Ortiz de Zárate, Manuel (1887-1946).
Pintor chileno, nacido en Como (Italia) el 9 de octubre de 1887 y fallecido en Los Ángeles (Estados Unidos) el 28 de octubre de 1946, integrante del Grupo artístico Montparnasse, desarrolló la mayor parte de su carrera en Europa y fue, junto a su hermano Julio Ortiz de Zárate, uno de los miembros destacados de la vanguardia pictórica chilena durante el primer tercio de siglo XX.
Hijo del compositor Eleodoro Ortiz de Zárate, Manuel permaneció en tierras italianas durante sus primeros cuatro años de vida, y una vez en Chile, inició su formación artística con uno de los mejores pintores del país, Pedro Lira. Posteriormente estudió un breve tiempo en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, pero con sólo dieciocho años se embarcó rumbo hacia Europa; después de muchas vicisitudes, se estableció en Roma, donde ganó una plaza para estudiar en la Academia de Bellas Artes y se ganó la vida como retratista. En 1923 se encontraba en Chile cuando junto a su hermano Luis, Henriette Petit, Luis Vargas Rosasy José Perotti, entre otros, participó en el acto de fundación del Grupo Montparnasse, dando vida así al primer movimiento que renovó la pintura chilena en sintonía con las nuevas tendencias artísticas del siglo XX. En los años veinte fijó su residencia en París: en la capital francesa, el centro mundial del arte en la época, su pintura acabó sumergiéndose en el lenguaje de las vanguardias, fruto de la influencia que ejercieron sobre él el círculo de artistas e intelectuales que integraban la Escuela de París, como Picasso, Derain, Juan Gris, Braque, Apollinaire, Matisse o Modigliani, este último llegó a ser amigo íntimo de Ortiz de Zárate; además participó en los concursos y exposiciones organizados por los diversos salones, en los que obtuvo varias medallas. Aunque realizó frecuentes viajes a Chile, no abandonó París hasta el mismo año de su muerte.
Manuel Ortiz de Zárate desarrolló una obra en la que tuvieron cabida casi todos los temas habituales en la pintura moderna: paisajes urbanos, naturalezas muertas, bodegones, retratos o desnudos, pero fue sobre todo en la representación de las naturalezas muertas donde su pintura alcanzó las mayores cotas de calidad, de hecho, su mejor cuadro tomó el título de Naturaleza muerta. Al igual que su hermano Julio, Manuel sintió fascinación por el lenguaje plástico de Paul Cézanne, por el magistral tratamiento de las formas y los volúmenes que anuncia el cubismo; no en vano, los primeros años de la trayectoria parisina del artista chileno coincidieron con la plena eclosión de este lenguaje pictórico y de sus mejores representantes: Picasso, Braque y Gris. Sin embargo, el cubismo no fue la única fuente de la que se nutrió su pintura, ya que también se aprecia la influencia del fauvismo de Matisse y Derain en la intensidad del color e incluso una de sus obras está elaborada mediante la técnica del puntillismo. Además de las ya citadas, cabe señalar entre sus obras Naturaleza muerta con guitarra, Notre Dame de París y Retrato de Chela Aranís.