Orovio Echagüe, Manuel (1817-1883).
Político y abogado español, nacido en Alfaro (La Rioja) en 1817 y muerto en Madrid el 18 de mayo de 1883. Militó en el partido moderado. Los sectores conservadores de su época le consideraban uno de los políticos más honrados e íntegros. Sus labores políticas fueron retribuidas con el marquesado de Orovio y el cargo de senador vitalicio.
Estudio derecho en la Universidad de Zaragoza. Terminados sus estudios regresó a su tierra y participó en la vida política local como alcalde de su localidad natal. En 1846 fue elegido diputado provincial. En 1850 saltó a la política nacional cuanto obtuvo su primera acta de diputado en el Congreso de Diputados. En 1858 fue nombrado gobernador de Madrid. A comienzos de 1865 sustituyó al frente del ministerio de Fomento a Antonio Alcalá Galiano en el gobierno presidido por Narváez. Abandonó el ministerio el 21 de junio de 1865, cuando O'Donnell fue encargado de formar gobierno. Nuevamente ocupó la cartera de Fomento del 10 de julio de 1866 al 23 de abril de 1868, en un nuevo gobierno presidido por Narváez. Desde su supuesto se enfrentó a los profesores universitarios de corte progresista.
En 1866 fue nombrado senador vitalicio y dos años más tarde la reina Isabel II le concedió el título de marqués de Orovio. González Bravo le nombró ministro de Hacienda, cargo que desempeñó entre el 24 de abril de 1868 y el 8 de octubre del mismo año. Se alejó de la primera línea de la actividad política en 1868, tras la Gloriosa, y permaneció alejado de ella hasta 1874, coincidiendo con la caída de la Primera República. Volvió a la vida política con la Restauración. Ocupó la cartera de Fomento desde diciembre de 1874 hasta el 12 de septiembre de 1875 en el primer gobierno presidido por Cánovas del Castillo. Este período en el ministerio estuvo nuevamente caracterizado por su enfrentamiento con los profesores universitarios.
Sus enfrentamientos con los intelectuales
Por aquel entonces la Dirección General de Instrucción Pública dependía del ministerio de Fomento. Orovio era partidario de las fuerzas intelectuales inmovilistas y conservadoras y contrario a cualquier idea o movimiento de corte liberal, progresista o reformador. Poco después de tomar posesión de su cargo emitió un Real Decreto el 26 de febrero de 1875, por el cual restableció las disposiciones de la Ley de 1857 referentes a los libros de textos y programas educativos. Como consecuencia los profesores universitarios y de los institutos se vieron obligados a presentar ante el gobierno el programa de sus asignaturas para ser aprobados. Junto al Real Decreto, Orovio redactó una circular que envió a todos los rectores, en la que los responsabilizaba de la enseñanza impartida por los profesores en sus centros, y les ordenaba que evitaran que se enseñara, "nada contrario al dogma católico ni a la sana moral, ni se impartieran enseñanzas que atacaran directa o indirectamente a la monarquía constitucional ni al régimen político establecido por unanimidad". Orovio destituyó de sus cátedras por actuar en contra del Real Decreto a los catedráticos Salmerón, Castelar y Azcárate.
Accidentalmente ocupó la carteras de Ultramar y Gracia y Justicia en ausencia de sus titulares. También llegó en alguna ocasión a presidir el Consejo de Ministros. Tras abandonar el ministerio de Fomento pasó a ocupar una de las presidencias del Consejo de Estado. Volvió al gobierno nuevamente el 11 de julio de 1877 en un nuevo gobierno de Canovas del Castillo, esta vez como ministro de Hacienda, sustituyendo a García Barzanallana. Estuvo al frente de este ministerio hasta el 19 de marzo de 1880, conservándolo incluso cuando Martínez Campos sustituyó a Cánovas al frente del gobierno el 7 de marzo de 1879.
Su labor al frente del ministerio de Hacienda
Realizó una brillante labor como ministro de Hacienda. Orovio puso al día el pago de los haberes a las clases dependiente del Tesoro, terminó con el sistema de préstamos que ciertos particulares hacían al estado, dotó al Tesoro de una mejor dotación de recursos permanentes, mejoró el sistema de recaudación, estableció un férreo control sobre la conversión de los Bonos del Estado, consiguió que los cupones fueran pagados con puntualidad y logró que los presupuestos presentaran deficit de muy escasa cuantía. En los últimos años de su vida fue nuevamente nombrado senador vitalicio, cargo que había perdido con el advenimiento de la Primera República. Fue sustituido en el ministerio de Hacienda por Fernando Cos-Gayón. Orovio fue caballero de las órdenes de: Carlos III, Isabel la Católica, pontificia de Pío IX y de la Legión de Honor.
Bibliografía
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JLGC