Ortiz Quiñónez, Adalberto (1914-VVVV).
Escritor ecuatoriano nacido en Esmeraldas el 9 de febrero de 1914. Es el gran cantor ecuatoriano de los negros, a los que exalta y defiende en su poesía. Normalista egresado de la Escuela Juan Montalvo de Quito, ejerció como maestro en su tierra natal y en la Correccional de Menores de Guayaquil. Más tarde desempeñó los cargos de Director Provincial de Educación de Esmeraldas, Director de la Sección de Humanidades del Ministerio de Educación y Director Nacional de Turismo.
Su primer libro de poesía negra lo escribió entre 1938 y 1939; se tituló Tierra, son y tambor, y sólo vería la luz en 1945. Fue el resultado de un reto que se propuso después de leer el libro Mapa de la poesía negra americana, del cubano Emilio Ballagas. Luego siguieron obras como Juyungo (1940) -historia de un negro cauchero y arrancador de tagua-, primer premio en el Concurso Nacional de Novela Ecuatoriana. Impresa por vez primera en Buenos Aires, esta obra fue luego traducida al francés, mereciendo su autor un puesto de honor en la narrativa americana de mediados del siglo XX. Otras de sus obras son: Camino y puerto de la angustia (1945) -poemas románticos-; La mala espalda (1952, relatos), El vigilante insepulto (1954, poemas). Estas tres obras aparecieron luego publicadas en un solo volumen con el título de El animal herido (1961). Con la novela El espejo y la ventana ganó en 1963 el premio de la Unión de Periodistas de Quito, y después publicó La Entundada (1971, colección de cuentos), El retrato de la otra (1975, drama para teatro), y La envoltura del Sueño (Mención Honorífica en el Concurso promovido por la Editorial Navarro de México). La niebla encendida es uno de sus últimos poemarios.
Ha desempeñado también algunos cargos en la diplomacia, como Canciller del Consulado en México, Consejero Cultural de la Embajada del Ecuador en París, embajador en Panamá y embajador en República Dominicana. Ha sido llamado a dictar conferencias a universidades francesas (Nanterre y París) y a la de Harvard en Estados Unidos. Conservador, pero abierto, ha tenido el honor de ver muchas de sus obras traducidas a otros idiomas, y sus poemas se ven con frecuencia incluidos en antologías de habla hispana. En la década de 1950 se dedicó a la pintura, y llegó a realizar algunas exitosas exposiciones en Quito y Guayaquil.
