Paulo IV, Papa (1476-1559).
Papa que sucedió a Marcelo II. Había nacido en Benevento en 1476 y murió en Roma en 1559. Su nombre antes de la ordenación era Giamprietro Caraffa.
Desde muy joven sintió la llamada religiosa, llegando al extremo de escaparse de casa durante una Nochebuena para ingresar en los Dominicos; su padre lo sacó del claustro, y sólo le concedió permiso para estudiar Teología. Después de terminar sus estudios, recibió la tonsura y marchó a Roma, donde fue ganando puestos en la jerarquía eclesial debido a sus múltiples virtudes; fue legado pontificio en Nápoles y en España y, cuando volvió a la Ciudad Eterna, se ocupó principalmente en obras de misericordia junto a los miembros del Oratorio del Amor Divino, e ideó la formación de una orden de clérigos que se dedicasen a la salvación de las almas y a la pobreza apostólica en su forma primitiva, que llamó de los Teatinos o Chietinos. En 1542, ya cardenal, fue designado para el cargo de inquisidor general y, en 1555, durante el cónclave celebrado a la muerte de Marcelo II, fue elegido Sumo Pontífice, si bien con el veto de España, que no sólo no estaba muy de acuerdo con las excesivamente severas costumbres de Caraffa, sino que además temía la oposición de este Papa a la dominación española en Nápoles.
Profundamente penetrado de la sublimidad de su cargo, durante su pontificado se empeñó en perseguir todo aquello que oliera a herejía. Todo esto, unido a su implacable purificación del clero, el extrañamiento de las potencias católicas y sus severas manifestaciones en contra de Isabel de Inglaterra, hizo que se unieran contra él muchos ánimos resentidos, que no ocultaron su alivio al conocer la noticia de su muerte, llegando el pueblo romano al extremo de destruir y saquear su estatua. Lo sucedió Pío IV.
