el verdadero propulsor de la entronización del Balliol: el monarca inglés Eduardo III. De hecho, Roberto Estuardo participó como senescal en la batalla de Halidon Hill (1333), en la que defendió los derechos del entonces rey legítimo, Eduardo Balliol.

Siempre intentando alejarse de las vicisitudes del reino, Roberto fue nombrado único regente de Escocia a la muerte del conde de Moray, en 1338; en esta segunda época de regencia, hasta 1441, su principal enemigo fue el siniestro Douglas de Liddesdale, un oscuro y ambicioso personaje que acabaría causando la ruina de Eduardo Balliol con sus cambiantes alianzas. La llegada de David II Bruce para comandar la revuelta nobiliaria contraria a Eduardo acabó, por el momento, con el ascendente de Roberto Estuardo en el consejo, ya que fue depuesto de la regencia del reino en beneficio de sir Alexander Ramsey, jefe de la casa regia de David. Se iniciaba así el primero de una larga serie de enfrentamientos entre David Bruce, sobrino de Roberto, que auguraba un negro panorama en la sucesión del reino.

El increíble cambio operado en Liddesdale, que pasó a ser ahora el más firme apoyo de Eduardo Balliol, tuvo como consecuencia el asesinato de Alexander Ramsey. Aquel fue el causante, por su insidiosa delación, de la derrota de los partidarios de David Bruce en la batalla de Neville's Cross (1346), que provocó el retorno a la regencia de Roberto Estuardo, auspiciada por el parlamento escocés y validada por el verdadero dominante de la escena política escocesa de la época, el rey inglés Eduardo III; al fin y al cabo, la solución Estuardo era la menos lesiva para sus intereses, dada la escasa capacidad de maniobra de Roberto, y también servía para tranquilizar los ánimos de los parlamentarios que, pese a las limitaciones del representante del clan Stewart, siempre vieron en él la figura de la legitimidad dinástica. En su segunda época al frente de la regencia, entre 1346 y 1356, su carácter austero y parco se reafirmó: dejó el gobierno territorial de Escocia en manos de los potentes jefes de clanes, lo que, a su vez, significó un estado de guerra constante entre partidarios de Eduardo I Balliol y de David II Bruce. Ante la situación de violencia, Eduardo III de Inglaterra se vio obligado a abdicar; dejó la corona en favor de David, en un intento infructuoso de restaurar el orden.

En lo que concierne a Roberto Estuardo, la situación cambió por completo. En 1357, su sobrino David elevó el señorío de Strathearn a la categoría de condado, con lo que Roberto pasó a ser uno de los nobles más importantes del país. Pero también se le apartó no ya de la regencia, sino también del consejo, en previsión de que pudiese causar efectos nocivos. Tal vez ello no hubiese sido suficiente para que Roberto reaccionase, pero saltó como un resorte en cuanto fue de dominio público una noticia que causaba serios quebrantos a su condición de heredero: David II Bruce, al ser elevado al trono con la anuencia de Eduardo III de Inglaterra, había firmado una cláusula mediante la cual se convertía en heredero de la corona en caso de que David falleciera sin descendencia. Contando con la repulsa del parlamento escocés a esta medida, Roberto Estuardo se alzó en rebelión contra David II entre 1362 y 1363, acompañado por un alto número de clanes escoceses, como los Campbell o los Murray, que antaño habían apoyado a David. Aunque la rebelión fue infructuosa en tanto que David siguió reinando, Roberto detuvo los ataques en cuanto obtuvo de aquél la promesa de que respetaría al heredero que designase el parlamento.

Entre 1363 y 1371, el estado de guerra civil constante fue la característica más acusada de Escocia, puesto que los dos personajes que podían acabar con él apenas sentían simpatía por los asuntos de Estado: el rey y el conde de Strathearn. Por ello, tras el fallecimiento de David sin heredero, el 22 de febrero de 1371, Roberto Estuardo fue por fin coronado rey en Scone, conforme a los designios del parlamento, el día 26 de marzo. Eduardo III de Inglaterra intentó tímidamente apelar a los derechos que le concedían los pactos firmados con David en 1356, pero sus intereses en la Guerra de los Cien Años le obligaron a desechar lo que incluso él consideraba como un asunto menor. A pesar de ello, la entronización de Roberto no fue fácil, ya que surgió una facción contraria encabezada por el intrigante Douglas de Liddesdale, que esgrimía uno de los argumentos más curiosos de la Historia: a raíz de que, en 1346, delatara la posición del ejército escocés en la batalla de Neville's Cross, cuestión que facilitó la victoria inglesa, Eduardo III le había prometido que sería rey de Escocia, es decir, la traición elevada a la categoría de derecho.

Entre 1371 y 1374, en que Liddesdale pasó a mejor vida, las escaramuzas fueron constantes, incluida una entrada del duque de Lancáster en Escocia para apoyar tan caricaturesca posición; finiquitado el asunto, Roberto Estuardo delegó el gobierno en su hijo John Stewart, conde de Carrick, y pasó a disfrutar de prolongadas estancias en el castillo de Edimburgo, alejado de los problemas de un reino sumido en una crisis estructural, la del feudalismo, y en una crisis propia motivada por el saqueo de los campos y el continuo estado de guerra entre facciones nobiliarias. Por si fuera poco, a partir de 1378, y naturalmente con la ausencia del rey en la primera línea de batalla, se reanudó la guerra contra Inglaterra, instigada por los dos gobernadores de facto del reino: el citado conde de Carrick y su hermano Robert, conde de Fife y futuro duque de Albany. En 1385, el propio rey inglés, Ricardo II, invadió Escocia arrasando la extensa región comprendida entre Edimburgo y Fife, lo que obligó a Roberto Estuardo a firmar una humillante tregua. No obstante, como la palabra del anciano rey no era tenida en cuenta en demasía, el conde de Carrick y el conde de Fife encabezaron una contraofensiva contra Ricardo II que incluyó la invasión de Inglaterra; en la decisiva batalla de Otterburn (1388), los hijos de Roberto Estuardo derrotaron a los ingleses, con ello se marcó el principal hito militar del extenso reinado paterno.

La desidia que caracterizó el reinado de Roberto Estuardo se agudizó en sus últimos dos años de vida. Tras su fallecimiento, en 1390, su hijo John Stewart, conde de Carrick, fue elevado al trono con el nombre de Roberto III Estuardo, y su otro hijo, Robert, fue nombrado duque de Albany. La cuestión de la herencia se había resuelto con no pocos problemas, debido a la extensa prole que dejó el primer Estuardo escocés. De su primer matrimonio, hacia 1348, con lady Elizabeth Moore, había dejado nueve hijos, cuatro hombres y cinco mujeres, en teoría los legítimos. Pero el rey también tenía cuatro hijos más de su segunda esposa, lady Eufemia Ross, condesa de Moray, con quien había casado en 1355... sin contar los al menos ocho hijos bastardos que también reconocía como suyos el rey Roberto Estuardo. Prácticamente, el parlamento se decidió por el conde de Carrick habida cuenta de su valía militar, quién sabe si en un intento de paliar el déficit de acción que había caracterizado el reinado de su padre.

Bibliografía

  • MITCHINSON, R. A History of Scotland. (Londres-Nueva York: Methuen, 1980).

  • MORGAN, K. O. The Oxford History of England. (Oxford: University Press, 1988).

Enlaces en Internet

http://www.historic-scotland.gov.uk/live-root-historic/sw-frame.htm; Página oficial del gobierno de Escocia sobre diversas materias de la historia del país.

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez