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LiteraturaBiografía

Propercio, Sexto (s. I)

Poeta romano. Debió de nacer en Asís, localidad no muy alejada de Perusa, en el siglo I d.C. Su familia pertenecía a la nobleza del lugar (seguramente, era de rango ecuestre), aunque sus propiedades quedaron muy disminuidas por las confiscaciones de Octaviano en el 41-40 a.C. Todo ello ocurrió durante la infancia del poeta, que quedó pronto huérfano de padre. Al llegar a la adolescencia, su madre decidió llevarlo a Roma, con el fin de que recibiese allí una educación adecuada para iniciarse en la carrera política; sin embargo, Propercio se sintió llamado muy pronto por su amor a la literatura y utilizó su educación retórica para la poesía y no para la oratoria forense. Todos estos datos se desprenden de su propia obra y, sobre todo, deL poema 4, 1, 121-134, donde Propercio traza una breve autobiografía puesta en la boca del adivino babilónico Horos.

Obra

En Roma entró en contacto con poetas como Póntico, Baso, Vario y otros y, tal y como habían hecho otros vates de la generación anterior, dedicó su inspiración a cantar sus amores con una joven (mitad cortesana, mitad de buena familia), a la que dio el nombre griego de Cintia. Apuleyo nos revela que bajo ese seudónimo se ocultaba Hostia, de la que el propio poeta alaba su belleza y su cultura (3, 20) así como su linage (se piensa que su abuelo pudo ser el poeta épico Hostio, autor de un Bellum Histricum). Se ha discutido mucho sobre la veracidad de este dato y, como en el caso de cualquier poeta elegíaco, se ha llegado a dudar de la sinceridad de sus poemas amorosos; de todos modos, al contrario que la Corina de Ovidio, parece que Cintia sí existió: aunque en la poesía de Propercio hay mucho de convención literaria, que se manifiesta incluso en la propia descripción de la amada, la personalidad de una Cintia real, al igual que la Lesbia de Catulo, parece latir debajo del personaje descrito.

Fruto de esta inspiración amorosa, Propercio publicó su primer libro de poemas, el Cynthia monobiblos, en torno al año 29 a. C. (hay quienes señalan que debió publicarse antes de octubre del año 28 a. C.). Todo este libro primero está dedicado a ese amor apasionado, aunque desde luego no es el único tema tratado, pues también hay composiciones que hablan de la poesía o la amistad. En cuanto a la disposición de los poemas dentro de este libro, éstos siguen el principio helenístico de la poikilía o mosaico, en un claro deseo de ofrecer a los lectores variedad de temas y estilos.

Propercio obtuvo un éxito inmediato y Mecenas lo atrajo hacia su círculo, al que ya pertenecían Horacio y Virgilio, por quien el joven poeta de Asís sentía un profunda admiración. Propercio debió de conocer también a Tibulo, el otro gran poeta elegíaco perteneciente al círculo de Mesala Corvino, aunque en ningún momento habla de su relación. Ambos moldearon sus cantos de acuerdo con los cánones de la elegía, pero ninguno dio a entender en ningún momento que hubiera algún contacto entre ellos, lo que se ha llegado a interpretar como síntoma de una mala relación. De todos modos, se pueden rastrear influencias mutuas.

Entre los años 27-25 a. C., Propercio compuso su segundo libro de elegías, en el que retomó parte de los temas del primer libro y añadió algún elemento nuevo que parece reflejar esa nueva amistad con Mecenas, quien intentó convencer al joven poeta para que dedicase su genio a cantar la nueva época de paz inaugurada por Augusto. Este libro segundo es el más extenso de los cuatro que compuso el poeta y, de hecho, ha habido quienes piensan que en realidad no estamos ante un único libro sino dos.

En cuanto al libro tercero de poemas, se hubo de publicar en el año 23 a. C.; en él, encontramos una mayor variedad de temas y tonos y podemos leerlo como el abandono de Cintia, que deja de ser la musa absoluta de su poesía. Propercio se autodenomina aquí el Calímaco romano (algo que irritó a Horacio) y abre su libro con una serie de elegías programáticas (3, 1-5), en las que rechaza de manera explícita la épica (tal y como había hecho el poeta alejandrino) y defiende la elegía; en ese mismo sentido, Propercio expone su ideario, en el que, sin dejar de alabar a Augusto (3, 4), opta por la vida en paz y como enamorado, alejado de la milicia; sin embargo, ya se anuncia aquí su disposición futura a retomar temas de más empeño y con una función más elevada; de hecho llega a aludir a una vejez ocupada en la poesía didáctica (muy del gusto también de los alejandrinos). Propercio incluyó también en este libro tercero un puñado de elegías dedicadas a Cintia y, entre ellas, la elegía que cierra el libro, la 3, 25, que supone una despedida formal de su antiguo amor. De ese modo, este libro tercero se define como un libro de transición en el que el tema amoroso, fuente de inspiración de toda la poesía anterior, deja paso a otras inquietudes y preocupaciones, todo ello, claro está, sin abandonar la forma elegíaca.

El libro cuarto y último debió publicarse en torno al 16 a. C. y, según algunos autores, de manera póstuma. Su pertenencia al círculo de Mecenas y las presiones de éste último hubieron de influir necesariamente en su cambio de rumbo, ya preludiado en el libro anterior. Propercio inició así una poesía etiológica con un modelo declarado en las Aitia de Calímaco. De este modo, inaugura una senda que preludia los Fasti de Ovidio. Al lado de esta serie de poemas, Propercio incluyó dos elegías dedicadas a Cintia (4, 7 y 8) y un epicedio a Cornelia (4, 11), todo un canto a los valores patrios y a una mujer dedicada por completo a la familia y a mantener su honor (lo que podría servir de contrapunto con la actitud de Cintia).

Propercio adquirió pronto fama como poeta elegíaco con un estilo algo más rebuscado que el de Tibulo. En su intento de ir más allá de una simple poesía amorosa, Propercio buscó otros modelos y otras convenciones con las que enriquecer la elegía, como la ironía, los mitos más desconocidos y un estilo sumamente pulido. Propercio, poeta enamorado, hace gala además de un humor agudo, capaz de ridiculizarse a sí mismo y a los demás en un modo que recuerda a Horacio (esa capacidad para la sátira se advierte en 4, 5, donde retrata a una alcahueta, o en 4, 8, poema en que describe una orgía que preparó con el objeto de vengarse de Cintia). Admirador, como otros contemporáneos suyos, de la poesía helenística, buscó su propio camino a través de Calímaco, quien ya había inspirado a poetas de generaciones anteriores y cuya presencia se deja sentir no sólo en las poesías etiológicas del libro cuarto. Con todos estos ingredientes y con su concepción romántica del amor (cercano en su sentir a la muerte), Propercio aparece como uno de los poetas elegíacos más fascinantes y, al mismo tiempo, más cercano a los gustos actuales.

Bibliografía

  • Ediciones:
    H. Butler, Loeb, 1912; E. A. Barber, Oxford, 1957; R. Hanslik, Leipzig, 1979; P. Fedeli, Properzio. Elegie. Libro IV, Bari, 1965; id., Sesto Properzio. Il primo libro delle Elegie, Florencia, 1980; id., Sexti Properti elegiarum libri IV, Stuttgart, 1984; J. Balcells-J. Mínguez, Sext Properci. Elegies, Barcelona, 1946 (bilingüe en catalán); P. Boyancé, Budé, París, 1968 (bilingüe en francés); A. Tovar-M. T. Belfiore, Propercio. Elegías, Alma Mater, Barcelona, 1963 (bilingüe en castellano).

Estudios:
J. P. Boucher, Études sur Properce. Problèmes d'inspiration et d'art, París, 1965; M. E. Hubbard, Propertius, Londres, 1974; J. P. Sullivan, Propertius: a critical introduction, Cambridge, 1976; L. Alfonsi, L'elegia di Properzio, Milán, 1945.

Traducciones:
G. Salinas y Aznárez, Líricos y elegíacos latinos. Tomo II: Propercio, Galo y Maximiano, Madrid, 1914; P. L. Cano Alonso, Propercio. Elegías, Barcelona, 1984; A. Alvar Ezquerra, La poesía de amor en Roma, Madrid, 1993, págs. 159-266; A. Ramírez de Verger, Propercio. Elegías, Madrid, 1989

T. Jiménez Calvente.

Autor

  • TJC