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HistoriaPolíticaBiografía

Padilla, María de (ca. 1330-1361).

Amante del rey Pedro I de Castilla nacida en lugar y fechas desconocidos, y muerta en Sevilla en el mes de julio de 1361.

Síntesis biográfica

Hija de Juan García de Padilla y doña María Gómez de Hinestrosa, desde finales de 1351 hasta la fecha de su muerte fue la amante de Pedro I el Cruel, con el que tuvo tres hijos. Su relación con el rey tuvo notables repercusiones políticas para éste, ya que la preponderancia que alcanzó su familia, molestó profundamente a la nobleza. Además la falta de herederos legítimos del monarca propició, que un año después de la muerte de María, éste la reconociera como su legitima esposa.

Vida de doña María de Padilla

María de Padilla debido a su condición de hija legítima, debió nacer con fecha posterior a 1325 ya que fue el año en que sus padres contrajeron matrimonio. También se desconoce el lugar donde nació, ya que a pesar de que frecuentemente algunos historiadores han mantenido que nació en Sevilla, apoyándose en que una rama de la familia Padilla era natural de esta ciudad; lo más probable es que ésta naciera en Castilla-León debido a que las principales posesiones que tenía su padre se encontraban en los alrededores de Astudillo (Palencia). María se educó en una familia muy unida, en la cual convivían en perfecta armonía los hijos legítimos y los bastardos, como afirma Sitges en su obra Las mujeres del rey don Pedro I de Castilla. Así tras iniciar su relación con el rey castellano, intentó que sus familiares recibieran el apoyo de éste y obtuvieran notables privilegios, lo cual fue causa del descontento de algunos nobles y uno de los motivos por los que se luchó en la Guerra Civil Castellana.

Ha sido muy discutido el momento en que Pedro I y María de Padilla se conocieron. Generalmente se acepta la versión dada por el cronista Pedro López de Ayala, por la cual se afirma que el rey la conoció cuando fue a Gijón con motivo de la sublevación de su hermanastro, Enrique de Trastámara. Así según Ayala, María permanecía bajo la custodia de Juan Alfonso de Alburquerque, puesto que era una de las damas de su esposa, Isabel de Meneses, la cual se había ocupado de su educación tras la muerte de su padre, a principios de 1351. De este modo el tío materno de María, Juan Fernández de Henestrosa, decidió llevarla a Sahagún por consejo del propio Alburquerque. Ayala también afirma que fue éste el que facilitó los amores de Pedro con María, ya que pretendía asegurarse la influencia que tenía sobre el monarca. Posteriormente, esta actuación fue contraria para los intereses políticos de Alburquerque, ya que tras iniciar un viaje a Portugal, la situación fue aprovechada por los familiares de María para hacerse con el favor real y relegar así al antiguo consejero a un segundo plano. Otros historiadores han afirmado que Pedro I conoció a su amante en León, en el palacio de Diego Fernández de Quiñones; y Pablo Espinosa de los Monteros, en Historia, Antigüedades y Grandezas de la ciudad de Sevilla, de 1627, afirma que según una antigua tradición, ambos se conocieron en la mencionada ciudad cuando el rey venía de caza. A pesar de las distintas hipótesis parece claro que a finales del año 1351 María se encontraba en compañía del rey y en el mes de junio de 1352 recibió de éste el señorío de Huelva, por lo que María Díaz, como firmaba con anterioridad, pasó a firmar como doña María de Padilla.

El 23 de marzo de 1353 nació, en Córdoba, doña Beatriz, hija primogénita de María de Padilla y Pedro I. Era un momento muy delicado, puesto que Blanca de Borbón se encontraba en Valladolid, esperando la llegada de su futuro esposo. Así parece que tras la intervención de Alburquerque, el rey quedó convencido de que debía casarse con la citada doña Blanca y María se resignó a ser la amante del monarca, posición nada desdeñable si tenemos en cuenta el destacado papel que tuvo Leonor de Guzmán en el reinado de Alfonso XI. María permaneció en el Castillo de Montalbán, custodiada por hombres de confianza del rey, mientras éste tomaba como esposa a Blanca de Borbón y tras el regreso de Pedro I fueron contadas las ocasiones en las que se separó de él. De Montalbán ambos se dirigieron a Toledo, donde estuvieron hasta octubre de ese año momento en el cual María fue conducida a Olmedo. En julio de 1354 ésta se encontraba en Castrojériz, donde tuvo a su segunda hija, doña Constanza y el 6 de septiembre de ese mismo año se encontraba en compañía del rey en Tordesillas. Poco tiempo después, en el mes de noviembre, los numerosos conflictos a los que tenía que hacer frente Pedro I, hicieron a éste temer por su seguridad y por la de sus hijas, por lo que fueron llevadas al castillo de Ureña, donde el monarca acudió a su encuentro tras los acontecimientos de Tejadillo.

Las relaciones de María con Pedro I no fueron fáciles, ya que fueron frecuentes los devaneos del monarca con otras damas de la Corte, aunque doña María parece que mantuvo en todo momento un puesto de honor en el corazón del rey. Las relaciones de su amante con Juana de Castro fueron un duro golpe para ella, ya que parece que expresó la intención de recluirse en un convento puesto que la nueva favorita podía relegarla a un segundo plano. Así las gestiones para la fundación del convento de Santa Clara de Astudillo, las inició a finales de 1353, momento en el cual Pedro I inició las negociaciones matrimoniales con la mencionada Juana de Castro. El papa, Inocencio VI, pensaba que esta decisión venía motivada porque el monarca finalmente había decidido volver con su legítima esposa, Blanca de Borbón, y acepto el patrocinio de doña María concediéndola notables privilegios en este sentido, en la bula expedida con fecha de 5 de abril de 1354. Pero tras el abandono de doña Juana, Pedro I retomó su relación con María, la cual le acompañó en sus numerosas campañas, aunque visitaba con frecuencia el convento que había fundado.

Tras el estallido de la Guerra Civil doña María intentó controlar los arranques incontrolables de ira del rey, así Ayala señala en su crónica que ésta en numerosas ocasiones intercedió ante el monarca para salvar la vida de importantes nobles caídos en desgracia, e incluso llegó a avisar a algunos caballeros para que huyeran antes de ser asesinados. Pero no sólo se ha visto bondad en las actuaciones de doña María, ya que muchos historiadores la señalan como la principal instigadora de la muerte de doña Blanca de Borbón, como afirma Sitges en su mencionada obra y además gracias a sus relaciones con el monarca, su familia obtuvo notables privilegios, siendo sus hermanos destacados personajes al servicio del rey.

En los últimos años de su vida, la relación de don Pedro I con Aldonza Coronel, iniciada a finales de 1358, causó notables problemas a María, pero finalmente el rey decidió volver con su antigua amante, ya que a mediados de 1359 nació el infante don Alfonso. María de Padilla murió en el mes de julio de 1361, según afirma Ayala "en este año morio en Seuilla de su dolençia doña María de Padilla. E fizo el rey fazer alli e en todos sus regnos grandes llantos por ella e grandes cumplimientos". Es imposible determinar la enfermedad que la condujo a la muerte; parece que fue sincero el dolor del monarca que había perdido a su más fiel compañera.

María de Padilla fue enterrada en el monasterio de Santa Clara de Astudillo, según era su voluntad, pero en 1362, sus restos fueron trasladados al Panteón Real de la catedral de Sevilla, por deseo del rey, el cual ese mismo año tras convocar Cortes en Sevilla, expresó que doña María había sido su única esposa legítima, ya que había contraído matrimonio con ella antes que con Blanca de Borbón. De este modo el rey, le otorgó honores de reina a título póstumo. Pretendía con ello legitimar a los hijos que ambos habían tenido, para solucionar su propia sucesión. Algunos autores han intentado demostrar que no se trató de una maniobra política del rey, sino que realmente éstos habían contraído matrimonio, lo cual podría explicar las reticencias que tenía Pedro I para casarse con Blanca de Borbón, pero el posterior matrimonio con Juana de Castro hace muy dudosa la veracidad de este supuesto matrimonio.

Bibliografía

  • GARCÍA TORAÑO, P. El rey don Pedro el Cruel y su mundo. Madrid, Marcial Pons, 1996.

  • LÓPEZ DE AYALA, P. Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique, su hermano, hijos del rey don Alfonso onceno. Buenos Aires, Ediciones Críticas, 1994.

  • MARTÍN, J. L. La España medieval. Manual de Historia de España. Madrid, Historia 16, 1993.

  • SITGES, J. B. Las mujeres del rey don Pedro I de Castilla. Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, Impresor, 1919.

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  • 0205 CGS