Palma, Angélica (1878-1935).
Escritora peruana, nacida en Lima el 25 de octubre de 1878 y muerta en la ciudad argentina de Rosario el 6 de septiembre de 1935. Hija del escritor Ricardo Palmay de Cristina Román, realizó sus estudios escolares bajo la dirección de Teresa González de Fanning. Su inclinación por las letras se manifestó desde muy temprano, y antes de cumplir diez años ya había declamado poesías en las veladas literarias organizadas en Lima por la escritora cuzqueña Clorinda Matto de Turner En 1892, junto a si hermano Ricardo, acompañó a su padre en el viaje que realizó por España como representante del Perú al Noveno Congreso Internacional de Americanistas. En 1911, tras la muerte de su madre, se dedicó al cuidado de su padre, al que sirvió primero como secretaria y, posteriormente, al agravarse su salud, como enfermera.
A la muerte de su padre, se encargó junto a sus hermanas, Augusta y Renée, de la edición de sus obras. Publicó una selección de textos de su padre para uso en los colegios con el título de El Palma de la juventud (Lima, 1921), y estuvo a cargo del cuidado de la edición "oficial" -publicada bajo los auspicios del gobierno peruano- de las Tradiciones peruanas (Madrid, 1923-25), motivo por el cual tuvo que establecerse en España entre los años 1921 y 1925; aprovechando la estadía para visitar Francia, Bélgica e Inglaterra. A su regreso, asistió como delegada al Perú al Congreso Interamericano de Mujeres de Panamá (1926). En 1929 viajó por tercera vez a Europa, nombrada por el gobierno del Perú como integrante de la comisión oficial para la Exposición Internacional de Sevilla. En España también asistió al Congreso de Historia de Barcelona, al cual presentó un trabajo sobre el virrey Abascal, para posteriormente viajar a Italia. En 1931 regresó a Lima.
Cuando su prestigio literario ya estaba consolidado, el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de Argentina decidió invitarla a dicho país para dictar conferencias y participar en diversos homenajes que se iban a ofrecer a su padre. El 25 de julio de 1935 llegó a Buenos Aires, acompañada de sus hermanas Augusta y Renée, y el día 31 participó en la inauguración de un busto de Ricardo Palma en el local del Instituto Nacional del Profesorado en Lenguas Vivas "Juan R. Fernández". Durante la primera quincena de agosto, la escritora dio cuatro conferencias en el Teatro Cervantes y participó en el homenaje que se rindió a Ricardo Palma en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El 24 de agosto, luego de visitar La Plata y Montevideo, viajó a la ciudad de Rosario en compañía de sus hermanas para continuar dictando conferencias, pero a los pocos días cayó enferma, atacada de pleuresía y bronconeumonía, y fue internada en el Sanatorio Británico de la ciudad, donde murió a los pocos días. Con motivo de su muerte, la República Argentina publicó un volumen bajo el título de Homenaje del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.
En Perú también fue objeto de homenajes póstumos, como el tributado por las Sociedades "Entre Nous" y "Amigos de Palma" -de las que había sido miembro- el día 18 de marzo de 1936. El 21 de marzo del mismo año se realizó la ceremonia oficial del traslado y sepelio de sus restos en el cementerio de Lima, acontecimientos de los que da noticia el libro que con el título Angélica Palma (Lima, 1937) publicó la Sociedad Amigos de Palma.
Producción literaria
Se inicia con la publicación de un conjunto de artículos bajo el título Cartas a una turista, publicados en la revista Prisma entre los meses de febrero y setiembre de 1907, con el seudónimo de Araceli, tomado de una obra de Pérez Galdós. Posteriormente cambiaría de seudónimo por el también galdosiano de Marianela, con el que firmaría relatos y poesías publicadas en Arequipa Ilustrada y algunos periódicos norteamericanos. En 1918 publicó Cartas son cartas, un pequeño ensayo de novela, en la revista Mercurio Peruano. Aunque en el transcurso de su carrera, la escritora cultivó la poesía, la crónica, el ensayo, la crítica y la biografía, es como narradora que alcanzó su consagración.
Su primera novela fue Vencida (Barcelona, 1918), firmada todavía con el seudónimo de Marianela, de corte romántico y costumbrista, cuyo título alude al estado de animo de la protagonista que no logra vencer los prejuicios sociales que se ciñen contra las mujeres provenientes de familias de abolengo que optan por trabajar para ganar independencia económica. Publicada en el mismo volumen se encuentra la novela corta Morbus Aureus, donde se condena el apego al dinero, "el morbo del oro", cuando no va acompañado de los valores espirituales de la moral y la religión.
Sólo tras la muerte de su padre, la escritora decidió darse a conocer en forma pública, y ya sus siguientes obras aparecerán con su nombre. Por senda propia (Lima, 1921), la primera de ellas, fue prologada por José de la Riva Agüero, entonces uno de los más afamados intelectuales limeños, y nos narra la vida burguesa limeña de comienzos de siglo, con evocaciones de la ciudad durante el siglo XIX y una interesante descripción del antiguo balneario de Chorrillos en sus años de esplendor, antes de su incendio durante la guerra con Chile.
Su siguiente novela se titula Coloniaje romántico (Barcelona, 1923) y fue premiada en el Concurso Literario Internacional de Buenos Aires el año 1921. La obra está ambientada en las primeras décadas del siglo XVIII, y en ella se hace una evocación nostálgica del virreinato peruano. Una de las novelas que le mereció mayores reconocimientos fue Tiempos de la patria vieja (Buenos Aires, 1926), que obtuvo el primer premio en el concurso de novelas históricas que se celebró en Lima en 1924 con motivo del centenario de la batalla de Ayacucho. El libro nos presenta los conflictos familiares producidos a raíz del movimiento independentista, por el hecho que muchas familias tuvieran a sus miembros enfrentados en los bandos opuestos de realistas y patriotas. En este sentido Tiempos de la patria vieja constituye también una reivindicación de los que lucharon por la causa española, idea acorde con la ideología hispanista de la autora, acentuada durante su estadía en ese país para velar por la edición de las obras de su padre.
Otra novela de la escritora que mereció comentarios favorables de cierto sector de la crítica fue Uno de tantos (Madrid, 1926), narración de tipo sociológico y moralista que tiene como protagonista a un joven inadaptado social. La escritora aprovecha la novela para anatematizar a la juventud rebelde que se aparta de los preceptos sociales y disfraza de altruismo su envidia y resentimiento. El mismo año publicó Al azar (Madrid, 1926), novela breve sobre la apatía de la juventud perteneciente a la clase acomodada y entregada a la molicie. Póstumamente se publicó su última novela, La sombra alucinante (Lima, 1939), en un libro que incluye también la reedición de Al azar y un bosquejo de novela con el título de Dos hipótesis. En este último libro la escritora se aleja del costumbrismo de sus anteriores producciones para, desarrollando un tema psicológico, narrar la extraña historia de un hombre con dos personalidades y un alma gemela.
Luis Alberto Sánchez en su estudio sobre La Literatura Peruana (Lima, 1989) ha sostenido que las novelas de Angélica Palma "forman parte de un género familiar, aséptico, entretenido y bien escrito aunque sin ninguno de los ingredientes que confieren calidad perdurable a las grandes obras de la literatura". Y es que en ciertos aspectos nos encontramos ante obras que merecen el calificativo de retrógradas por encontrarse demasiado sujetas a los modelos literarios españoles del siglo XIX. Escritas con un afán pedagógico y moralizador, sus personajes son demasiado esquemáticos -las mujeres por ejemplo son candorosas y sufridas o frívolas e indolentes- y traslucen la ideología conservadora de la autora.
En cuanto al resto de la obra de la escritora, habría que mencionar Contando cuentos (Burgos, 1930), conjunto de diez relatos infantiles; y su ensayo Pancho Fierro. Acuarelista limeño (Lima, 1935), que reproduce la conferencia que pronunció sobre el popular pintor peruano del siglo XIX en Madrid (1930) y que repitió en la Sociedad "Entre Nous" (1931), acompañándola de algunas reproducciones de acuarelas del artista que pertenecieron a su padre. Son, sin embargo, las dos biografías noveladas que publicó las que le dieron al lado de sus novelas mayor celebridad. La primera bajo el título Fernán Caballero. La novelista novelable (Madrid 1931), está dedicada a la que es considerada la fundadora de la novela española de costumbres, Cecilia Böhl (1796-1877), más conocida por su seudónimo de "Fernán Caballero". Mayor importancia tiene Ricardo Palma (Buenos Aires, 1933), biografía publicada con motivo del centenario del nacimiento del tradicionista y que tiene como antecedente el folleto que bajo el mismo título publicó la novelista algunos años antes en la serie "Figuras de la raza" (Madrid, 1927).
Esta biografía, considerada por la escritora como su mejor obra, es sin lugar a dudas uno de los trabajos más importantes que se han realizado sobre el autor de las Tradiciones peruanas al brindarnos información recogida en el hogar por la escritora, a través de las confidencias escuchadas a su padre durante los años que lo asistió. Tiene sin embargo el inconveniente de no someter estos datos a una adecuada confrontación con otras fuentes, lo que habría demostrado algunos errores, involuntarios o no, en el testimonio dado por el escritor a su hija. Habría que mencionar también que al momento de su muerte, Angélica Palma estaba recolectando las cartas escritas por su padre para formar su epistolario. Esta difícil labor -por la multiplicidad de destinatarios y la dispersión de los papeles- fue continuada por sus hermanas quienes publicaron un Epistolario (2 vols., Lima 1949) que reúne un conjunto de cartas escritas por el tradicionista con una selección de su correspondencia recibida, guardada actualmente en la Biblioteca Nacional del Perú.
Para terminar con la producción intelectual de Angélica Palma señalaremos que colaboró en diversas publicaciones como Variedades y El Bien del Hogar de Lima, El Sol y Raza Española de Madrid, Hojas Selectas de Barcelona, El Mercurio de Nueva Orleans, Pictorical Review de Nueva York, Plus Ultra de Buenos Aires, entre otras. Entre sus distinciones se encontraban las de pertenecer a la Sociedad Menéndez y Pelayo de Santander, a la Academia Hispano Americana de Ciencias y Artes de Cádiz y a la Academia de Buenas Letras de Barcelona; poseía también la encomienda de la Orden de Alfonso XII. En Lima, la escritora fue una de las primeras maestras de la escuela sostenida por la Sociedad Auxiliadora de la Infancia, fundada por Juana Alarco de Dammert, además de dictar literatura en el High School. A su muerte se encontraba desempeñando el cargo de Secretaria del Consejo Nacional de Mujeres del Perú.
Bibliografía
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POSADAS, Rosa Margarita. Las novelas de Angélica Palma. (Lima: Emp. Edit. La Prensa, 1943).