Ovalles, Caupolicán (1936-VVVV).
Poeta y narrador venezolano, nacido en Guarenas (en el distrito de Plaza, estado de Miranda) en 1936. Autor de una brillante, sorprendente y cáustica producción poética que le convierte en uno de los fundadores de la poesía nihilista y apocalíptica en las Letras venezolanas contemporáneas, perteneció a dos de los grupos poéticos más relevantes de los años sesenta ("Sardio" y "El Techo de la Ballena") y logró, con su novedoso y corrosivo quehacer poético, introducir en la poesía de su nación una considerable dosis de humor negro muy similar a la vertida en sus Antipoemas por el gran vate chileno Nicanor Parra.
En efecto, con frecuencia es el genial poeta de Chile el referente obligado a la hora de definir la singular producción lírica de Caupolicán Ovalles, lo que no impide reconocer en la obra del escritor de Guarenas otros rasgos muy acusados que lo identifican también con el nicaragüense Ernesto Cardenal, el salvadoreño Roque Dalton y, dentro ya de la literatura de su nación, con otros cultivadores de esa vena humorística, absurda y nihilista que recurre casi siempre al prosaísmo para lanzar un estridente grito de denuncia política, social y cultural, como Víctor Valera Mora, Gustavo Pereira y William Osuna. Se trata, en suma, de una poesía definida en algunos manuales como "apocalíptica" debido a su furor iconoclasta y a su firme decisión de arremeter con virulencia contra todos los valores vigentes, tanto morales como sociales; una corriente literaria desatada en Hispanoamérica en la segunda mitad del siglo XX, y consciente de que, en su afán rupturista y transgresor, debía acabar de forma violenta y radical con todo lo establecido -de ahí lo de "apocalíptica"-, empezando por las mismas claves métricas, léxicas y sintácticas que, al socaire de una tradición secular apenas conmovida por la Vanguardia, continuaban presentes en el quehacer de casi todos los poetas que se expresaban en lengua castellana. De ahí que la original y poderosa fuerza creativa de Caupolicán Ovalles se sirva -entre otros muchos procedimientos- de algunos de los más subversivos recursos acuñados por el Surrealismo y el movimiento Dadá, con el fin de desarbolar la armazón sintáctica del poema y descoyuntar su significado lógico, pero sin llegar a una experimentación formal tan extrema que impida vislumbrar, al primer golpe de vista, la intención primordial de sus versos: la subversión política, la transgresión literaria, la rebeldía social...; en definitiva -como se viene apuntando desde el comienzo de estas líneas-, la ruptura total con el orden y los valores establecidos. Para ello es necesario también recurrir a un lenguaje llano y directo (el habla de la calle) que, en su uso cotidiano, muestra toda la gama de posibilidades que caben en su registro: la dureza, la ordinariez, la impertinencia y, desde luego, la caída en lo vulgar y soez; pero todo ello gobernado por una ácida ironía y un humor corrosivo que, en cierta medida, rebajan -al menos, en su dureza expresiva- el dramatismo con que el autor apela a aquellos que siguen ostentando la representación de los valores eternos que pretende transgredir.
Lógicamente, Caupolicán Ovalles no estaba solo en tan apasionado como arriesgado proyecto. Ya los creadores e intelectuales congregados en el grupo "El Techo de la Ballena" (entre los que conviene recordar, junto a Ovalles, a los poetas Juan Calzadilla y Francisco Pérez Perdomo, sin olvidar otros nombres de no menos relieve en los años sesenta, como los de Luis García Morales y José Lira Sosa, ni a otros autores pertenecientes a colectivos afines, como Juan Salazar Meneses, Rafael José Muñoz y Jesús Sanoja Hernández, los tres del grupo "Cantaclaro") habían puesto en marcha un vehemente espíritu de renovación de las Letras venezolanas que, como punto de partida, exigía la creación de una corriente vanguardista que, por un lado, no excluyera el firme compromiso político con las causas más progresistas y, por otra parte, quebrara bruscamente las anquilosadas urdimbres que sostenían la caduca arquitectura de todas las artes (no se olvide que en "El Techo de la Ballena", junto a los citados poetas, se agrupaban también narradores y artistas plásticos). Era, en suma, un proyecto de amplias resonancias políticas y filosóficas que, en su esfuerzo por renovar de forma drástica los valores culturales del país, no hacía sino ponerse al servicio de otro proyecto mucho más ambicioso que comenzaba a extenderse por toda Hispanoamérica: la insurgencia revolucionaria, concebida con el propósito y la ilusión de abolir todas las estructuras reaccionarias en el subcontinente americano. De ahí que la poesía de Caupolicán Ovalles, como la de Parra, Cardenal o Dalton citados el comienzo de este artículo, guarde una estrecha relación con la vida cotidiana y los acontecimientos políticos que marcaron el devenir de los pueblos americanos durante las décadas de los años sesenta y setenta.
Ello quedó bien patente ya desde la aparición del primer volumen poético del autor de Guarenas, presentado bajo el significativo título de ¿Duerme usted, señor presidente? (Caracas: Ediciones del Techo de la ballena, 1962) y abiertamente dirigida contra el máximo mandatario de la República, el líder de Acción Democrática Rómulo Betancourt. Se trata de un largo -y, en ocasiones, demasiado imperfecto poema- que, desde la rudeza de sus planteamientos formales, arremete con inusitada virulencia contra el presidente, sus colaboradores y, en general, contra ese sistema presidencialista en el que se han enquistado la hipocresía y la corrupción. Sin pelos en la lengua, Caupolicán Ovalles entreveraba la transgresión literaria con la transgresión política, y, al tiempo que dejaba impresas las principales señas de identidad de su quehacer poético, llegaba incluso a hacer objeto al presidente de la República de su demoledora saña ridiculizante, lo que le costó ser condenado a un breve período de exilio.
Consciente de la repercusión que había obtenido su primera andanada subversiva (que venía a enmarcarse en el clima creado por otras iniciativas rupturistas de los integrantes de "El Techo de la Ballena", como la de montar la exposición titulada "Homenaje a la necrofilia" en un garaje donde colgaban, junto a pinturas sacrílegas, restos de animales muertos), Caupolicán Ovalles dio a la imprenta su segunda entrega poética, En uso de razón (Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1963), a la que luego se sumaron -todavía dentro de la década de los sesenta- otros títulos tan notables como Argimiro (Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1965) y Elegía en rojo a la muerte de Guatimocín, mi padre, alias El Globo (Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1969).
De comienzos de los años setenta data la primera recopilación antológica de su obra poética, publicada bajo el bellísimo y desasosegante título de Copa de huesos (Caracas: Ediciones La Gran Papelería del Mundo, 1972), sin duda alguna una de las colecciones de versos más destacadas de las Letras hispanoamericanas de la segunda mitad del siglo XX. Después dio a la imprenta otros poemarios como Sexto sentido o Diario de Praga (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1973) y Canción anónima (Caracas: La Gran Papelería del Mundo, 1980), en los que, junto a las concomitancias con la obra de Nicanor Parra que estaban presentes ya en sus primeros cancioneros, se aprecian también algunos rasgos temáticos y estilísticos que aproximan la poesía de Caupolicán Ovalles a la de algunos de los autores estadounidenses de la denominada Beat Generation. Ya por aquel entonces, el escritor de Guarenas estaba reconocido como uno de los poetas mayores venezolanos del siglo XX, y había sido galardonado con algunos honores y distinciones que así lo atestiguan (como el Premio Nacional de Literatura, que recogió en 1973 tras la publicación de Copa de huesos).
Caupolicán Ovalles también cultivó la prosa de ficción, aunque con menos éxito que el alcanzado por sus brillantes incursiones poéticas (o, si se prefiere, "antipoéticas"). Conviene recordar, empero, antes de clausurar esta breve reseña biobibliográfica, su espléndida novela titulada Yo, Bolívar Rey (Caracas: Contexto Audiovisual III, 1986).
Bibliografía
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LEÓN, Héctor: "Ovalles, Caupolicán", en MEDINA, José Ramón [dir. literario]: Diccionario Enciclopédico de las Letras de América latina (DELAL), vol. III, Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1995, pp. 3543-3544.
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VARGAS, Vilma: El devenir de la palabra poética, Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1980, pp. 71-72 y 77-79.
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VERA, Elena: Flor y canto. 25 años de poesía venezolana (1958-1983), Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1985, pp. 60-63.
J. R. Fernández de Cano.