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LiteraturaBiografía

Palés Matos, Luis (1898-1959).

Poeta puertorriqueño nacido en Guayama el 20 de marzo de 1898 y muerto en Santurce el 23 de febrero de 1959. Cuando Palés nació, Guayama era un pueblo tranquilo, solitario y seco que influyó grandemente en su poesía y en su prosa. Sus padres, Vicente Palés Anés y Consuelo Matos Vicil, eran poetas. Su hermano mayor murió en la infancia; los cinco restantes siguieron la estela de sus progenitores, pero los únicos que publicaron libros fueron Luis, Vicente y Gustavo.

Palés comenzó a escribir en la adolescencia y en 1915, a la edad de dieciséis años, publicó Azaleas, su primer libro de versos. Este libro, que comenzó a escribir antes de los catorce años, muestra la influencia poética en el novel escritor de Rubén Darío, Julio Herrera Reissig y Leopoldo Lugones. Azaleas pertenece al período inicial del Modernismo Latinoamericano.

El escritor puertorriqueño Tomás Blanco afirma que Azaleas es "una mezcla de los románticos, parnasianos, simbolistas, modernistas y de qué sé yo. Hugo, Dumas, Lamartine, Byron, Poe, Suderman, Gorky, Baudelaire, Verlaine, Valle Inclán, Herrera y Reissig, Lugones y, por supuesto, Rubén Darío".

El 14 de noviembre de 1913 su padre falleció inesperadamente, una muerte que afectó enormemente al joven poeta. Ésta ocurrió en el escenario del Teatro Bernardini de Guayama después de recitar su poema "El Cementerio", en honor al poeta sudamericano José Santos Chocano. Después de este luctuoso hecho, Palés abandonó la escuela en el segundo año de estudios superiores para trabajar y así ayudar a la economía familiar. Nunca reanudó los estudios formalmente.

Pero esto no afectó al desarrollo intelectual de Palés. Asistía con gran regularidad a la biblioteca municipal con su primo Andrés, y allí leía novelas de aventuras y de misterio. Sus autores favoritos eran Julio Verne, Ernest Theodor Amadeus Hoffman y Robert Louis Stevenson y su novela La isla del tesoro. En la biblioteca municipal, Palés también descubrió otros autores de temas más profundos como Maxim Gorky y Hermann Sudermann.

En 1913 comenzó a publicar en los periódicos locales. En marzo de 1915 escribió los poemas que pertenecen al ciclo que él llamó "Programa Silvestre". Algunos de estos poemas son reflejo de su estancia en el barrio Carite, donde trabajó como ayudante de maestro rural. El poema titulado "A caballo" está dedicado a Don Antero Aponte, el dueño de la casa en que se hospedó durante un año, de 1916 a 1917.

En esta época Palés viajó por toda la Isla con su amigo Luis Muñoz Marín, recogiendo donaciones monetarias para fundar la Revista de Indias, para la cual se le ofreció la dirección, que no aceptó. Su amigo, el escritor puertorriqueño Tomás Blanco, escribió en un artículo en The American Mercury lo siguiente: "Una lista de los trabajos que Palés realizó es por sí muy iluminadora. Ha sido oficinista en un bufete en Guayama ganando 20 dólares al mes; aprendiz de dibujante en una oficina gubernamental de riego; jefe de correos en un pueblo pequeño por tres días; maestro rural; oficinista de la Corporación Azucarera de Fajardo; editor del periódico 'El Pueblo de Fajardo'; secretario municipal en el mismo pueblo; secretario en San Juan, en una oficina de bienestar público; secretario de la Asociación Insular de Tahoneros; sargento de armas de la Cámara Insular de Representantes; y por último, secretario del presidente del Senado".

La única posición que ostentó que estaba relacionada directamente con su vocación poética fue la de poeta en residencia en la Universidad de Puerto Rico. Mantuvo esta posición durante la última década de su vida.

Se casó con su novia de la escuela, Natividad Suliveres, en enero de 1918. El matrimonio se mudó de Guayama a Fajardo. El 14 de noviembre de 1918 nació su primer hijo, Edgardo. La doctora Margot Arce en su antología de los poemas de Palés (Volumen I [1984]) incluye los poemas que escribió para su esposa y para su hijo: "Versos para Natividad y Cuaderno del Bebé".

Natividad falleció en 1919 de tuberculosis. Después de la muerte de su esposa, Palés se trasladó a San Juan y trabajó como canciller en el Consulado de Santo Domingo con el cónsul Sócrates Nolasco. Luego trabajó para el Departamento de Salud y allí conoció a María de Lourdes Valdés Tous, de quien se enamoró locamente y para quien escribió "Versos para María".

Palés amaba la actuación teatral y una de sus mejores actuaciones fue como 'Manolo el Leñero', el protagonista de la obra de Luis Lloréns Torres, El Grito de Lares, en 1929.

También participaba en la política y fue un gran orador, cuyos discursos, casi siempre improvisados, eran calificados en la prensa como brillantes piezas de oratoria. Durante la campaña política de 1929, viajó por toda la Isla promoviendo la independencia de Puerto Rico.
Sobre su producción literaria se puede decir que la primera edición de Tuntún de pasa y grifería se publicó en San Juan en 1937 por la editorial Biblioteca de Autores Puertorriqueños de Manuel García Cabrera. Con este libro obtuvo el primer premio de literatura del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Su novela inconclusa Litoral fue publicada en el semanario de la Universidad de Puerto Rico y, con anterioridad, en el periódico del gobierno El Diario de Puerto Rico. Continuó escribiendo poemas, y en 1954, Federico de Onís publicó la primera antología de Palés, que comprende los poemas escritos entre 1915 y 1956.

Tras sufrir un infarto, en 1950 viajó por primera vez a Nueva York. El rector de la Universidad de Puerto Rico en esa época era el licenciado Jaime Benítez, quien lo convenció para que hiciera ese viaje que tenía un propósito cultural. Recibió innumerables diplomas y certificados de cada una de las diversas instituciones culturales y de las universidades que visitó. El Instituto Hispánico de la Universidad de Columbia le ofreció uno de los homenajes más emotivos e importantes. Palés ofreció conferencias, lecturas y coloquios literarios durante su estadía en Nueva York, que duró desde el 7 de agosto hasta el 2 de noviembre de 1950.

Ocho años más tarde recibió uno de los golpes más fuertes de su vida, a las muertes de su primera esposa y su hijo Edgardo, se unió la de su primera nieta, Verónica Méndez Palés, el 7 de febrero de 1958. Desde el nacimiento de esta niña, Palés le consagró toda su atención y pasión de abuelo primerizo. Decía a todos sus amigos, y esto lo relata la poetisa Nimia Vicéns, que había descubierto algo muy singular, que "era mucho mejor abuelo que poeta". También añadió que el ser a quien amaba más en el mundo era a su frágil y rubia nietecita. Verónica había nacido con fibrosis quística del pulmón, enfermedad congénita e incurable. Después de la muerte de Verónica, Luis Muñoz Marín y Antonio Colorado, sus amigos de toda la vida, casi "secuestraron" a Palés y se lo llevaron en un yate durante una semana en un viaje por diversas islas del Caribe, las islas que Palés había descrito magistralmente en sus poemas del Tuntún pero que no había visitado nunca.

En la madrugada del 23 de febrero de 1959 enfermó gravemente en su hogar de Santurce. Trasladado a la Clínica Mimiya, murió asistido por los médicos y por su amigo, el sacerdote español Monseñor Juan Díaz Mesón. Antes de morir estuvo plenamente consciente y sus últimas palabras fueron: "Es mejor que me muera porque así voy a ver a Verónica nuevamente".

Pensé en ella y en ti...

La madrugada usó el color violeta
en su rico vestir;
cuando abrí mi ventana de poeta
toda la claridad se echó a reír...

Cuando miré al jardín de mi alma pobre
sonó un trino evangélico y sonoro;
había cambiado su dolor de cobre
por alegría de oro.

El cielo estaba azul, y la mañana
tan dulcemente pura estaba allí
¡que por afinidad de ambas purezas
pensé en ella y en ti!

Canciones De La Vida Media

Ahora vamos de nuevo a cantar alma mía;
a cantar sin palabras.
Desnúdate de imágenes y poda extensamente
tus viñas de hojarasca.

No adulteres el mosto que hierve en tus lagares
con esencias extrañas,
y así, te dará un vino sencillo pero puro,
porque es vino de casa.

Anda el viejo camino para que se te vea
la intención noble y clara,
y huye de las retóricas travesuras ingenuas
que inquietaron tu infancia.

Ya eres vieja, alma mía. Árbol que entra en la zona
de la vida mediada.
Como fruta madura te cuelga el sentimiento
de la rama más alta.

Rama de bella fronda que perfumó al canto,
ahora se ve pelada...
Para cuajar el fruto tuvieron que caerse
las hojas de la rama.

Así estás, alma mía, en tu grave hora nueva,
toda desnuda y blanca,
erguida hacia el silencio milenario y profundo
de la estrella lejana.

Autor

  • Sánchez