Orfila, Mateo José Buenaventura (1787-1853).
Médico y químico español, nacido en Mahón (islas Baleares) el 12 de agosto de 1787 y muerto en París el 12 de mayo de 1853.
Vida
Fue hijo de un comerciante propietario de una pequeña flota de barcos mercantes. Su familia le dedicó a la marina, pero dominado por una gran afición a las ciencias médicas, abandonó la carrera naval, y se fue a Valencia, donde empezó sus estudios de medicina.
Su educación estuvo desde los primeros años en manos de buenos profesores, destacando entre ellos el inglés de origen alemán Carlos Ernest Cook, hombre de sólida formación científica y con avanzadas ideas pedagógicas aprendidas, seguramente, en la escuela suiza de Pestalozzi. La influencia de Cook la reconocería años más tarde Orfila diciendo: " Me enseñó matemáticas elementales, una física que, dentro de las posibilidades, era experimental, la lógica y algo de historia natural. Pero lo esencial es que supo despertar en mí y en mis compañeros la afición al estudio." La formación de Orfila se completó, en estos primeros años, con un intensivo estudio de idiomas, llegando a dominar el francés, el inglés, el alemán y el latín, amén del castellano y catalán.
Tras abandonar su primitiva idea de ser marino marchó, a los 17 años, a Valencia con el fin de estudiar medicina. El ambiente científico de Valencia decepcionó por completo al joven Orfila, que había empezado a leer con avidez los trabajos de Antoine-Laurent Lavoisier, Claude Louis Berthollet y Antoine François de Fourcroy. En busca de mejor ambiente llegó al año siguiente a Barcelona, donde trabó relación con el grupo de químicos que trabajaba en aquella ciudad y muy especialmente con Francisco Carbonell y Bravo. La Junta de Comercio de Barcelona concedió a Orfila una beca para ampliar sus conocimientos de química durante dos años en Madrid al lado de Luis José Proust, y dos años más en Francia. Cuando llegó a la capital de España, Proust se había ya marchado, por lo que se dirigió rápidamente a París, llegando a la capital francesa en el verano de 1806. Allí permanecería el resto de su vida y aquél sería el ambiente donde desarrollaría su actividad científica y docente.
La guerra de la independencia le dejó sin pensión, así que, para asegurarse el porvenir económico, tuvo que entrar en los Laboratorios Vauquelin y dar clases de Química, Botánica, Anatomía y Medicina legal. Se doctoró en medicina en 1811 con una tesis titulada Nouvelles recherches sur les urines des ictèriques. Ese mismo año se nacionalizó francés y se dedicó intensamente a la investigación de la toxicología y las sustancias venenosas, mientras continuaba dando clases particulares, para poder vivir. Durante este tiempo publicó Découvert du pricomel dans les calculs biliaires de l'homme (París, 1812) y Traité des poisons tirés des trois regnes ou toxicologie génèrale (id., 1814-1815), libro que fue traducido a muchos idiomas y que tuvo varias ediciones a lo largo del siglo (el doctor Mariano de Larra lo tradujo al español en Madrid, 1819, y de nuevo Pedro Calvo Asensio en id. 1847). Tras rechazar, en 1815, una oferta para enseñar química en Madrid, fue nombrado médico de cámara de Luis XVIII en 1816; poco después dio a la imprenta una nueva obra, Eléments de chimie médicale (París, 1817), traducida por él mismo al español y publicada en Madrid en 1818.
En 1819 ganó la cátedra de medicina legal de la Facultad de París, con Leçons faisant partie du Cours de médicine légale (París, 1821), traducido al español por Santiago Grimaud de Velaunde (Madrid, 1825), y luego por Enrique Ataide (id., 1847-1849). En colaboración con Octave Lesueur publicó Traité des exhumations juridiques (París, 1831), y con Lehieu Análisis de algunas aguas minerales de las islas Canarias (Gran Canaria, 1844). Se le debe también Lettre sur l'état de l'instruction publique en Espagne, et notamment les sciences medicales (París, 1846). En 1823 pasó a ocupar la cátedra de química y en 1831 fue nombrado decano de su facultad, cargo en el que permaneció hasta la revolución de 1848 le destituyó del decanato y al dolor que esto le produjo, se atribuye la causa de su muerte -ya reintegrado a su cátedra de química-, acaecida en 1853. Se dice que Orfila escribió sus memorias en 1848, las cuales han permanecido inéditas, y sólo Miguel S. Oliverlas dio a conocer en 1913.
Aunque de ideología eminentemente conservadora, la gestión como decano de Orfila fue muy eficaz y pudo conseguir el establecimiento de una clínica obstétrica, la erección del museo anatomopatológico de Dupuytren, la reconstrucción de los pabellones de disección, la fundación del jardín botánico del Luxemburgo y la creación del museo anatómico que llevó su nombre. Fruto de su labor fueron también las importantes mejoras realizadas en los gabinetes de materia médica, física y química.
Orfila llegó a ocupar los más altos cargos dentro de la medicina francesa. Vivió dentro de los ambientes más aristocráticos y su nombre fue famoso debido fundamentalmente a sus decisivas intervenciones en juicios criminales, entre los cuales, sin duda, el más sonado el de madame Lafarge. La labor propiamente científica de Orfila se desarrolló en tres campos: la química, la medicina legal y la toxicología. Aunque de los dos primeros fue un cultivador digno, supo mantenerse bien informado, ser un buen maestro e incluso realizar alguna contribución original, donde el genio de Orfila lució más fue en el de toxicología, pudiéndose afirmar sin temor que con él nace una nueva era en esta ciencia.
Su formación de médico educado dentro de la más estricta mentalidad anatomoclínica y sus grandes conocimientos de la nueva química permitieron a Orfila convertir la toxicología en una ciencia positiva sujeta a un riguroso método científico. Consideró, desde el primer momento, totalmente insatisfactorio el reconocimiento de los venenos en las evacuaciones, donde pueden no existir o hallarse alterados, e intentó objetivarlos en los tejidos. Los análisis de las sustancias de la excreta fueron sustituidos por el examen anatomopatológico y químico de las piezas anatómicas; puso en primer plano la autopsia, pasando la historia clínica a un segundo nivel. Aclaró de manera definitiva que la difusión de los tóxicos se realizaba por vía hemática y no por vía nerviosa, como antes se suponía. Por fin, Orfila formuló el concepto de antitóxico, sustancia que actúa directamente contra el tóxico y no contra la enfermedad. Los antitóxicos actúan fundamentalmente por dos mecanismos: eliminación, como los vomitivos, y neutralización, como la albúmina para el mercurio y el sulfato de sosa para el plomo.
Los resultados de las investigaciones de Orfila fueron publicados por primera vez en 1814-1815 en el Traité des poisons ou toxicoligie générale, libro que alcanzó un notable éxito y que sería pronto traducido al inglés, alemán, castellano e italiano. Tres años más tarde, Orfila publicaría una nueva obra de toxicología, dirigida esta vez a un público más amplio y, por tanto, escrita con un estilo mucho más sencillo, con el título de Secours à donner aux personnes empoisonnées et asphyxiées. El primero de estos libros lo haría famoso dentro del mundo médico; el segundo, en toda la sociedad francesa.
Sus escritos más notables son: Tratado de venenos; Elementos de medicina legal; Exhumaciones jurídicas; Memorias.
Bibliografía
Fuentes
Para conocer los múltiples artículos que publicó Orfila, así como las ediciones y traducciones de sus libros, puede consultarse el siguiente trabajo: Enrique Fajarnes i Tur: Ensayo de una bibliografía de Orfila, Palma, Tip. Hijos de Juan Colomar, 1900.
Las reseñar de las primeras ediciones de algunos de los libros de Orfila son las siguientes:
Nouvelles recherches sur les urines des icteriques, Tesis de París, 1811.
Traité des poisons tirés des règnes minéral, végétal et animal ou toxicologie générale, París, Crochard, 1814-1815.
Eléments de chimie médicale, París, Crochard, 1817.
Secours à donner aux personnes empoisonnées ou asphyxiées, suivis des moyens propres à reconnaître les poisons, et à distinguer la mort réelle de la mort apparente, París, 1818.
Leçons faisant partie du cours de médecine legale, París, Bechet Jeune, 1821.
Traité des exhumations juridiques et considérations sur les changements physiques que les cadavres éprouvent en se pourrissant dans la terre, dans l'eau, dans les fosses d'aisance et dans le fumier, París, Bechet Jeune, 1831 (escrito en colaboración con Octave Lesueur).
Estudios
BOVER, Joaquím María. Biblioteca de autores baleares (Palma:1868), (Facsímil: Barcelona-Sueca, 1976 [2 vols.]).
FAYOL, Amedée. La Vie et l'oeuvre d'Orfila. (París: Albin Michel, 1930).
HERNÁNDEZ MORA, Juan. "Orfila. El hombre, la vocación, la obra" en Revista de Menorca, 49 (1953 [págs. 1-82]).
LÓPEZ PIÑERO, José María, GLÏCK, Thomas F., NAVARRO BROTÓNS, Víctor y PORTELA MARCO, Eugenio. Diccionario Histórico de la Ciencia Moderna en España. (Barcelona: 1983 [2 vols.])
LOREN, Santiago. Mateo José Buenaventura Orfila. Estudio crítico-biográfico de su obra e influencia. (Zaragoza: Institución "Fernando el Católico", C.S.I.C., 1961).
MILLER, Genevieve: "An autograph letter of Orfila" en Bulletin of the History of Medicine, 13 (1943 [págs. 320-327]).
PALAU Y DULCET, Antonio. Manual del librero hispano-americano. (Barcelona: 1948-1977 [2ª ed.]).
SUREDA BLANES, Josep. Orfila i la seva época. (Barcelona: Edicións 62, 1969).
Francesc Bujosa Homar
A. Gil Novales