Retton, Mary Lou (1968-VVVV).
Gimnasta estadounidense, nacida en 1968 en Fairmount (Virginia Occidental), considerada una de las figuras destacadas de la gimnasia femenina de su país de todos los tiempos. Se convirtió en la primera gimnasta de los Estados Unidos que obtenía la medalla de oro en una olimpiadas, un escenario deportivo donde resultaba muy difícil desbancar a los soviéticas y a las rumanas. Formando parte de unos de los mejores equipos olímpicos de la historia, Retton consiguió lo inesperado, con un estilo enérgico y dinámico, especialmente en las pruebas de suelo y potro, pudo superar a las favoritas rumanas en las Olimpiadas de los Ángeles y hacerse un lugar en el panteón olímpico, a pesar del boicot soviético.
Se inició en el deporte de la mano de su padre, que llevaba a sus dos hijas, Mary Lou y su hermana Shari, a las clases de gimnasia de la Universidad, y pronto los preparadores detectaron el potencial de la pequeña Retton. Con tan sólo doce años, Mary Lou participó en los campeonatos nacionales y, un año después, se incorporó al equipo nacional en la categoría junior, en cuyas filas ganó su primera competición internacional, el Campeonato Mundial de Estados Unidos y Canadá.
Pronto se dio cuenta de que necesitaría entrenar más a fondo para llegar a participar en los Juegos Olímpicos. Así fue como el 1 de enero de 1983 aterrizó en Houston, Texas, en el gimnasio de Bela Karolyi. El ex-preparador del equipo nacional de Rumanía, que había entrenado a Nadia Comaneci, ídolo de Retton, había abandonado recientemente su país para instalarse en los Estados Unidos. Durante los 20 meses siguientes, antes de los Juegos de Los Ángeles, Bela se encargó de su preparación. Una de las primeras medidas que adoptó fue poner a dieta a su pupila, que pesaba más de 45 kg. En broma, comenzó a llamarla "Boo Boo", abreviatura de "Bubulina", que en rumano significa regordeta.
Retton y las demás gimnastas de la escuela se entrenaban duro. Karolyi no les daba tregua, y comenzaron a mejorar. En 1983, en la Copa Americana McDonalds, celebrada en el Madison Square Garden, derrotó a las mejores gimnastas del mundo, entre ellas las campeonas soviéticas y rumanas. Poco después, sería la primera estadounidense que ganaría la Copa Chunichi del Japón. Pero entre uno y otro certamen, una fractura de muñeca le impidió participar en el campeonato mundial de 1983.
Su gran oportunidad llegó en los Juegos de los Ángeles donde demostró ser una campeona olímpica hasta el último minuto. Plenamente preparada, formó parte de unos de los mejores grupos de gimnastas en la historia de los Juegos Olímpicos. Pese a la ausencia de las gimnastas soviéticas, las rumanas imponían su reinado, y nadie apostaba por el éxito de Retton o de cualquier miembro del equipo estadounidense. En la clasificación general, la campeona rumana Kati Szabo fue imbatible, como lo confirmaron sus cuatro oros y una plata. Retton veía como pese a sus esfuerzos en cada ejercicio, los puntos de los jueces la distanciaban de la rumana. Aunque Szabo iba primera, con una ventaja de 0,15 puntos después de tres ejercicios, Retton le arrebataría finalmente el oro con una sensacional actuación en el potro. En esa prueba, Retton necesitaba 9,95 para igualar a Szabo. Lo consiguió con creces, levantando jubilosa los brazos cuando los jueces le adjudicaron un 10. Bela salió a su encuentro y la cogió en brazos en medio de los aplausos de los 9.000 espectador del Pauley Pavilion de la UCLA, que habían ido a ver ganar a su gimnasta.
Por 0,050 puntos consiguió convertirse en la primera gimnasta de los Estados Unidos que obtenía la medalla de oro. Además, se llevó sendas medallas de plata en el potro y en equipos combinados, y bronces en barras asimétricas y ejercicios de suelo, liderando a la selección de su país en una de sus mejores experiencias olímpicas. Fue nombrada por la Asociación de la Prensa Atleta del Año en 1984 y felicitada personalmente por el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, en la Casa Blanca. Se había convertido en todo un ídolo nacional.