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LiteraturaBiografía

Reverdy, Pierre (1889-1960).

Poeta y narrador francés, nacido en Narbona (en el departamento de Aude) el 13 de septiembre de 1889 y fallecido en Solesmes (en el departamento de Sarthe) el 17 de junio de 1960. Autor de una extensa y deslumbrante producción lírica que sorprende por su original afán de transgresión, está considerado como uno de los grandes precursores del Surrealismo y una de las voces más singulares y elocuentes de la literatura vanguardista francesa.

Vida y obra

Alentado por su viva curiosidad intelectual y su afán de integrarse en los principales foros y cenáculos del panorama literario de su tiempo, abandonó su ciudad natal y se instaló en París el 3 de octubre de 1910. Su intención de relacionarse pronto con los jóvenes creadores parisinos le llevó a afincarse en el barrio artístico y bohemio de Montmartre -primero en la rue Ravignan y, poco después, en el número 12 de la rue Cotot-, donde sobrevivió como pudo desempeñando humildes y eventuales oficios poco relacionados con sus inquietudes literarias. Sin embargo, en 1912 logró ingresar como corrector tipográfico en una imprenta, lo que le permitió entablar contacto con algunas gentes del mundillo editorial, así como realizar él mismo la composición tipográfica de su primer poemario, publicado a mediados de la segunda década del siglo XX bajo el título de Poèmes en prose (Poemas en prosa, 1915). Ya por aquel entonces, el joven Pierre Reverdy había comenzado a frecuentar los círculos vanguardistas de la Ciudad del Sena, y establecido lazos de amistad y complicidad estética con las figuras más destacadas del Cubismo, como el gran pintor madrileño Juan Gris (1887-1927), quien dio un impulso definitivo a su incipiente carrera literaria realizando las ilustraciones que acompañaban a la recién citada publicación primeriza del autor de Narbona.

Visitante asiduo del famoso "bateau-lavoir" (sito en aquella misma calle Ravignan, de Montmartre, donde tenía fijada su residencia), conoció entre su selecta concurrencia no sólo a Juan Gris, sino a otros muchos creadores adscritos a los postulados cubistas, con los que pronto compartió una firme amistad, como los pintores Pablo Picasso (1881-1973), Georges Braque (1882-1963), Henri Matisse (1869-1954) y Fernand Lèger (1881-1955), los escultores Pablo Gargallo (1881-1934) y Henri Laurens (1885-1954), y el poeta Max Jacob (1876-1944). La fecunda ebullición artística que se dejaba notar en aquel entorno inspiró pronto a Reverdy nuevas obras, como el poemario La lucarne ovale (El tragaluz oval, 1916), la "plaquette" Quelques poèmes (Algunos poemas, 1916) y la novela autobiográfica Le voleur de talent (El ladrón de talento, 1917), obras en las que empezaron a asomar esos rasgos tan característicos de su estilo, como la ruptura de los nexos sintácticos -común, por lo demás, a casi todos los escritores vanguardistas, especialmente los adscritos al Cubismo y al Dadaísmo- y la búsqueda audaz y rupturista de nuevos niveles de expresión que se convierten, así, en el objetivo primordial del texto.

Entusiasmado con el vigor, la originalidad y el afán transgresor de sus compañeros de aventura estética, en 1917 Pierre Reverdy fundó la publicación cultural Nord-Sud (Norte-Sur), pronto considerada como la revista más representativa de los postulados de las jóvenes generaciones que dieron forma a la denominada Vanguardia. El poeta de Narbona era también director de esta publicación cuando salió a la calle su primer número (es decir, el día 15 de marzo de 1817); pero pronto fue sucedido en dicho cargo por otros nombres de la talla de Guillaume Apollinaire (1880-1918) -el genial creador de los caligramas- , el ya citado Max Jacob, Tristan Tzara(1896-1963) -padre del Dadaísmo- y André Breton (1896-1966) -llamado a convertirse en uno de los grandes "popes" del Surrealismo-. Además, Reverdy colaboró en otro órganos de difusión de las corrientes vanguardistas del momento, como las revistas Sic y Littérature.

Tras la publicación de otras obras que confirmaron su posición de privilegio a la cabeza de los jóvenes creadores franceses del primer tercio del siglo XX -como los poemarios Les ardoises du toit (1918) y Les Jockeys Camoufles (1918), la colección de cuentos y poemas La Guitare endormie (1919) y el volumen de artículos críticos Self défense (1919)-, Pierre Reverdy experimentó, a comienzos de la década de los años veinte, una asombrosa transformación espiritual, manifiesta en su conversión al catolicismo (1921). Siguió, no obstante, desplegando una intensa actividad literaria que se plasmó en nuevas recopilaciones poéticas como las tituladas Etoile peintes (1921) -colección de poemas en prosa-, Coeur de Chêne (1921), Cravates de Chanvre (1922), Les epaves du ciel (1924), Ecumes de la mer (1925) y Grande nature (1925); y en 1926, año en el que publicó una novela popular titulada La peau d'homme (La piel del hombre), abandonó la vida mundana parisina y se retiró al campo en compañía de su mujer Henriette, dispuesto a adoptar una nueva forma de vida radicalmente distinta a la que había llevado hasta entonces, dominada por el recogimiento, la modestia y la soledad.

Instalado, pues, en una mísera casa rural de Solesmes ubicada junto a la abadía benedictina de dicho lugar, Pierre Reverdy se convirtió en visitante asiduo de la iglesia local, en la que se hizo notar por los largos períodos de tiempo que dedicaba a la oración. Seguía, entretanto, afanado en la escritura creativa y, sobre todo, en la búsqueda incesante de los contenidos temáticos y las formas de expresión más ajustadas a un concepto particular de "poesía pura" que venía persiguiendo desde hacía varios años como si también se tratase de un ideal espiritual. Así, sobre los versos del ya citado poemario Les epaves du ciel (Los despojos del cielo, 1924), escribió una brillantes, sutilísimas y depuradas anotaciones en prosa que, publicadas bajo el título de Le gant de crin (El guante de crin, 1927), se convirtieron en el punto culminante de esa búsqueda personal de un lenguaje y unos contenidos de pureza y sobriedad extremas.

Durante el resto de su vida (que se prolongó durante treinta y cuatro años desde su asentamiento en Solesmes), Pierre Reverdy viajó con cierta frecuencia a París, generalmente con motivo de las sucesivas apariciones de sus nuevos libros, entre los que conviene recordar los titulados La Balle au Bond (1928) y Flaques de Verre (1929) -ambos integrados por poemas en prosa-; el poemario Sources du Vent (1929); la recopilación de cuentos Risques et Périls (1930); los nuevos poemarios Pierres Blanches (1930), Ferrailles (1937), Plein Verre (1940), Plupart du Temps (1945) y Visages (1946); el volumen de anotaciones Le Livre de mon Bord (1948); y, en fin, otros títulos como Le Chants des Morts (1948), Main d'Oeuvre (1949) -obra autobiográfica que condensa toda la trayectoria literaria que había desplegado hasta entonces-, Une Aventure Méthodique (1950), Cercle Doré (1953) -libro de canciones-, Au Soleil du Plafond (1955), En Vrac (1956) y La Liberté des Mers (1960). Además, el escritor de Narbona fue autor de un relevante trabajo en el que ponía de manifiesto su extraordinario conocimiento del Arte de su tiempo, titulado Pablo Picasso (1924) y publicado dentro de la prestigiosa colección "Peintres Français Nouveaux" ("Nuevos pintores franceses").

Cuando consideró que su asentamiento en Solesmes era definitivo, Reverdy se hizo construir una nueva casa, toda de piedra, en la que pasó el resto de sus días, alternado su intensa dedicación a la creación literaria con un hobby muy particular: la cría de conejos blancos. Durante la Segunda Guerra Mundial, esta última residencia del poeta fue ocupada por militares, lo que provocó el enfado del poeta y su retirada -junto con su esposa- a una pequeña caseta que existía al fondo de su jardín, en donde residió mientras hubo soldados en las dependencias nobles de su casa.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.